Hacienda tiene los datos clave de los contribuyentes en los servidores de Huawei
Cuánto ganas, si el origen es trabajo, inversiones o rentas, qué empresa te paga, cuánto gastas en salud, si financias a alguna ONG, si pones la X a la Iglesia,… Todo eso está registrado en los archivos de Hacienda almacenados en servidores de Huawei. Y las leyes chinas les obligan a comunicar esa información al régimen.
El negocio no es el almacenamiento sino el acceso a la información masiva. Lo saben todo de España. Todo es todo.
Tienen acceso a las escuchas policiales, a las grabaciones judiciales, a los servicios de Extranjería y a las bases de datos de la Seguridad Social. Llevan años haciendo lobby con las consultoras políticas, principalmente Acento y Llorente y Cuenca.
Y ahora tienen un aliado perfecto: Zapatero y Pedro Sánchez. El entreguismo es total. Y lo mejor: apenas hay reacción. Tan sólo el PP ha exigido una rendición de cuentas este mismo mes de agosto.
El mecanismo era sencillo: eliminar las cláusulas de seguridad. De esta manera, Huawei arrasa en precio. Porque su negocio no es el servicio tecnológico, sino el acceso a la información.
Es -salvando las distancias- algo parecido al negocio del suegro de Sánchez. El negocio no era la prostitcuón, sino el chantaje que podría ejercer con las grabaciones.
¿Y Vox? Vox ha descubierto en Jumilla algo más rentable a corto plazo: azuzar el anti islamismo. Tras el éxito de Torre Pacheco y Jumilla, van a replicar mociones en los ayuntamientos en los que gobiernan con el PP para marcar la diferencia, que parece ser su prioridad.
Y funcionará en términos electorales y mediáticos. El problema es que se pierde la oportunidad de ser firme con lo que de verdad importa: la alta tasa de delincuencia y de desempleo entre la población magrebí, la radicalización de las mezquitas y el desprecio a la dignidad de la mujer.
La identidad cristiana que dicen defender hay que ganarla con la práctica. Si los musulmanes tienen más presencia en las calles es porque son más activos; o nosotros menos. Defender la identidad mediante la prohibición o la limitación de la libertad religiosa es un atajo peligroso.Y además, se quedan fuera de un tema clave en el presente: la alta traición de un gobierno que ha entregado todas las instituciones a una potencia extranjera, la dictadura china.
Luis Losada Pescador | Periodista y economista