Ante el vacío de poder de Biden al que ya nadie le escucha, Trump se ha convertido en el presidente de facto 

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

La política estadounidense atraviesa un momento singular en su historia reciente: mientras Joe Biden, debilitado y desacreditado, afronta sus últimas semanas en la Casa Blanca, Donald Trump, fortalecido tras su contundente victoria electoral, ha comenzado a actuar como el líder que Estados Unidos necesita. Esta dinámica, inédita por la ausencia de un mando efectivo en la presidencia, refleja no solo el declive cognitivo de Biden, sino también el colapso de su administración y su incapacidad para liderar en un momento de alta tensión global.

Trump toma las riendas antes de tiempo

Desde su victoria, Trump no ha esperado a asumir formalmente el cargo el próximo 20 de enero. Ha mantenido conversaciones con más de 70 líderes mundiales, ha protagonizado eventos de alto perfil como la inauguración de la restaurada catedral de Notre Dame en París, y ha fijado una postura firme en temas internacionales, incluidos los aranceles a Canadá y México y la situación en Siria.

Mientras tanto, el actual mandatario Joe Biden, desdibujado y ausente, parece haber delegado sus responsabilidades en asesores y jefes de gabinete, lo que ha generado un vacío de poder. Según analistas, Biden se encuentra inmerso en un periodo de «pato cojo» especialmente grave, marcado por la pérdida de influencia y por un mandato que se ha convertido en un “fantasma al que nadie escucha”.

El declive de Biden: un liderazgo fantasmagórico

El declive cognitivo de Joe Biden ha sido ampliamente documentado. Tras su criticado desempeño en debates televisivos con Trump y su fracaso en la última campaña, Biden pasó a ocupar un rol más pasivo, trabajando solo unas pocas horas al día y dejando las decisiones clave en manos de asesores.

Un analista resume la situación: “Biden se ha convertido en una suerte de fantasma al que nadie escucha”. Incluso dentro de su propio partido, Biden ha perdido autoridad. Según reportes, los demócratas han seguido instrucciones no del presidente, sino de Nancy Pelosi, “speaker emérita”, quien habría bloqueado las aspiraciones reeleccionistas de Biden.

En este contexto, la administración de Biden se ha caracterizado por su desorganización. Los 15 departamentos del gabinete habrían actuado de manera autónoma, sin coordinación ni dirección clara, exacerbando la percepción de una Casa Blanca disfuncional.

La política exterior de Biden: el caos como legado

En un escenario internacional plagado de conflictos, Biden ha optado por medidas que han resultado impopulares tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Su autorización del uso de misiles de largo alcance estadounidenses en territorio ruso a través de Ucrania, junto con el apoyo militar a Israel en sus ofensivas en Gaza, Líbano y Siria, han generado un rechazo generalizado.

El Departamento de Estado de Biden quiso volver a instalar la idea de Estados Unidos como policía mundial, pero esa narrativa ya no tiene cabida en un mundo multipolar”, afirma un especialista. Estas decisiones han dejado al descubierto la doble moral de su administración: mientras habla de un “orden basado en reglas”, sus acciones responden únicamente a intereses estratégicos estadounidenses.

El vacío de poder de Biden no ha pasado desapercibido para los líderes internacionales. Según Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, los líderes mundiales apenas prestaron atención a las intervenciones de Biden en recientes cumbres en Lima y Río de Janeiro. Dermer, de hecho, prefirió reunirse primero con Trump en Mar-a-Lago antes de visitar a los miembros del gabinete de Biden.

Donald Trump: un líder para tiempos convulsos

La contundente victoria de Trump no solo es un triunfo electoral, sino también una reafirmación del liderazgo que muchos consideran necesario para recuperar la estabilidad de Estados Unidos. Su rápido posicionamiento como figura de poder refleja la urgencia de abordar desafíos globales sin un liderazgo efectivo en la Casa Blanca.

En los días posteriores a su victoria, Trump ha dejado claro que su administración no será una continuación del desastroso mandato de Biden. Su presencia en eventos internacionales y su disposición a tomar decisiones cruciales antes de asumir el cargo envían un mensaje claro: Estados Unidos volverá a ser una potencia respetada bajo su liderazgo.

Los expertos destacan que este comportamiento no es un capricho, sino una necesidad derivada de la debilidad de la administración Biden, que ha dejado a Estados Unidos vulnerable en un mundo cada vez más complejo y multipolar.

El futuro tras el 20 de enero

Con la llegada de Trump a la presidencia, se espera un cambio radical en la política interna y externa de Estados Unidos. El vacío de poder y la inacción de Biden han demostrado que el país necesita un liderazgo firme y claro, capaz de restaurar la confianza tanto a nivel nacional como internacional.

Trump, que ha demostrado su capacidad para liderar incluso antes de asumir el cargo, enfrentará el desafío de reconstruir una nación fracturada por la incompetencia de su predecesor. Mientras tanto, el legado de Biden quedará como un recordatorio de lo que ocurre cuando se priorizan agendas ideológicas por encima del liderazgo real y la gobernanza efectiva. Biden se retira como un presidente cuya irrelevancia en sus últimos días simboliza el fracaso de su mandato.

Comparte en Redes Sociales
Evita la censura de Internet suscribiéndose directamente a nuestro canal de TelegramNewsletter
Síguenos en Telegram: https://t.me/AdelanteEP
Twitter (X) : https://twitter.com/adelante_esp
Web: https://adelanteespana.com/
Facebook: https://www.facebook.com/AdelanteEspana/

Deja un comentario