Estamos, lo comentamos en muchas ocasiones, ante un mundo que para los que tenemos ciertos años va en contra de lo que hemos vivido y de la historia occidental desde hace algunos milenios. No hablo sólo de la secularización de la sociedad, en España únicamente un 33% se declara católico y un 18% practicante (en los datos se considera practicante incluso el que sólo va un domingo al mes a misa), también la familia está desapareciendo, las bodas disminuyeron hasta cifras impensables hace poco tiempo, la reducción de ciertas libertades, no hablemos de otros aspectos de la sociedad que en algunos casos quieren imponer por la fuerza. Es la cultura woke, haz lo que quieras lo anterior es opresión, ninguna ligazón cuando quieras lo dejas. La familia y la religión fuera. Quizás estemos ante un nuevo marxismo que quiere alcanzar a toda la sociedad.
Las encuestas entre los jóvenes invitan al optimismo y quizá, más pronto de lo esperado, ese 18% se incremente con ellos que vuelven a ser practicantes
Ante lo anterior surge una actividad creciente de defensa de la libertad por la que se ha luchado durante siglos, hay artículos, libros que abundan esa defensa. Uno de los últimos es “El sentido del cristianismo” del profesor Rafael Domingo que entre otras escribe: “una sociedad que, defendiendo la más plena libertad personal de los ciudadanos, está abierta a la existencia de un Dios que es amor se edifica sobre un fundamento más profundo que una sociedad agnóstica, atea o que se ha construido un falso Dios mental, como el éxito, la fortuna o los placeres”. Es una llamada a la espiritualización de la sociedad, a la recuperación de la trascendencia frente a un agotado materialismo hedonista e individualista de escaso vuelo, que no puede satisfacer las más nobles aspiraciones humanas, recuperar la libertad total. La Iglesia, y en ella incluyó a todos los practicantes, incluso a los que sólo se declaran creyentes, debe reaccionar y salir a proclamar con sus vidas el mensaje de Jesús de Nazaret, dejar de “ser únicamente cristianos en los actos dentro del templo eclesiástico”. Hay que ser en todo momento un ejemplo, con las “caídas” de humanos que se tienen.
Las encuestas entre los jóvenes invitan al optimismo y quizá, más pronto de lo esperado, ese 18% se incremente con ellos que vuelven a ser practicantes. Según los datos son más de lo que se esperaba y de lo que cualquiera puede pensar por la forma de vida de algunos.
Jacinto Seara | Científico y escritor