Kim Jong-un Sánchez | Jose Antonio Ruiz de la Hermosa

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En mis largos años de vida he visto muchas cosas, y siempre digo lo mismo: …//… no puedo ya oír o ver nada que me sorprenda,…//… Pues va a ser que no, que dicen algunos jóvenes ahora. Hemos llegado a un punto de inflexión en el cual cada día esta gente se supera a sí misma y, aunque lo intento, es prácticamente imposible que trate de mantener la compostura. Dicen que los que nos tomamos a mal y “no tragamos” con lo que hacen esta pandilla de listillos, somos en realidad unos violentos fascistas. Pues muy bien. 

 

Hace muchos años, cuando yo era un jovenzuelo estudiante, por más señas en la Facultad y Hospital de San Carlos, en la Ciudad Universitaria de Madrid, las cosas estaban muy calientes. Los estudiantes, guiados por determinados individuos infiltrados entre nosotros, protestábamos de todo lo malo que era el sistema político en el que vivíamos. Creíamos, como les pasa a los jóvenes, que estábamos en la lucha por una España mejor y, creíamos en todas esas maravillas de las que hablan los discursos que se inflamaron desde fuera y dentro de España contra el Régimen, un Régimen que se moría a chorros, pero demasiado lentamente para lo que interesaba a los poderosos, y a los estudiantes y trabajadores, que creían luchar por un mundo mejor.

 

Entrevistaba yo, este viernes, a un periodista, que ha escrito un libro que arranca en los momentos de la puesta en escena de la creación del Reino que iba a sustituir a Franco y que finaliza sus páginas en el momento actual. Me llamaba poderosamente la atención que ese periodista, que estuvo cerca de Adolfo Suárez, que se supone colaboró con él y que, ahora, lo hace ya casi por el gusanillo de la profesión en un momento de mayor edad. Fue una triste conversación, porque este profesional de la comunicación se cree, o por lo menos lo aparenta, la mentira que vivimos desde que Kissinger, curiosamente Premio Nobel de la Paz, decidiera el futuro de España, o por lo menos fuera el brazo ejecutor en los años sesenta del siglo pasado.

 

España, los españoles, nosotros fuimos ninguneados por los Servicios Secretos Norteamericanos y sus esbirros de Alemania Federal. Seguramente igual que lo habían hecho con Charles André Joseph Marie de Gaulle o con Sir Winston Leonard Spencer Churchill. Quizás, también lo habían hecho anteriormente con Adolf Hitler y con muchos otros, los cuales habían facilitado acciones norteamericanas en las políticas europeas o mundiales, pero que cuando obviaron seguir obedeciendo a la junta de emperadores de Wall Street se vieron abocados a un final más o menos deshonroso, por medio de la agitación de las masas y del resto del pueblo de sus países.

 

Dirán ustedes que, ¿cómo es posible esa acción en un país referente de la democracia? Pues pasen y vean, que en ese país hay niveles de seguridad de conocimientos de los secretos del mismo y, curiosamente, el presidente del mismo, no siempre tiene el máximo nivel de seguridad para acceder al máximo nivel de los secretos del estado. Un ejemplo es la propia familia Kennedy con su cúmulo de “mala suerte” y las víctimas de la misma. Recuerden siempre en estos temas lo que el jefe de la Abwehr, los espías nazis, el famoso almirante Canaris, que decía: …//… ¡Que los intereses de los servicios secretos, no tienen por qué coincidir con los de su país, aunque a veces coincidan! …//…

 

¿A qué nos lleva todo esto? Pues creo que la explicación del pasado, de la desastrosa situación actual en la que nos encontramos, desde ese maravilloso abrazo de Dwight David «Ike» Eisenhower y el Jefe del Estado Español Francisco Franco en el aeropuerto de Barajas en diciembre de 1959 y que, con la perspectiva del tiempo, tanto se parece al abrazo de hace ya casi cuatro años de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. En uno se fraguaba el alza y posterior caída de un país y en el otro lo mismo, pero de unos personajes de medio pelo.

 

Llego a esta conclusión tras recordar la famosa, pero equivocada frase de Franco: …//… “No hay mal que por bien no venga”,…//… que retrata al que cree en la palabra dada de quien dice ser su amigo, y que es, en definitiva, no un amigo, sino el conductor hacia la globalización y destrucción de mi Patria, algo que los antecesores de esos anglosajones iniciaron por el siglo XVI y que están a punto de conseguir la destrucción de quien durante tres siglo fueron la primera Potencia Mundial y que ahora son unos cuantos borregos que siguen fielmente a su Kim Jong-un, el Sátrapa que actualmente representa oscuros, -yo los veo muy claros-, contra España como laboratorio de pruebas, y Europa como final de una primera parte. Los calvinistas y Wall Street siguen perfectamente su hoja de ruta, aunque van progresivamente acelerando. El motivo es claro, cada vez hay más oposición de las pocas mentes que todavía piensan.

 

Pero la inmensa mayoría son borregos que siguen al pastor que los lleva al pesebre. Muchos se han dado cuenta y han buscado otro pastor, que no es más que un sosias del anterior. Y en su huida del camino del matadero son capaces de entregarse en cuerpo y alma de hooligans al primero que les diga lo que quieren oír. Hasta que se dan cuenta y, entonces, son tachados de locos o de fascistas, por los que son llamados a su vez fascistas por los secuaces del Sátrapa. Hemos llegado pues al círculo perfecto de la destrucción de una sociedad que quiere vivir en la molicie de la paguita y no en el esfuerzo de la superación.

 

https://www.youtube.com/watch?v=1bpi87mUfE8

 

Y, superación, tienen únicamente cuando en momentos de auténtico frenesí de la estupidez humana y espejo de lo que significa vivir de la paguita nos enfrentamos a lo que pasó el otro día en un encuentro entre quien por delegación manda aquí y los bien pagados que colaboran con él. No hace falta que vean completo el vídeo cuyo enlace les dejo a continuación, los primeros minutos son suficientes. Eso sí, les pido por favor que analicen a los personajillos que rodean a Kim Jong-un. Algunos de ellos, no existen palabras lo suficientemente descriptivas en nuestro idioma, -cosa curiosa, pues es uno de los idiomas más ricos del mundo-; digo que no las hay, pero ustedes sí son capaces de imaginarlas. Lo peor no es ser como el presentador del evento, indescriptible, sino como la hija del exiliado en Roma, según dice ella, y que yo recuerdo como el corresponsal de la Radio Nacional y la Televisión en dicha ciudad. Ya me gustaría a mí, o a usted, ser exiliado con la paguita que la oprobiosa dictadura pagaba al padre de la susodicha. Y no sigo, porque necesitaría litros de infusión de manzanilla para acallar a mi sistema digestivo. Y ahí lo dejo…

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

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