La dictadura trans avanza implacable por Europa, consolidando un modelo totalitario que arrasa con la libertad de expresión y la libertad religiosa. Lo ocurrido en Irlanda es un aviso claro de lo que está por llegar a España si no se frena a tiempo la imposición de esta ideología antinatural y profundamente liberticida.

El caso de Enoch Burke

El caso de Enoch Burke, profesor de instituto, recogida por el diario Hispanidad, es el reflejo más brutal de esta nueva tiranía. Su único “delito” ha sido negarse a utilizar pronombres trans para referirse a un alumno en proceso del denominado “transición de género”. Le exigían que se dirigiera a dicha persona con el pronombre “they” —plural, neutro y contrario a toda lógica biológica y lingüística—. Por defender sus convicciones y la verdad biológica de la naturaleza humana, comenzó el acoso judicial.

El colegio suspendió a Enoch Burke en agosto de 2022, prohibiéndole asistir a clase, sin siquiera alegar causa grave, como marca la ley. Sin embargo, Burke se negó a renunciar a su derecho a la enseñanza y la libertad de conciencia y continuó presentándose en su lugar de trabajo. En respuesta, el juez Michael Quinn, del condado de Westmeath, emitió una orden de arresto por desacato.

Más de 400 días en prisión y congelación de su cuenta bancaria

Desde entonces, Enoch Burke acumula más de 400 días en prisión. Su último ingreso fue en septiembre pasado.

Ahora, la persecución ha alcanzado un nuevo nivel: el embargo de sus bienes y la congelación de su cuenta bancaria por negarse a pagar 190.000 euros en multas e impuestos derivados de su negativa a cumplir la orden judicial de no volver al colegio.

El Tribunal Superior irlandés ha dictado una sanción diaria de 700 euros contra el profesor por cada día que incumpliera la orden de alejamiento. Además, el juez ha ordenado el embargo de sus bienes como forma de obligarlo a pagar. De este modo, Burke se enfrenta no solo a la cárcel, sino a la ruina económica, en una demostración más de cómo la ideología trans no busca derechos, sino la sumisión total de la sociedad a sus dogmas aberrantes.

La gravedad de este caso no puede ser minimizada. Estamos ante una inversión absoluta de valores, donde defender la verdad biológica se castiga con cárcel y pérdida de patrimonio.

Y no se trata solo de Irlanda

Esto es el anticipo de lo que está a punto de suceder en España. Ya hemos visto despidos de profesores y trabajadores por negarse a someterse al dogma trans. En breve, si no se frena esta locura, llegará la cárcel y el embargo de cuentas bancarias. El totalitarismo de género avanza con el beneplácito y la promoción de las instituciones y el silencio cómplice de la mayoría.

La dictadura trans no solo es una aberración antinatural que pretende negar la evidencia más básica —la diferencia biológica entre hombre y mujer—, sino que se ha convertido en un sistema represivo que anula cualquier disidencia. Quien no piense como ellos, quien no acepte sus reglas, será perseguido, encarcelado y despojado de su dinero y sus bienes.

Enoch Burke es hoy el rostro de la resistencia frente a esta tiranía globalista. Su valentía y su fe firme ante el acoso de las instituciones demuestran que aún hay quienes están dispuestos a pagar el precio por defender la verdad y la libertad. Pero también es el ejemplo de lo que espera a todo aquel que ose enfrentarse al nuevo orden ideológico que pretende destruir la familia, la fe y la libertad.

España debe despertar antes de que sea tarde. Hoy es Irlanda. Mañana, si no reaccionamos, será aquí.

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