¿El Gobierno está manipulando los datos? Hay indicios evidentes que hacen sospechar que así es. Y es que los datos de empleo y paro están en el punto de mira. Primero, porque la reforma laboral de la comunista Yolanda Díaz ha disparado el número de contratos fijos discontinuos firmados a lo largo del año, lo que tiene un impacto positivo en el paro registrado que el Ministerio de Trabajo exhibe cada mes. Al menos 600.000 fijos discontinuos en realidad están sin trabajo y sin sueldo, pero no figuran en la estadística. Esto siempre se ha contado así, pero al haberlos hecho aumentar vertiginosamente y la falta de datos sobre inactivos demandantes de empleo ha hecho desvirtuar y falsificar este dato.
¿Trilerismo del Ministerio de Trabajo?

A esto se suma ahora que el Ministerio de Seguridad Social dirigido por José Luis Escrivá ha comunicado esta semana un cambio en la fórmula que utiliza para ‘limpiar’ los datos de empleo de efectos estacionales (es decir, para obviar que todos los eneros, por el efecto que tiene el fin de la Navidad, se destruyen 200.000 empleos y ver cuál es la tendencia real del empleo). Esto hace que, por ejemplo, en enero caiga el empleo en términos originales y crezca en términos desestacionalizados, como pasó el pasado año.

La desestacionalización (como se denomina a esta depuración de los datos) lo que hace es redistribuir el comportamiento de la serie en el conjunto del año, teniendo en cuenta el comportamiento histórico de años anteriores, aunque el promedio de las variaciones tienen que compensarse entre sí y al final del año el aumento de la afiliación tiene que acabar sumando lo mismo.

Esta es una práctica estadística habitual que llevan a cabo numerosos organismos económicos, la cuestión está en qué metodología se utiliza y qué factores se incluye en esa ecuación. Durante los últimos meses, la metodología del Ministerio de Seguridad Social había despertado dudas al chocar sustancialmente desde el verano con las ‘desestacionalizaciones’ que elaboraba BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad bancaria. Los datos de ambos no casaban y hubo meses, como julio, en los que incluso unos (el Ministerio) decían que el empleo crecía y los otros (BBVA), que bajaba.

Ahora, el Ministerio ha comunicado una actualización de su modelo, que consiste en incorporar ‘de golpe’ los efectos estacionales de 2020, 2021 y 2022. El resultado, que se visualiza al haber actualizado el Ministerio todos los datos mensuales del año 2022, es muy similar al que comunicó BBVA. Lo llamativo es que el Ministerio actualiza ahora este modelo, justo cuando más le beneficia, pues tiene un perfil más alto, es más generoso en el reparto en la primera mitad del año.

Tomando como ejemplo 2022, entre enero y mayo del año pasado se crearon 185.987 empleos en términos desestacionalizados. Sin embargo, de haberse utilizado el nuevo método, el repunte habría sido de 373.089 personas, 187.000 más que los que comunicó. Es decir, que de producirse en 2023 la misma creación de empleo, este año al Gobierno ‘le saldrían’ 187.000 trabajadores más.

Estos se compensarían más tarde, en la segunda parte del año, con un menor repunte (como se ha explicado antes, por el efecto que tiene la desestacionalización), pero para el segundo semestre, a las puertas de las elecciones generales, se espera que la coyuntura económica sea más favorable que en la primera parte del año, cuando se celebrarán las autonómicas.

¿Se manipula los datos de empleo? Aunque no es posible afirmarlo tajantemente, mucho expertos tienen dudas sobre el uso que hace el Ministerio de los modelos y llaman la atención sobre que plantee una revisión de calado cuando el mercado laboral se desacelera y en la entrada de año electoral. Es decir, apuntan a que va eligiendo el modelo según el momento del año que quiere resaltar. El nuevo desautoriza la versión que ha dado el propio Gobierno del empleo en 2022 y concluye que hay un parón desde el verano. Y en 2023 permitirá tener unos datos mejores hasta mayo, coincidiendo con las elecciones autonómicas, según muestra la proyección del sistema.

De momento, de cara al pasado, venía dando una versión del segundo semestre de 2022 mejor que lo que ahora plantea que ha ocurrido y al futuro, abraza un modelo que mejora la primera parte del año, que coincide con las elecciones autonómicas.

Los fijos discontinuos en el paro

Los fijos discontinuos inactivos -que mantienen un contrato indefinido con una empresa, pero no están trabajando- que afloran en las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) son ya más de 622.184. Tras los fuertes crecimientos registrados en octubre y noviembre, en diciembre volvieron a repuntar en 46.000 personas. El Gobierno no informa de cuántos trabajadores con un contrato fijo discontinuo están en realidad parados, pero puede hacerse una aproximación de aquellos que se inscriben en el SEPE para buscar otro trabajo, recibir formación y/o cobrar la prestación por desempleo si han cotizado lo suficiente.

Como mantienen su contrato con la empresa, aunque carecen de trabajo y sueldo durante un determinado periodo, no cuentan como parados sino como demandantes de empleo con relación laboral. De este dato habría que descontar los trabajadores afectados por un ERTE, una cifra que desde hace meses se mantiene estable en torno a las 20.000 personas, según los registros de la Seguridad Social, y que también se incluyen en la casilla de demandantes de empleo con relación laboral.

Si se compara con diciembre de 2019 (cuando se registraron 301.316 demandantes con relación laboral), también se concluye que hay el doble ahora que entonces.

En todo caso, resulta necesario destacar que estos 600.000 trabajadores fijos discontinuos inactivos son sólo una parte de la fotografía, los que el SEPE registra como demandantes de empleo con relación laboral. Sin embargo, hay trabajadores con un contrato de este tipo que están ‘parados’ y no se apuntan en las oficinas de empleo, por lo que quedan totalmente fuera de las estadísticas.

Esto produce una «distorsión» en el dato de paro registrado el hecho de que los fijos discontinuos que no están trabajando no se contabilicen. El Gobierno no ha llevado a cabo ningún cambio metodológico, pero sí ha sacado adelante una reforma laboral que ha disparado este tipo de contrato indefinido, lo que implica un impacto estadístico.

Tanto es así que en los meses de octubre y noviembre, de haberse contabilizado los fijos discontinuos inactivos como parados, habrían cambiado el signo de la variación mensual. Es decir, el paro habría pasado de descender (como informó el Gobierno en ambos meses) a crecer. A principios de enero, el Ministerio de Trabajo comunicó una caída mensual del paro de 43.727 personas, cifra similar al crecimiento que experimentaron los fijos discontinuos inactivos.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, ha tenido que rectificar su posición de negarse a proporcionar el desglose de cifras de fijos discontinuos que se le reclama y lo ha encargado a los Servicios Técnicos y al SEPE. Obviamente no se sabe cuándo va a estar listo el cometido y cuándo se publicará este dato.

Esto es, en definitiva, voy cambiando de modelo de contabilización según me convenga ya sea en la contabilización de los trabajadores como del número de parados con el objetivo de que siempre salga lo que me interesa y no la realidad. ¿Esto qué es?

(Con información de VozPopuli)