Para la gente mayor, como el que esto escribe, que hemos vivido varias etapas de los últimos setenta años de “la Historia de España”, nos llaman muchas cosas la atención y, sobre todo, cada vez somos más conscientes de la extraordinaria manipulación que la vida en nuestro país tiene, o como dirían otros, a la que está sujeta. Esa manipulación guiada por la omnidireccional que, desde el asesinato de Carrero Blanco, curiosamente, a poco más de cien metros de la embajada norteamericana en Madrid y, justo un día después de que este se negase a cancelar “el proyecto Islero”, es decir la bomba atómica española, en la conversación que con Henry Alfred Kissinger mantuvo en la presidencia del gobierno.
Esa omnidireccional me recuerda cada día más lo que decía el almirante jefe de la Inteligencia Militar del Tercer Reich: …//… Los intereses de los Servicios Secretos no suelen coincidir con los de los de su propio país, aunque a veces, eso sí, muy raramente, pueden llegar a coincidir…//…; Pues bien, casi cincuenta y tres años después, y visto lo visto, “la frasecita” de Cannaris me lleva a la conclusión de cómo se ha utilizado a los, o por ellos, la acción para llegar a donde estamos. La violencia ejercida en determinados momentos consiguió llevar a España, mejor dicho, a los españoles por el camino adecuado. Bueno, adecuado por los intereses de terceros, teóricamente enfrentados entre sí, pero que realmente estaban construyendo un futuro juntos. Y ese futuro, sigue adelante, no sin haber quemado antes muchas de sus fases de una manera que, si bien parecían inconexas, lo cierto es que a la larga sí buscaban objetivos muy concretos.
Lo cierto es que el asesinato de Carrero, seguramente creado, dirigido, mantenido y ejecutado fielmente, y en el momento oportuno, fue un poco el pistoletazo de salida. La violencia de aquel momento, puntual, pues había sido de baja intensidad hasta entonces, se convirtió en un motivo de manejo de las situaciones con su adoctrinamiento correspondiente y de paso, la eliminación de quien podría convertirse en un estorbo, en ambos lados de la lucha por el poder. Nunca debe de olvidarse que ETA fue creada bajo un prisma teóricamente comunista y separatista, pero sus intereses y acciones en muchas, quizás demasiadas ocasiones, beneficiaban más a intereses espurios de fuera de nuestras fronteras y, no siempre, del otro lado del telón de acero.
Las acciones de violencia extrema que se llevaron a cabo coincidieron en el tiempo con algo que recientemente, un comunista convicto y confeso, espetaba públicamente a un famosillo periodista al que se le ve demasiado el plumero, algo fácil cuando se pertenece al elenco del “telecuatreors-la secta” al de “telecirco-antena3”, y era que existía un partido político, -que ni era tal, ni socialista, ni obrero, ni español-, sino un efecto logrado en Suresnes, entre el 11 y 13 de octubre de 1974. Congreso que, financiado por la Socialdemocracia de Alemania y un individuo, su secretario general, que nunca sabremos si era socialista de verdad, un tapado de la CIA y un agente del KGB, pues en este caso, ni por sus hechos lo conoceréis.
Lo cierto es que la intensidad de la violencia de ETA u otras organizaciones, que mataban a manojillo militares, guardias civiles o policías, nos recuerda mucho al crimen perfecto, que consiste en eliminar a por ejemplo diez individuos y entre ellos a uno o varios que interesan, mientras que los otros hacen bulto y despistan. Eso es, en definitiva, lo que nos ha sucedido aquí. Basta con uno a uno estudiar en profundidad a los que realmente se quería asesinar para darse cuenta. Ya si se ha obtenido lo que tenemos, básicamente porque el buen funcionamiento del sistema ha llevado a quien lo pergeño, manipulo y obtuvo los brillantes resultados a utilizar a algunos de aquellos protagonistas a ostentar el mando de la actualidad.
Pasado el tiempo, ya no hacen falta ni las bombas, ni las pistolas, simplemente y una vez situados en los lugares de poder los que sirven a quien de verdad manda, lo que interesa es crear una sensación de impunidad. Por un lado, lo han logrado totalmente y, a los hechos me remito; mientras que por otro lado había que crear la sensación de lo solo que está el individuo frente a un estado o sus terminales mediáticas, sociales o legislativas. Todas y cada una de ellas, imponen tal terror subyacente en los pensamientos de los ciudadanos que estos no osan enfrentarse con la situación en la que están inmersos, más bien callan y cobardean en tablas como los toros mansos. Mientras los terminales de esos falsos partidos democráticos, que no son más que como los tentáculos de un pulpo controlan verdaderamente, sí que ejercen violencia contra quien no hace lo que debe.
La persecución de los hombres con la Ley de violencia de Género, que en el 95% de los casos se está demostrando que son denuncias falsas, no directamente dirigidas, pero si creadas por la sensación de empoderamiento de muchas descerebradas que buscan venganzas a mínimos oprobios, pero que desencadenan grandes estragos personales, son un buen ejemplo. Aunque esta semana hemos visto en varias ocasiones el sumun de esa sensación de indefensión por quien actúa adecuadamente, pero es atacada por gentes enardecidas y empujadas a la acción del linchamiento personal, en este caso los famoso escraches, y en la cima de los mismo el de una mujer política que no supo defenderse, igual que algunos de sus compañeros de partido que salieron del mismo, de una forma más que extraña. Violencia dirigida, en fin. Y ahí lo dejo.
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