La deriva totalitaria de Pedro Sánchez: censura y represión contra la prensa crítica

El Gobierno de Pedro Sánchez ha dado un paso más en su ofensiva contra la libertad de expresión y de prensa en España. En una maniobra propia de regímenes totalitarios, el Ejecutivo socialista, junto a sus socios separatistas y comunistas, ha registrado una propuesta de modificación del Reglamento del Congreso que permitirá vetar a aquellos periodistas que, a su juicio, no publiquen información «veraz». Un eufemismo peligroso que esconde la intención de silenciar a los medios críticos e independientes.

La propuesta, apoyada por Sumar, Podemos, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, faculta a la Mesa del Congreso —controlada por el PSOE y sus aliados— a regular la concesión y renovación de las credenciales de los periodistas. En este contexto, se especifica que la renovación de credenciales dependerá de «la existencia de anteriores vulneraciones de lo dispuesto en este artículo, así como de las directrices y acuerdos de la Mesa». Es decir, si un periodista molesta, informa lo que no gusta al poder o destapa sus vergüenzas, se le podrá expulsar. Un atropello inadmisible a la libertad de prensa y un ataque directo al derecho constitucional de los españoles a recibir información libre y veraz.

La propuesta llega a extremos vergonzosos al obligar a los periodistas a respetar la llamada «cortesía parlamentaria», un concepto tan ambiguo como peligroso que servirá de excusa perfecta para censurar y sancionar a quienes no se arrodillen ante el poder. Como reza el documento: «Nadie podrá, sin la correspondiente credencial, realizar grabaciones gráficas o sonoras dentro de las dependencias de la Cámara. Tampoco se podrán realizar grabaciones de las sesiones de los órganos parlamentarios sin la autorización de la Presidencia del órgano», en manos de la socialista Francina Armengol.

El control absoluto sobre la información está servido. Además, se otorga a cada grupo parlamentario la potestad de nombrar a un «coordinador» de prensa, encargado de «dirigir las instrucciones pertinentes» para «garantizar el orden» en los encuentros con los medios. Una figura más propia de las dictaduras que de una democracia.

Las sanciones previstas son gravísimas: desde suspensiones de hasta diez días por faltas leves, hasta la retirada definitiva de la credencial por faltas consideradas «muy graves». Y lo que consideran muy grave es tan genérico que cabe cualquier abuso: «la inclusión de información falsa», «falta de respeto», «grabar sin autorización», «interrumpir el orden de las sesiones» o cualquier comportamiento que, a criterio de la Mesa, «perjudique gravemente la actividad de la Cámara o el trabajo de otros representantes de los medios de comunicación».

Esto, en cualquier democracia seria, sería calificado como lo que es: un golpe de Estado a la libertad de expresión y de prensa. Porque hoy no te dejan entrar al Congreso, mañana te meterán en la cárcel por informar. Es lo propio de las tiranías. No es casualidad que muchos medios nacionales e internacionales ya comparan a Pedro Sánchez con Nicolás Maduro o Fidel Castro, verdaderos tiranos que utilizaron el control de la prensa para perpetuarse en el poder.

La gravedad de este atropello es extrema. Si muchos medios no estuvieran ya comprados o fueran cómplices del sistema, la respuesta sería sencilla: ni un solo periodista crítico acudiría al Congreso, ni se daría cobertura alguna a los partidos que respalden esta infamia. Pero la realidad es otra: gran parte de la prensa ha vendido su alma por las migajas del poder.

Desde Adelante España, que defendemos la libertad, la verdad y el derecho de los españoles a recibir información sin censura, denunciamos esta deriva totalitaria. Pedro Sánchez y sus socios han cruzado una línea roja. Y como siempre ocurre en las tiranías, esto no termina aquí. ¿Qué será lo siguiente? ¿Cárcel para los periodistas incómodos? ¿Cerrar medios críticos? La historia nos enseña que este es el camino de los dictadores.

Hoy quieren silenciar a la prensa, mañana silenciarán al pueblo.