La Unión Europea, esa misma que se llena la boca hablando de democracia, derechos y libertades, da un paso más en su deriva totalitaria. No le basta con perseguir judicialmente a líderes soberanistas como Marine Le Pen, ni con impedir que se presenten a elecciones figuras como Călin Georgescu en Rumanía o intentar prohibir partidos de oposición como AfD en Alemania. Ahora va más allá: quiere privar del derecho al voto a un Estado soberano, Hungría, por no plegarse a la agenda globalista.
Según ha adelantado EUobserver, el Parlamento Europeo enviará en abril una misión de investigación a Hungría con la excusa de evaluar «los últimos avances en materia de Estado de Derecho». La realidad es mucho más clara: el objetivo es preparar el terreno para sancionar al gobierno de Viktor Orbán aplicando el artículo 7 del Tratado de la UE.
19 países listos para votar contra Hungría
Ya hay 19 Estados miembros dispuestos a arrebatar el derecho de voto a Hungría, lo que representa un paso gravísimo sin precedentes. Según fuentes internas del Consejo Europeo, se intentará aplicar una medida que, en principio, requeriría la unanimidad de los 26 socios restantes. Pero como viene siendo habitual en la UE, si hace falta, se cambiarán las reglas sobre la marcha para castigar al disidente.
El primer paso sería que cuatro quintas partes de los países miembros establezcan que existe «un riesgo claro de violación grave de los valores fundamentales de la UE en Hungría». Una fórmula ambigua y maleable, perfecta para los burócratas que quieren eliminar la soberanía de las naciones e imponer la agenda woke a toda costa.
El pecado de Hungría: defender la soberanía, la familia y la identidad
¿Qué ha hecho Hungría para merecer tal castigo? Muy simple: resistirse a la imposición de la ideología de género, negarse a legalizar la inmigración descontrolada, proteger a los menores frente al adoctrinamiento LGTB, y rechazar la injerencia de Bruselas en su sistema judicial y educativo. En definitiva, lo mismo que debería estar haciendo cualquier gobierno que respete la soberanía de su nación.
La ofensiva contra Hungría no es un caso aislado, sino parte de una estrategia de persecución ideológica que afecta a toda Europa. Basta recordar que Marine Le Pen no puede ser candidata por supuestos delitos fabricados, que el rumano Călin Georgescu fue arrestado durante un juicio espectáculo, o que en Alemania se plantea ilegalizar a la AfD, el partido más votado en varias regiones.
La eurodiputada verde exige mano dura contra Budapest
En el colmo del cinismo, la eurodiputada holandesa Tineke Strik, del grupo de Los Verdes, ha exigido a la Comisión Europea y al Consejo que tomen «medidas firmes contra el supuesto deterioro de la situación del Estado de Derecho en Hungría». Lo que no dice es que la verdadera violación de derechos está siendo cometida por las instituciones europeas, que quieren eliminar la pluralidad política e imponer un pensamiento único.
Una amenaza directa a todos los países libres
Lo que hoy ocurre con Hungría puede ocurrir mañana con Polonia, Eslovaquia o incluso Italia. La tiranía globalista no tolera voces disidentes, y su mecanismo de control se perfecciona cada día: multas, bloqueos financieros, aislamiento político, censura, persecución judicial… y ahora, eliminar el derecho al voto a un país soberano dentro del Consejo Europeo.
Estamos ante una violación flagrante de la democracia. Y lo más preocupante es que los grandes medios callan o, peor aún, aplauden. Por eso es más necesario que nunca que los medios libres denuncien esta deriva totalitaria, y que los ciudadanos de Europa se levanten en defensa de la libertad y la soberanía nacional.
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