Se está promoviendo por diversos médicos un Manifiesto de Médicos por el Latido Fetal
La semana pasada la Junta de la Comunidad de Castilla y León anunció que ofrecerán a las embarazadas que quieren abortar la oportunidad de escuchar los latidos del corazón de su bebé, una ecografía 4D y atención psicológica, lo que suscitó una verdadera “guerra” entre las posturas a favor y en contra de las medidas provida.
Obviamente el gobierno socialcomunista no tardó en reaccionar y publicó un comunicado en el que señala que “el gobierno de España utilizará todos los mecanismos que el ordenamiento jurídico pone a su disposición para defender la libertad de las mujeres y su derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo”, es decir abortar, “en los términos establecidos en la normativa vigente”.
El comunicado pide además a la Junta de Castilla y León “que se abstenga de aprobar y aplicar ninguna medida que vulnere o menoscabe lo establecido en la norma actual que regula” el aborto en España.
Gador Joya, médico pediatra, explicó que actualmente, y por la Ley 41/2002 de autonomía del paciente, “la mujer tiene derecho a que se le ofrezca la ecografía y a recibir una información completa y veraz, sin manipulaciones y sin ocultar información”.
“Todas las decisiones sobre el embarazo han de ser tomadas libremente por la mujer después de haber recibido toda la información. El latido cardíaco es un signo clave de viabilidad fetal, y forma parte de dicha información”.
Manifiesto de Médicos por el Latido Fetal
Pues bien, este importante hecho sin duda constituye una parte fundamental de las que se deben considerar a la hora de plantearse la denominada Interrupción Legal del Embarazo (ILE): el embrión-feto tiene latido. La ley de autonomía del paciente (41/2002) recoge que “tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información disponible sobre la misma» (artículo 4.1), «La información clínica forma parte de todas las actuaciones asistenciales, será verdadera» (artículo 4.2), y obliga al médico “no sólo a la correcta prestación de sus técnicas, sino al cumplimiento de los deberes de información» (artículo 2.6). Recientemente un centro en donde se practican abortos ha sido condenado judicialmente por ocultar información sobre las consecuencias que éste puede ocasionar.
Por todo ello no deja de sorprenderme que, desde la mayoría de los organismos de la Administración, e incluso desde los órganos directivos de alguna Sociedad Médica, se esté tratando por todos los medios de ocultar este hecho (el embrión-feto tiene latido y es constatable mediante ecografía) a las personas que tienen que tomar la difícil decisión de si continuar o terminar con su embarazo. Una decisión de gran trascendencia, irreversible, y para la que deberían, ética y legalmente, de disponer de toda la información. Claro que tal vez estas instituciones puede que consideren que las mujeres no están suficientemente capacitadas para gestionarla adecuadamente, y que por tanto deben ser tuteladas.
Tomar la decisión de si abortar o no, es algo que no se pueda hacer a la ligera, pues tiene consecuencias obvias para la vida del embrión-feto, y también para la de su madre.
Si la ILE es algo digno de ser promocionado, como parece deducirse de algunas declaraciones oídas estos días, pues adelante, a ver si este año hay más que el pasado. Pero si lo que sabemos es que realmente es un drama, habrá que plantearse qué hacemos para disminuir el número de dramas. Así, y de forma parecida a como se llevado a cabo, con gran éxito por cierto, en otros escenarios como son las muertes por accidentes de tráfico, o por consumo de tabaco, parece adecuado que, junto con medidas de apoyo social, laboral o, económico, se planteen mejoras en la información (también con imágenes que muestren la realidad de lo que estamos hablando – el embrión tiene latido cardíaco).
Y en todo caso, lo que no puede hacerse es confundir a la opinión pública alertando sobre los daños potenciales que le puede producir a un embrión, en peligro inminente de ser eliminado, la comprobación mediante una ecografía Doppler de que su corazón está latiendo».