Parece que el fracaso del coche eléctrico no se limita a España y se expande a otros muchos países. Aquí sigue teniendo un mínimo papel porque sólo supone el 5% de las ventas debido a distintas cuestiones y ahora se suma el fin de las ayudas a la compra en Alemania y el frío paralizante en Noruega.

El coche eléctrico en España

En España, el coche eléctrico sigue teniendo una cuota de mercado mínima.

Varias son las causas. Principalmente, por: su excesivo precio; la falta de ayudas, que además no son directas en el momento de la compra, como en otros países, sino que a veces tardan años en recibirse, si finalmente llegan; y el escaso y lento despliegue de la red de puntos de recarga (su instalación y puesta en marcha puede tardar todavía algunos años, lo que refleja la elevada y compleja tramitación, al igual que sucede con los proyectos renovables).

Pero la cosa no acaba ahí. Los coches eléctricos no ahorran energía y no hay que perder de vista la potencia eléctrica a contratar si uno quiere cargar en sólo 15 minutos, como ilustra a la perfección un vídeo que corre por redes sociales. No hay litio suficiente para tanta batería de coche eléctrico, y este tipo de coche supone un reto para los fabricantes automovilísticos en cuestión de márgenes, porque los costes de las baterías son altos… y por eso se está intentando aumentar su fabricación en Europa. Además, hay que sumar que no está resuelto el tema del reciclaje de las baterías eléctricas. ¿ Y por qué se ha hecho así? Es simplemente un problema ideológico de implantar la agenda 2030 y por tanto se ha querido empezar la casa por el tejado (el coche), es decir, este antes que la batería y el cargador.

Tampoco hay que olvidar  que se está pasando de una dependencia de los combustibles fósiles (petróleo y gas) donde los actores estaban más repartidos a una dependencia de distintos metales (cobre, litio, níquel y cobalto, entre ellos) y tierras raras, los cuales se extraen de pocos países y ojo, cuyo tratamiento y refino está muy dominado (en concreto en un 80%) por China.

Además, es una farsa lo de la mejora de las emisiones de CO2, ya que no se miden las emisiones netas de CO2 del coche eléctrico desde su origen (es decir, desde la fabricación de la batería hasta la del tubo de escape).  Y es que el coche eléctrico es una decisión de los políticos, no una demanda social.

Ventas en España

Aunque las ventas de coches eléctricos puros han aumentado un 73,5% en los once primeros meses, hasta 56.056, pero aún sólo representan una cuota del 5,43%; y se mantienen como favoritos entre los alternativos y que reducen emisiones, los híbridos no enchufables o convencionales -tienen una pequeña batería que se recarga a través del motor de combustión (de diésel o gasolina)-, que acumulan unas ventas de 279.521 unidades hasta noviembre, un 27,05% más que hace un año, y suponen una cuota del 26,64%.

Problemas con el frío y explosiones

Por mucho que Noruega presuma de estar muy avanzada en la implantación del coche eléctrico (supone casi el 80% de las ventas) parece que está empezando a tener problemas por su elevado frío. Decíamos que los autobuses eléctricos no aguantan los 12 grados bajo cero, pero los coches tampoco y ya están llegando a bloquear carreteras al quedarse parados.

Y por si todo lo anterior no bastara, no es baladí el creciente número de explosiones e incendios de las baterías de los coches eléctricos… que plantean dificultades a los bomberos. Además, en varios medios de transporte público madrileños (autobuses, metro y trenes) se ha prohibido llevar patinetes eléctricos.

Pero la agenda 2030 manda, y aunque el coche eléctrico sea un fracaso desde todos los puntos de vista lo querrán imponer.

(Con información de Hispanidad)