El sectarismo ideológico woke llega a niveles aberrantes: en hospitales preguntan a los padres por la orientación sexual de sus bebés

La ideología de género traspasa límites y demuestra su aberrante alcance al infiltrarse en las maternidades

La deriva ideológica de las administraciones públicas en manos de la izquierda y de las políticas globalistas ha llegado a extremos impensables. El último escándalo protagonizado por el fanatismo woke de la administración Biden – felizmente finiquitado- se ha hecho viral en Estados Unidos, pero sirve como ejemplo del peligroso camino que recorre también Europa y, en concreto, España bajo el Gobierno de Pedro Sánchez y su sumisión a la ideología de género.

Cuestionarios donde se les pregunta a los padres por la orientación sexual y la identidad de género de sus bebés recién nacidos

En el estado de Nueva Jersey, varios hospitales han comenzado a repartir cuestionarios a los padres de recién nacidos en los que se les pregunta por la orientación sexual y la identidad de género de sus bebés. Un claro ejemplo de hasta dónde llega la obsesión ideológica por imponer un pensamiento único que niega la realidad biológica y atenta contra el sentido común y la evidencia científica.

Administración Biden

El origen de este disparate se encuentra en una ley estatal aprobada en 2021 bajo la anterior Administración Biden, que obliga a los profesionales sanitarios a recopilar datos demográficos detallados de sus pacientes, incluyendo raza, etnia, orientación sexual e identidad de género. Lo que sobre el papel parece un registro de datos, en la práctica ha dado lugar a situaciones tan surrealistas como inadmisibles.

Uno de los sistemas de salud afectados es Inspira Health, que opera en varios hospitales del sur de Nueva Jersey. Este grupo sanitario ha implementado formularios en los que se interroga a los padres de recién nacidos por la supuesta orientación sexual de sus bebés recién nacidos, incluyendo entre las opciones «lesbiana o gay», «heterosexual», «bisexual», «se autodescribe» o «en duda/incertidumbre».

Denuncia de Lillie Mingle

La situación ha estallado tras la valiente denuncia de Lillie Mingle, una futura madre de Nueva Jersey que, tras recibir el formulario en una de sus revisiones hospitalarias, decidió hacerlo público. En una publicación en su cuenta de Facebook, Mingle compartió la fotografía del cuestionario, desatando la indignación de miles de ciudadanos que ven cómo las políticas progresistas cruzan todas las líneas rojas.

Este caso no es una simple anécdota. Es el reflejo claro de hasta dónde llega la aberración de una ideología como la de género y la cultura woke, que no dudan en cosificar a los más indefensos —los recién nacidos— para imponer su dogma y reeducar a las familias desde la cuna. Un ataque directo contra el sentido común, la familia y la biología misma.

La ideología woke no entiende de límites ni de moral. Si en nombre de la “diversidad” y la “inclusión” se puede adoctrinar a los padres en el mismo momento en que acaban de traer al mundo a sus hijos, entonces cualquier atropello es posible. Hoy es en Nueva Jersey, pero mañana será en cualquier hospital de España si no se pone freno a este delirio.

Cuando el Estado se arroga el derecho a imponer a las familias sus dogmas

Este tipo de situaciones son consecuencia directa de las políticas sectarias impulsadas que convierten la sanidad y la educación en instrumentos de adoctrinamiento ideológico. El Estado se arroga el derecho a imponer a las familias sus dogmas, destruyendo cualquier vestigio de libertad y atacando los pilares fundamentales de nuestra sociedad: la familia, la verdad biológica y el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus valores.

En España ya hemos visto cómo el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios comunistas y separatistas imponen leyes que promueven la autodeterminación de género, incluso en menores, y adoctrinan en las aulas desde edades tempranas. Lo que ha sucedido en Nueva Jersey es solo un anticipo de lo que la agenda 2030 y la ideología de género pretenden instaurar como norma.

Pero por mucho que intenten imponerlo, la realidad es una: la orientación sexual de un bebé no existe porque un bebé es, simplemente, un ser humano – hombre o mujer- en desarrollo que necesita protección, no etiquetas ni adoctrinamiento.