Entrevista a Magdalena del Amo: “Los directivos de algunos laboratorios farmacéuticos lo son, a su vez, de empresas que comercializan grafeno”

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

“El engaño más grande en la historia de la salud. Una cortina de humo para un mundo sin libertad”, cuenta entre sus autores a Magdalena del Amo, psicóloga, escritora y periodista. El libro presenta una visión alternativa. Sus autores no niegan la enfermedad COVID, con sus neumonías, trombos y desórdenes neurológicos y mentales, ni tampoco los muertos. Lo que se niega es la causa, que hay que buscarla en otros focos distintos al virus.

Por su interés, reproducimos algunos fragmentos que le he realizado Alerta Digital

– ¿Por qué este libro ahora? 

Por necesidad y por obligación. “Ojalá no hubieras tenido que publicarlo nunca”, me dijo uno de los colaboradores. Y tenía razón. Hay que contar todo lo que nos quieren ocultar y que es vital para la sociedad. Es un deber moral. En la obra se ha dado voz a quienes no están de acuerdo con las tesis oficiales y que solo tienen las redes como medio de expresión. Es un libro coral,  sin censura, escrito desde el corazón.

– El libro, que iba a ser presentado en la Feria del Libro de Monforte, en el que usted participa como autora, ha sido censurado por la Federación de Libreros. ¿Tanto hemos involucionado en materia de libertad expresiva?

Hay una involución total. La libertad de expresión está absolutamente cercenada. Hoy no se practica el periodismo para contar la verdad, aquello que interesa a la sociedad, al bien común, sino para servir al sistema, tergiversando, mintiendo, en definitiva, manipulando la información. La prensa está al servicio de lo que conviene a unos pocos. Ocurre en lo local, pero, sobre todo, en lo global, que es lo que conforma el pensamiento colectivo de la sociedad. Hay que enseñar a pensar. Hoy, más que nunca, es necesario aprender a vislumbrar lo que hay “más allá de la noticia”, de dónde parte y qué interés esconde. Las grandes agencias dirigen la información mundial. No solo padecemos el tormento de la censura; también nos flagelamos con la autocensura, lo cual es indigno.

– El libro presenta una visión alternativa de la pandemia y la crisis geopolítica generada en torno a ella. Todo un desafío en medio de una sociedad que acepta sin rechistar los mantras oficiales en torno a este asunto.

La situación actual es el mayor ataque a la humanidad en toda su historia. Nada que ver con las guerras o las pestes del pasado. Esta pandemia/plandemia ha sido diseñada en las cloacas del sistema, igual que se programan los conflictos bélicos, el precio del trigo o se formularon las teorías sobre el género o la persecución a la raza blanca para propiciar un mestizaje involutivo, antropológicamente hablando. El fin de esta pandemia es el control del “rebaño”, y para que el sometimiento se acepte sumisamente hacen falta grandes dosis de miedo e incertidumbre, que se han ocupado de inocular, a base de mentir sobre un virus “asesino” que no ha sido aislado, purificado y secuenciado, sobre contagios que no son tales, sobre pruebas PCR que no sirven para detectar carga viral, sobre asintomáticos inventados y mil patrañas más que no se corresponden con la realidad. El mayor problema de nuestro tiempo es que la mentira es un arma  institucionalizada; y como lo sabemos y admitimos, eso nos convierte en cómplices. Mientras ellos maquinan cómo dirigir nuestras vidas, nosotros dormimos arrullados por las ilusorias golosinas del Estado del bienestar.

– Sostienen ustedes en el libro que la vacuna COVID se trata de un experimento génico, que además no inmuniza.

Así es, y así lo dice la oficialidad. Llamarle vacuna es un recurso de la ingeniería verbal, dado que la sociedad identifica la vacuna con salvar vidas. Es un proceso inconsciente, y los que manejan esto lo saben. De hecho, incluso los oficialistas reconocen que no es una vacuna al uso, sino un medicamento experimental de ARN-m, autorizado para uso de emergencia, pero no aprobado. Se está experimentando con la población ilegalmente, puesto que no se cumplen las garantías a las que –de momento— el ciudadano tiene derecho: no existe un consentimiento informado, y sí muchas presiones, amenazas, coacciones y chantajes, vulnerando todos los códigos éticos acordados a partir de los Procesos de Núremberg. Nunca se había producido algo así en los últimos setenta años. Los propios vacunados han interiorizado la matraca oficial y repiten como autómatas que no están inmunizados y que, además, pueden contagiar, aparte de tener que seguir utilizando mascarilla y cumpliendo con el resto de restricciones covidianas.

– ¿Cree que la OMS es uno de los organismos más corruptos del mundo? ¿Qué papel juega China en la toma de decisiones de este organismo?

Totalmente. La OMS es la portavoz de quienes han organizado toda esta farsa y uno de los organismos más corruptos del mundo. China juega un importante papel, no solo en lo referente a la pandemia, sino a propia OMS. De entrada, su actual dirigente, Tedros Adhanom fue designado gracias a los votos de China a través de Bill Gates, una de las caras visibles de esto, pero un muñeco más en esta historia, porque los nombres de los auténticos miembros de las cúpulas no aparecen en los medios, ni siquiera en los alternativos. El papel de China es muy importante en la historia del mundo futuro, tal como la tienen diseñada. Dejando a un lado el fleco del reset o reinicio económico, o los virus diseñados en Wuhan –que,  en realidad, son armas biológicas, es decir, bioterrorismo—a mí me interesa la parte espiritual y de dominio; y China aporta el modelo soñado por las élites: seres sin libertad, transhumanos y animalizados, sin espiritualidad, sin historia verdadera, sin raíces, antropológicamente destruidos, mentalmente uniformados, sometidos, manipulados y controlados, con carnés de ciudadanía en función de su comportamiento, de acuerdo a las exigencias del sistema dictatorial global. China también aporta un importante componente de crueldad, que se sustancia en una especie de psicopatología colectiva generalizada. En mi opinión, esta es la clave, y nuestro gran reto es combatir esta distopía.

– ¿Qué intereses median para que se estén ocultando los gravísimos efectos adversos de las vacunas, incluso muertes, que son silenciados sistemáticamente, con la complicidad de los médicos?

Es complicado y nada fácil de explicar, porque hay que conocer los planes de las élites a lo largo de las últimas décadas, y eso no podemos despacharlo en dos frases. Digamos que la pandemia es el pretexto para la vacuna –estas y las que vendrán—, que no es una vacuna al uso, elaborada a partir de un patógeno atenuado, sino un experimento transgénico, de la que no conocemos sus consecuencias para nuestra biología, a medio y largo plazo. No sabemos si va a modificar nuestro genoma o si va a causar esterilidad, porque nos movemos en un marco de hipótesis, pero sospechamos que no solo tendrá consecuencias  para nuestro cuerpo físico, sino para nuestro cuerpo energético, emocional y mental, incluso espiritual. Tenemos razones fundadas para deducir que las vacunas –quizá no estas primeras—contendrán algún elemento capaz de funcionar como receptor-emisor con el exterior. Esto no es especulación. El inefable Gates anunció la “vacuna de puntos cuánticos” para que todos los ciudadanos formasen parte de un censo global. Vendido, claro está, como derecho. Pudiera ser que el óxido de grafeno u otro elemento inoculado pudieran ser el complemento del electromagnetismo de la 5G. Sé que esto parece ciencia ficción, pero estamos más cerca de ello de lo que parece. Las palabras del presidente de Chile, Sebastián Piñera, y las del ministro británico Boris Johnson son más que claras.

– En el libro se denuncia la inmunidad de los laboratorios fabricantes. ¿Por qué no se hacen cargo de las posibles consecuencias si el producto es la panacea del siglo? 

La industria farmacéutica tiene derecho de pernada. Pueden exigir porque reparten cantidades ingentes de dinero: a la OMS, a políticos para sus campañas y a título individual, a clínicas abortistas, a Colegios de Médicos, aparte de financiar congresos en los que se toman decisiones nada éticas para los ciudadanos, y de regalar coches, yates y demás golosinas para ambiciosos y amantes del lujo. Han pedido inmunidad, porque el experimento es muy grave.

– Los autores del libro no niegan la enfermedad COVID, con sus neumonías, trombos y desórdenes neurológicos y mentales, ni tampoco los muertos. Lo que se niega es la causa. ¿Cuál es?

Así es. No reconocer que existe una  enfermedad que han denominado COVID, y que ha habido muchos mayores fallecidos en residencias sería negar la evidencia. Ahora bien, que sea debido a un virus “asesino” y “supercontagioso” llamado SARS-CoV-2 tendrían que demostrarlo, y nadie lo ha hecho. Lo que sostenemos en el libro es que hay que buscar otros focos, como determinados adyuvantes de las vacunas de la gripe, algunos con un fin muy concreto, incluido el óxido de grafeno; todo ello “excitado” o potenciado por los campos electromagnéticos. El estudio de las muertes por  COVID no ha sido correctamente realizado. ¿De qué fallecían los ancianos enfermos de gripe y neumonía en los años 2017, 2018 y 2019, todos ellos vacunados contra la gripe? Muchos estamos seguros de que morían por lo mismo que ahora se llama COVID. Lo que ha cambiado es la forma de diagnosticar y los protocolos.

– ¿Ve posible que algún día pueda sentarse en el banquillo a todos los responsables?

Ojalá pueda celebrarse otro Núremberg, esta vez de verdad, no la pantomima del 1945, en la que los grandes criminales se fueron de rositas. Lo veo posible, pero no fácil, porque la justicia está al servicio del Mal. Pero hay que mantener viva la esperanza y confiar en los equipos de juristas que están trabajando en las demandas contra los diferentes gobiernos y sus sistemas sanitarios.

– ¿Cree que toda esta situación nos está afectando mentalmente? ¿Qué me puede decir como psicóloga?

Nos está afectando mucho más de lo que parece. De entrada, ha aumentado considerablemente la tasa de suicidios, tanto de adultos como de menores. La venta de ansiolíticos se ha disparado. Es muy preocupante el estado mental de la sociedad. En el último año está padeciendo un Trastorno de Estrés Post Traumático colectivo (TEPT), cada vez más complicado y complejo, asociado a otras patologías, aparte de estar viviendo en un estado de programación cuasi hipnótica. Esto lo vemos en consulta individualmente, pero también observando el comportamiento y las reacciones públicas en masa. Y esto se cronificará con el tiempo, convirtiéndose en un problema de muy difícil solución. Podemos ayudar a las personas que acuden a nosotros, pero la gran mayoría ni siquiera sabe que necesita el apoyo de un profesional.

Deja un comentario