El Gobierno teme que se produzcan ciberataques durante la cumbre de la OTAN que se celebrará el 28, 29 y 30 junio en Madrid. Para tratar de minimizar los riesgos, se trabaja en un plan que contempla la protección de espacios tangibles, pero también virtuales.
10.000 agente
Unos 10 mil agentes de las fuerzas del orden protegerán la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte que tendrá lugar del 28 al 30 de junio, y a la que asistirán el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el de Francia, Emmanuel Macron, o los primeros ministros del Reino Unido y Alemania, Boris Johnson y Olaf Scholz.
La cumbre estará dominada por Rusia y la invasión de Ucrania, lanzada el 24 de febrero por el presidente Vladimir Putin.
El Gobierno admite la posibilidad de ciberataques
Los dos organismos que, con la colaboración de Policía Nacional y Guardia Civil, dirigirán la defensa del ciberespacio, son el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a través del Centro Criptológico Nacional (CCN), y el Mando conjunto para el Ciberespacio (MCCE).
La cumbre de la OTAN y Ucrania, la tormenta perfecta
Desde el Gobierno son conscientes de que la presión cibernética se incrementará durante los días del encuentro internacional. Esto sucede por dos motivos, primero, porque el ciberespacio ha visto incrementados los incidentes desde el comienzo de la guerra de Ucrania y, segundo, porque a esa derivada hay que sumar la propia cumbre, en la que se darán cita los representantes de la que hoy en día es la mayor amenaza para el Kremlin: la OTAN.
Rusia es una reconocida potencia en ciberguerra. Muchos de los ciberataques sufridos últimamente en Europa se han realizado desde este país. Esto no prueba que sean organizados por el Kremlin, sino que se han ejecutado desde servidores ubicados en la región, lo que por otra parte tampoco exime al país dirigido por Vladimir Putin de ser quien esté detrás de algunos de los incidentes. La incertidumbre tras los ciberataques es siempre una constante.
Incremento considerable de los casos de malware
De hecho, ya se ha apreciado un incremento considerable de los casos de malware cuyo objetivo es acceder a la mayor cantidad posible de información de la víctima -empresa, organismo público o persona- y provocar daños que pueden llegar a interrumpir la prestación de servicios críticos como los que ofrecen hospitales, bancos, medios de transporte, etcétera.