Informes científicos desmontan el catastrofismo climático: el aumento del CO₂ dispara el crecimiento de árboles en todo el planeta

el aumento del CO₂ dispara el crecimiento de árboles en todo el planeta

El CO₂ impulsa el crecimiento vegetal: Mientras las élites climáticas y los grandes medios insisten en describir el dióxido de carbono como el gran enemigo planetario, la evidencia científica acumula datos que demuestran su papel esencial en el impulso natural de la vegetación global. El CO₂, indispensable para la fotosíntesis y la vida vegetal, está contribuyendo de forma sostenida al crecimiento de árboles, bosques y cultivos en todo el planeta. Informes científicos desmontan el catastrofismo climático. El catastrofismo climático pierde fuerza ante la evidencia. Es la farsa climática.

El CO₂ impulsa el crecimiento vegetal: la ciencia lo confirma

Durante las últimas cuatro décadas, los niveles atmosféricos de CO₂ han aumentado. Lejos de provocar un desastre ecológico, este cambio ha generado un aumento neto superior al 15 % en la biomasa vegetal a nivel global. Las plantas, cuyo mecanismo de fotosíntesis depende directamente del CO₂, han respondido con más vigor, resistencia y productividad.

El CO₂ impulsa el crecimiento vegetal y fortalece la biodiversidad. Mientras las elites climáticas insisten en criminalizar este gas esencial, la realidad empírica muestra una vegetación global más sana, frondosa y abundante.

Este aumento de biomasa afecta positivamente a la agricultura, los bosques y los ecosistemas. Las especies vegetales evolucionaron en ambientes con niveles de CO₂ hasta tres veces superiores a los actuales, y están adaptadas para prosperar en esas condiciones.

Experimentos FACE: evidencia en campo real

En Inglaterra, el Instituto de Investigación Forestal de Birmingham realiza desde 2017 un experimento FACE (Free Air CO2 Enrichment) con robles de 180 años. Al incrementar el CO₂ atmosférico a 550 ppm, los árboles han registrado un crecimiento un 10 % superior y un aumento del 33 % en la tasa de fotosíntesis bajo luz solar intensa.

En Estados Unidos, el bosque de pinos Duke en Carolina del Norte también participó en un experimento FACE. Allí, al elevar el CO₂ en 200 ppm adicionales, se obtuvo un aumento del 27 % en el crecimiento anual de los pinos. La fotosíntesis del dosel aumentó un 50 %.

Estos resultados confirman que el CO₂ impulsa el crecimiento vegetal con un impacto directo y positivo. Más madera, hojas, frutos y mayor resistencia a la sequía. No son proyecciones; son hechos empíricos documentados por la ciencia.

Satélites revelan un reverdecimiento global

Un estudio reciente liderado por los investigadores españoles Oliver Gutiérrez-Hernández y Luis V. García, de la Universidad de Málaga, analizó 42 años de datos satelitales (1982–2023) utilizando el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI).

El estudio aplicó un novedoso método estadístico que filtra los falsos positivos. El resultado: el 38 % de la superficie terrestre presenta tendencias vegetativas significativas, y de ese porcentaje, el 76 % corresponde a reverdecimiento. En zonas densamente vegetadas, este valor asciende al 85 %.

La investigación, una de las más rigurosas hasta la fecha, concluye que el CO₂ impulsa el crecimiento vegetal sobre todo en Eurasia, Europa y China, pero también en otras regiones. La fertilización por CO₂, junto a cambios en el uso del suelo y variaciones climáticas regionales, están impulsando este fenómeno.

Políticas contra el CO₂: un error de consecuencias sociales

Pese a estas evidencias, los líderes europeos y las élites globalistas continúan promoviendo programas de captura de carbono. Estas iniciativas, además de costosas, resultan contraproducentes. Mientras tanto, la naturaleza sigue absorbiendo CO₂ de forma natural, como lo ha hecho durante millones de años.

El CO₂ impulsa el crecimiento vegetal, y esa verdad debería reorientar el debate público. La ciencia no puede seguir subordinada a intereses ideológicos o económicos. Las restricciones al uso de combustibles o a la producción agraria afectan a millones de ciudadanos y sectores productivos.

Las políticas basadas en el miedo al CO₂ no consideran el balance real de costes y beneficios. Reducir las emisiones sin medir el impacto social solo profundiza la crisis económica.

El relato catastrofista ya no se sostiene

El alarmismo ecológico se basa en proyecciones, no en datos reales. Por el contrario, el CO₂ impulsa el crecimiento vegetal de manera demostrable, visible y beneficiosa.

Es momento de exigir transparencia. La opinión pública merece información verificada, no eslóganes ideológicos. La ciencia debe recuperar su independencia y liderazgo.

La sociedad necesita un debate libre y sin censura sobre el cambio climático. Debemos rechazar la imposición de narrativas únicas dictadas por organismos globalistas y medios afines. La libertad también se defiende en el campo de la ciencia.

Defendamos la verdad científica. Luchemos contra el catastrofismo impuesto. La ciencia, como la libertad, no admite manipulaciones.

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