El perfil es de hombres que anteriormente estaban ocupados, entre 45 y 64 años, que provienen de un nucleó familiar y que están solos
El “retrato robot” de las personas que carecen de hogar en España o están en situación de exclusión residencial se ha diversificado y vuelto más complejo en los últimos años, lo que se explica en gran medida por las crisis socioeconómica, sanitaria, energética y su impacto en el empleo, la vivienda y la pobreza. Pero hay un denominador común: son hombres que anteriormente estaban ocupadas, entre 45 y 64 años, que provienen de un nucleó familiar y que se sienten solos
Inmensa mayoría de hombres
El 82% de estas personas son varones, aunque ha aumentado el femenino y el de personas jóvenes. El dato más significativo de esta investigación es que antes de quedarse sin hogar, el 66% de las personas encuestadas (una muestra de 979 individuos sin hogar) residía en un piso o una vivienda unifamiliar y un 15% en una habitación de un piso compartido.
La mayoría de los implicados alterna pernocta en la calle durante períodos más o menos cortos con estancias en viviendas ocupadas, recursos residenciales u hogares de personas conocidas.
2 de cada 3 (el 66%) estaban ocupadas
Asimismo, aparece un perfil de personas que alternan periodos de trabajo con desempleo y cuentan con alguna ayuda social o ingreso mínimo, pero viven en una precariedad que no les permite tener un hogar propio ni planificar su futuro: el 66% estaban ocupadas y, aunque un 25% de este grupo se desempeñaban en la economía sumergida, otro 40% lo hacían en la economía formal: el 33% con contrato a tiempo completo y el 7% a tiempo parcial.
Más de la mitad tienen de 45 a 64 años
Por edad, el grupo mayoritario tiene de 45 a 64 años (51%) aunque un 18% tiene menos de 30 años, entre los que hay una presencia especialmente relevante de personas migradas no comunitarias. En este sentido, el mayor porcentaje de personas sin hogar (el 53%) ha nacido en España. El resto, un 47%, son migrantes.
Las personas que carecen de residencia se criaron en la mayoría de los casos (71%) en una familia nuclear (madre, padre, hermanas y/o hermanos); un 13% creció en una familia monoparental (mayoritariamente con su madre) y un 19% en otro tipo de hogares (con otros familiares, otras personas o en instituciones) estas últimas teniendo en común la ausencia, tanto de la figura paterna como de la materna
Respecto a la educación, el 71% tiene únicamente estudios primarios, aunque lo habitual (44%) es que no llegaran a completarlos. Por otro lado, un porcentaje del 24% cuenta con estudios secundarios y un 5% con estudios universitarios.
Soledad
Por último, su aislamiento social es acusado, el 31% de las personas encuestadas manifiestan que se sienten socialmente aisladas, y que no pueden contar con la ayuda de nadie. Esta situación se agrava con la edad, de hecho, sólo un 12% siente que puede recurrir al apoyo familiar. En el caso de las personas migradas, el aislamiento viene determinado por la separación geográfica con las familias de origen y utilizan en mayor medida el recurso de las redes de apoyo, formadas generalmente por personas en la misma o similar situación, según indica el informe de Cruz Roja.
(Con información de La razón)