Ábalos amenaza con pactar con la Fiscalía y el presidente puede ser procesado por revelación de secretos
La desconfianza es de todos con todos. Ábalos arremete contra Cerdán: “María Jesús Montero elogiaba a Cerdán para joderme a mi”. Cerdán arremete contra Ábalos: “él eligió a sus asesores, eligió a Koldo; yo no tuve nada que ver”. El valenciano aprovecha su locuacidad con OK Diario para meterle un pellizco de monja a Carmen Calvo y al mismo Sánchez; según relata Calvo decía que Sánchez no era feminista sino mujerista… ¿Cohesión?
La respuesta de Sánchez es apartar al equipo directo de Cerdán y aguantar el chaparrón previsible en el comité federal de este sábado. Pero ya hay voces que advierten que es insuficiente. Si los líderes locales del PNV están preocupados por el desgaste de la marca PNV al sostener el sanchismo, imagínese cómo están los líderes socialistas…
Los medios afines ya empiezan a marcar distancia. Ferreras y Angeles Barceló se han convertido en las voces más críticas del sanchismo. Sólo quedan los devaluados Forte e Inchaurrondo. Tampoco hay apoyo en PNV, Bildu, ERC o Junts. Cada día tiemblan más.
‘Yolandísima’ está tan enfadada que no piensa abandonar su despacho, ironiza Almeida. Y Podemos está mucho más empeñado en ‘matar’ a Sumar que es desvincularse de la ‘sanchosfera’.
Mientras, la querella por revelación de secretos sigue su curso. El presidente puede ser procesado por informar a Ábalos de que la UCO investigaba a Koldo, facilitar su defensa y torpedear la investigación. Y por si fuera poco, Ábalos vuelve a plantear la posibilidad de colaborar y pactar con la Fiscalía y cantar la Traviata. No el chascarrillo, sino la ‘chicha’.
La única baza que tiene Sánchez para eludir su responsabilidad es la aprobación de la Ley Bolaños, que la fiscalía asuma la instrucción -¿de quién depende?- y garantizar su impunidad. Nueva ‘autoamnistía’.Esta es la razón de la huelga judicial. Los jueces ya advierten que podrían ir a una huelga indefinida. O el Supremo mueve ficha con cierta urgencia o bien una moción de censura congela el parlamento e impide su tramitación. Si se aprueba, ya no habrá instancia a la que recurrir.