Mohamed VI, que cumple 60 años en agosto próximo, padece una enfermedad autoinmune llamada sarcoidosis, que afecta a los pulmones, ganglios linfáticos y produce fatiga y pérdida de peso. Ha sido operado dos veces por una arritmia cardiaca, en febrero de 2018 y en junio de 2020. En 2019 también fue intervenido por un tumor benigno en el ojo izquierdo. La salud del monarca es un tema tabú en el reino alauí.

Crecen los rumores palaciegos

Las ausencias continuadas del monarca -en 2022 pasó 200 días fuera del país, entre París y Gabón- y el deterioro de su salud, visible en sus contadas apariciones públicas, han alimentado en los últimos meses el malestar interno. Uno de los primeros rostros en manifestarlo públicamente fue Mohamed Ziane, ex ministro de Derechos Humanos.  “Al tener 18 años, existe un Consejo de Regencia que tiene un poder consultivo, pero desaparece al cumplir los 19 años. La situación social y económica del país es tan grave, que el hecho de informar al pueblo de que vamos a vivir una transición en la sucesión del trono, es capaz de echar a la calle a las masas y que sirva de revulsivo”, deslizó. Poco después, Ziane, de 80 años, fue arrestado y permanece desde entonces en prisión, con acceso limitado a sus abogados y con la estricta prohibición de tener acceso a la lectura de periódicos y mantener correspondencia con el exterior.

Las líneas sucesorias

Mohamed VI está divorciado de la princesa Lalla Selma, procedente de una solvente familia judío marroquí, desde marzo de 2018. Es la madre del heredero, el príncipe Moulay Hasan, que acaba de cumplir 20 años en mayo pasado, y de la princesa Lalla Jadiya, de 16 años. El príncipe Moulay Hasan está muy unido a su madre y su origen judío despierta recelos en algunos sectores.

El príncipe heredero Moulay Hasan, hijo de Mohamed VI, cumplió 20 años en mayo. El joven estudia actualmente Gobernanza, Economía y Ciencias Sociales en la Universidad Politécnica de Rabat, la institución a la que acuden los hijos de la élite local. Vive con su madre, la discreta princesa Lalla Salma, divorciada del monarca hace cinco años y la que se encarga de la formación del futuro rey. Su presencia pública ha crecido en los últimos años a costa de las prolongadas ausencias de su progenitor. La semana pasada presidió un acto de graduación de oficiales del ejército marroquí en la localidad de Kenitra, en el noroeste de Marruecos.

Del joven heredero Moulay Hasan se dice que es más parecido a su abuelo Hassan II que a su padre. “El mayor peligro es que tuviera en mente poner en práctica una adaptación del lema trumpista Make Morocco Great Again”, señala un experto en Marruecos. “El problema de Marruecos en el momento de la sucesión para España es la incertidumbre por la actitud de Rabat con Madrid. La opción del hermano como regente no es descabellada, pero se cree que su apoyo es minoritario. Hay otras posibilidades de regentes mientras el príncipe fortalece su perfil”.

«Lo bueno que tiene Marruecos hasta ahora es que la figura de quién manda está clara. Y por detrás hay unos estrategas que dictan las órdenes. Pero en el caso de que haya sucesión abrirá una veda a quienes quieran recuperar el poder que no tenían, o los seguidores del Gran Marruecos busquen cómo hacerse fuertes», añade el analista marroquí.

Mohamed VI tiene un hermano, el príncipe Moulay Rachid, de 53 años, y tres hermanas, con gran poder en la corte. Al hermano hay quienes lo ven como una alternativa sólida. Es el segundo en la línea de sucesión y cada vez con más frecuencia acude a actos en representación del rey, como el funeral de la Reina Isabel II.

A todo esto, hay que sumarle la existencia de un conflicto en el seno de la familia real, provocado primero por la «nueva vida» (abiertamente homosexual dicen algunos) de Mohamed VI. La trifulca no es nueva e involucra a una pléyade de personajes, desde Abu Azaitar, el ex campeón de artes marciales de 32 años y sus dos hermanos -que constituyen lo que algunos han calificado como “la nueva familia del monarca” y su guardia pretoriana, con un estilo de vida opulento e incontables privilegios.

¿Atado y bien atado?

La Constitución, en vigor desde 2011, estipula que el primogénito del rey Mohamed VI es el príncipe heredero. A sus 20 años ya estaría en condiciones de acceder al trono, si fuera necesario. A su vez, ha de ser aceptado como comendador de los creyentes.

«¿Está todo atado y bien atado en la sucesión al trono de Marruecos? Es lo que nos gustaría creer. Pero hay demasiadas incógnitas: sobre el estado físico del rey, sobre si habrá continuidad o no. Marruecos es un vecino del sur cuya evolución nos interesa mucho. La estabilidad en el Magreb es fundamental para nuestros intereses”, señalan fuentes militares.

Argelia Vs Marruecos

El Sahel ya está convertido en un polvorín y cada vez está más abandonado por los países europeos y por los aliados. La salida de Francia de Mali y de Burkina Fasso ha sido la puntilla. El mayor riesgo es que se combinen las fuerzas mercenarias, de Wagner, por ejemplo, con los intereses de una potencia como China. En el Magreb preocupa la tensión entre Marruecos y Argelia, potencias regionales antagónicas. Mohamed VI nunca ha querido que la sangre llegara al río, pero no se descarta que su hijo fuerce la máquina.

El enfrentamiento entre Marruecos y Argelia se ha hecho cada vez más complejo. Se trata de la hegemonía en el Magreb pero también hay claves africanas, hay competición en el Sahel. El mayor riesgo es que en los dos países hay muchas armas. Y España se ha quedado atrapada en este conflicto, debido a la entrega humillante del Sahara a Marruecos por parte de Pedro Sánchez, guiado por su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, alineándose con las tesis de Marruecos.

«Lo que más nos preocupa, en el caso de que haya un proceso de sucesión, es que se agrave el enfrentamiento entre Marruecos y Argelia. Todo lo que genere caos en esa zona tan sensible nos afectaría mucho. Por los efectos comerciales, energéticos, migratorios, el terrorismo», añaden fuentes de la Inteligencia militar.

Ceuta y Melilla

Es más improbable, según los militares consultados, que se vean amenazadas por medios convencionales Ceuta y Melilla. Marruecos puede contar con Estados Unidos, pero nosotros estamos en la OTAN, y somos miembros de la Unión Europea. Otra cuestión son los ataques híbridos, como el uso de la migración, por ejemplo.

Al enredo que atraviesa la corte alauí se suma una delicada coyuntura económica, política y social. La inflación se situó en el 7,1% a finales de mayo después de superar el 10% en febrero. Los precios de los alimentos básicos se triplicaron en cuestión de semanas elevando el descontento popular en un país de notables abismos sociales y una economía muy débil. «Es una economía completamente desarticulada por la depredación y la corrupción; lastrada por el coste absolutamente astronómico del Sáhara, el ejército y la carrera armamentística con Argelia; y el dispendio desorbitado de la monarquía y la gestión de las élites», admite un economista marroquí que exige anonimato.

La administración y su ingente gasto en mantener «un prestigio internacional», agrega, carece de «racionalidad económica y consume la poca riqueza que nos queda y que podría contribuir a nuestro desarrollo». Una precariedad que junto a la ausencia de libertades públicas y la persecución de la disidencia añaden agitación al cóctel de palacio. «Yo no haría ningún pronóstico por ahora. Cuando las situaciones son tensas, las crisis son profundas y sin soluciones, los actores son demasiados, los escenarios son infinitos y las reglas pueden romperse en cualquier momento por cualquier jugador…», concluye una de las fuentes marroquíes.

(Con información de El Independiente)