No me preguntéis porqué, pero siempre he sentido una atracción especial por el número 7. Nunca he creído en la numerología ni en la Cábala y entiendo que escribir este artículo es una contradicción muy flagrante en mi mente racional, pero es así y así lo acepto. Imitando a un, digamos «camaleónico» político de nuestro tiempo: «cabalgaré mis contradicciones«.
Como curiosidad, referiré a una anécdota de mi vida profesional. Una vez fui seleccionado para uno de mis puestos de trabajo por un empleador que creía en la numerología. Como mérito a mi favor contó de manera muy notable, el hecho de que sumando los números de mi fecha de nacimiento sumaban y reduciéndolos a una cifra quedan en un “1” (28/07/1955). ¡Esto suponía que yo debía tener un enorme poder de mando y liderazgo! Como decía el torero Rafael Gómez Ortega “El Gallo”: “Hay gente pa tó” cuando le presentaron a Ortega y Gasset y le dijeron que era filósofo.
En mi vida académica nunca fui un estudiante brillante, para mí la calificación de un 7 (notable) era todo un logro.
El número 7 en la historia y las religiones
El motivo de la popularidad del número siete es un misterio, pero quizás esté relacionado con el hecho de que, desde la antigüedad, se le asoció con las fases de la luna y con los siete cuerpos celestes de nuestro sistema solar que eran conocidos, y que se ven a simple vista, el Sol, la Luna, la Tierra, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
En la alquimia existen siete metales: oro, plata, hierro, mercurio, cobre, plomo y estaño , que -a su vez- constituyen los siete pasos del proceso alquímico (Purgación, sublimación, calcinación, colmamiento, fijación, solución y separación).
La Lira, el instrumento sagrado de Apolo, constaba de siete cuerdas que originaban los tonos de los siete planetas, los cuales elevaban el espíritu del hombre.
También siete fueron los sabios de Grecia: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Bías de Priene, Pítaco de Mitilene, Cleobulo de Lindos, Quilón de Esparta y Periandro de Corinto. Siete eruditos de la Grecia antigua que vivieron entre los siglos VII y VI a.c., y cuyos conocimientos o enseñanzas prácticas se recogieron en aforismos.
Múltiples son también las referencias al número siete en distintas religiones y mitologías. En las religiones del “Libro”, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, el número 7 aparece en múltiples referencias:
En la Biblia hay bastantes referencias al número 7, como un número de perfección, asociado a Dios. En siete días fue creado el mundo, de hecho en 6 ya que en el séptimo, ¿יהוה?, transliterado como YHWH o YHVH, descansó.
El siete también está muy presente en el Talmud, que es el texto que recoge las leyes, costumbres, tradiciones, y la historia del pueblo judío. Siete son los mandamientos básicos (conocidos como las siete leyes de los hijos de Noé): 1. Prohibida la idolatría; 2. Prohibida la blasfemia; 3. Prohibido el asesinato; 4. Prohibidas las relaciones sexuales ilícitas; 5. Prohibido el robo; 6. Prohibido comer animales vivos; 7. Establecer sistemas de justicia para asegurar la obediencia a los mandamientos.
También según el Talmud, existen siete cielos. A saber: 1. Vilón (que sería algo así como la atmósfera, el cielo de las nubes y los vientos, donde habitan Adán y Eva); 2. Rakia (donde está el sol, la luna, los demás planetas y las estrellas); 3. Shejakim (donde está el maná, alimento espiritual para los justos); 4. Zevul; 5. Maón; 6. Majón; 7. Aravot (donde está Dios).
En Josué 6 1:5 le dice Dios a Josué: “Y todos ustedes, los hombres de guerra tienen que marchar alrededor de la ciudad, dando la vuelta a la ciudad una vez. […]Y siete sacerdotes deben llevar siete cuernos de carnero, delante del Arca, y al séptimo día ustedes deben marchar alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes deben tocar los cuernos. Y tiene que suceder que al hacer ellos sonar el cuerno de carnero […]todo el pueblo debe soltar un gran grito de guerra; y el muro de la ciudad tiene que desplomarse,”
En el Nuevo Testamento, en Mateo 18 podemos leer: “Entonces se acercó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces ha de pecar contra mí mi hermano y he de perdonarle yo? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le dijo: “No te digo hasta siete veces, sino: hasta setenta y siete veces.”
Se menciona mucho el número siete en el Apocalipsis, más de medio centenar de veces. Por ejemplo, se habla de los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas, que son toda una serie de cataclismos que terminan con el juicio final. Los cuatro primeros sellos son los cuatro jinetes de la Apocalipsis. Y hay más citas… siete ángeles, siete plagas, siete truenos, un cordero con siete cuernos y siete ojos, un dragón con siete cabezas y diez cuernos, siete mil hombres, etc. De los siete sellos mencionados en el Apocalipsis viene la expresión “libro con siete sellos”, cuando se quiere expresar que es un libro difícil de entender.
Siete son los pecados capitales: lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia. Y también 7 son las virtudes que se le oponen: humildad, la caridad, la castidad, la gratitud, la templanza, la paciencia y la diligencia.
Según el hinduismo, existen siete chakras principales, es decir, centros de una supuesta energía en el cuerpo humano (aunque según algunas doctrinas serían solo seis). También en el hinduismo, existen siete sabios, o saptarishi, de la antigüedad, que se encuentran alojados en las siete estrellas de la osa mayor.
Siete son los dioses de la fortuna en la mitología japonesa. Son deidades de la buena suerte: Hotei (dios de la abundancia y la buena suerte), Jurojin (de la longevidad), Fukurojuku (de la felicidad), Bishamonten (de los guerreros), Benzaiten (del conocimiento, el arte y la belleza), Daikokuten (de la riqueza y el comercio), Ebisu (de los pescadores y los mercaderes).
Los días de la semana
El hábito de agrupar los días en periodos de siete unidades, que hoy llamamos ‘semana’, es original de los babilonios y fue adoptado por los griegos y los romanos, quienes dieron nombre a estos lapsos sobre la base del número siete.
En Roma se adoptó el nombre septimana, que llegó al español como semana ya en el Cantar de Mio Cid. Entre los romanos, el gran prestigio de la astrología llevó a introducir la semana de siete días, basada en la idea babilónica de las siete mañanas, y los nombres de los días fueron tomados de astros y dioses equiparados a los babilonios.
De esta forma, el lunes se llamó así en homenaje a la Luna; el martes recordaba al dios de la guerra, Marte para los romanos; el miércoles, al dios del comercio, Mercurio; el jueves a Júpiter (dies Jove o día de Júpiter), y el viernes, a Venus.
Para los romanos, el sábado era el día de Saturno, pero con el advenimiento del cristianismo el nombre dies Saturni fue cambiado por Sabbatum, derivado del hebreo sabbath, proveniente de sabath ‘descansar’, que entre los judíos designa al día semanal de descanso. En latín, el domingo se llamaba Solis dies ‘día del Sol’, pero los cristianos cambiaron ese nombre a Dominica, que significaba ‘día del Señor’ (dies dominus).
Hay expresiones populares que involucran el número 7
Un gran viajero o marino ha navegado los 7 mares. Los referidos en la literatura medieval son, el golfo Pérsico, el mar Negro, el mar Caspio, el mar Rojo, el mar Mediterráneo, el mar Adriático, y el mar de Arabia; mientras que en la actualidad se ha adaptado la expresión al mundo entero, a los “siete” océanos (entendiendo que el Pacífico y el Atlántico se dividen en norte y sur).
Siete vidas tiene un gato, siete brazos el candelabro sagrado judío (Menorah), siete son los enanos que acompañaban a Blancanieves, las botas de siete leguas son un elemento común en el folklore europeo que aparecen en varios cuentos (como pulgarcito), los siete magníficos y los siete samuráis, siete las islas principales de la Atlántida, siete son los años de mala suerte si se rompe un espejo, siete son las artes liberales, el trívium (gramática, dialéctica y retórica) y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
Las siete maravillas del mundo (antiguo) eran siete esculturas y obras arquitectónicas que los antiguos griegos consideraban dignas de ser visitadas. Existieron varios listados, pero el que más consenso tenía era: la Gran Pirámide de Giza (2.500 a.c.), los Jardines Colgantes de Babilonia (600 a.c.), el templo de Artemisa (550 a.c.), la Estatua de Zeus en Olimpia (430 a.c.), el Mausoleo de Halicarnaso (350 a.c.), el Coloso de Rodas (290 a.c.) y el Faro de Alejandría (250 a.c.). Solamente la Gran Pirámide de Giza ha sobrevivido hasta nuestros días y puede ser admirada.
Siete fueron los padres de la Constitución Española de 1978: Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo por UCD; Gregorio Peces-Barba Martínez por el PSOE; Jordi Solé Tura por el PCE; Manuel Fraga Iribarne por AP y Miquel Roca i Junyent por las Minorías Catalana y Vasca.
Siete es un número primo (solo es divisible por 1 y por sí mismo). Los números primos tienen una enorme importancia en Criptología. No solamente es el 7, si no también algunos de sus múltiplos importantes para esta ciencia.
Para los seguidores del Real Madrid, uno de sus mayores iconos fue: ¡Cristiano Ronaldo, CR7!
El arcoiris tiene siete colores…
Los múltiplos de 7
Otro número importante en la historia, la religión y en el ocultismo es su múltiplo segundo: el “14”.
Los cristianos recordamos que Jesucristo fue crucificado el 14 (segundo múltiplo de 7) del mes de Nisán y 14 son también las estaciones del Vía Crucis.
Según la Cábala, el número 14 conforma el valor de las transmutaciones, las metamorfosis, los cambios; en tanto que se trata de un doble septenario (7+7) se dice que es una cifra doblemente afortunada.
Los primeros médicos griegos sostenían que el día decimocuarto era decisivo en las fiebres, pues o remitían o se agravaban de modo irrefrenable. Cuando yo estudiaba Patología Médica, el tétanos, una enfermedad aguda provocada por las neurotoxinas producidas por la bacteria Clostridium tetani, un bacilo anaeróbico Gram +, su periodo de incubación oscilaba entre 24 horas y los 54 días, siendo el promedio de 14 días y variando, dependiendo de la cercanía entre la lesión y el sistema nervioso central.
En la década de 1950, un grupo de matemáticos de Los Alamos National Laboratories en California ideó un método de tamizado para derivar lo que llamaron números de la suerte, The Sieving Process. El resultado de los 100 primeros números es: 2, 3, 7, 9, 13, 15, 21, 25, 31, 33, 37, 43, 49, 51, 63, 67, 69, 73, 75, 79, 87, 93 y 99
Epílogo
Podríamos seguir encontraríamos aun muchas más referencias sobre este maravilloso número en la historia, la religión, la ciencia, la tecnología, etc, yo para no aburrirte, amable lector prefiero dejarlo aquí. Si he logrado despertar tu curiosidad puedes hacer búsquedas y seguro que encontrarás muchos más tanto o más curiosos de los que yo aquí he expuesto. Si tienes tiempo y ganas, ¡te animo a ello!
Para finalizar y a mayor gloria de mis contradicciones, la casa donde vivo es el número 37. Es un número primo (me fascinan los números primos), contiene el 7, está en la lista de los “números de la suerte” y además sumando sus cifras hasta la reducción a un guarismo suma 1. ¡El lote lo tengo completo y no sé bien porqué, pero estoy encantado!
Gracias por leerme.
Albert Mesa Rey es de formación, Sanitario y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. Actualmente director del diario digital «Benemérita al día» del Círculo Ahumada – Amigos de la Guardia Civil . |