Cuando escribimos estas líneas (principios de Julio de 2025) la situación política en España todavía no ha cambiado en lo fundamental; si en algún momento se produce la marcha de Sánchez y el sanchismo, empezará nuestro verdadero trabajo. Todo lo ocurrido hasta la fecha no es sino la preparación para el día, mes, año, y década posteriores. Y corre prisa.
Más que decir que nada será igual, deberíamos pensar en que nada debe ser igual. Un nuevo titular en la Presidencia del Gobierno, sin el acompañamiento de muchos otros cambios, sería una más de las experiencias frustrantes que ha tenido España en las últimas décadas.
Vamos a comentar algunas de las medidas o criterios que nos parecen más importantes, por encima de cualquier visión partidista, para establecer un programa mínimo de intenciones:
Limpieza a fondo:
De cualquier tipo de corrupción. La corrupción política-económica no es algo “técnico”, circunstancial, que de repente ha aparecido y que se soluciona con facilidad, como el que limpia una mancha en el sofá de su casa. Tiene unas causas morales e ideológicas mucho más profundas.
En la sociedad actual, la gran mayoría de los políticos y de los partidos a los que pertenecen no tienen ninguna atadura moral. Hay quienes, como son agnósticos o ateos -basados en su propia ideología- no creen en Dios, y por tanto, no creen en sus mandamientos, incluido el de “no hurtarás” (lo consideran una superstición, o un engaño); el socialismo dice querer acabar con “el capitalismo”, pero no impone ninguna regla moral a los miembros de su partido; y el centrismo tampoco cree en nada; es presa del relativismo absoluto también en los principios éticos. Y curiosamente, todas las pomposas “declaraciones de derechos” conocidas no incluyen jamás el derecho de los ciudadanos a ser gobernados con honestidad, no sólo política, de cumplimiento de las promesas, sino personal; es decir, que no roben en el ejercicio del cargo político, o no mercadeen para mantenerse en el poder.
También hay que observar que las inmensas cantidades de dinero de las mordidas sirven principalmente para dopar a los partidos que las recaudan, más allá de los políticos corruptos. Con ese dinero y otras ayudas los partidos del sistema tienen mucho más fácil financiar su propio acceso o mantenimiento del poder. Eso es lo verdaderamente grave.
La corrupción en la acción política debe ser totalmente erradicada de cualquier acción de gobierno, con las medidas que sean necesarias (transparencia absoluta, canales de denuncia, juicios rápidos, endurecimiento de penas, auditorías, investigación, etc.), de manera que sea imposible, y con un coste muy alto para aquellos que tengan la tentación de poner en marcha prácticas corruptas. Antes de que hagan un Craxi. Nunca más.
Igualmente, hay que desmontar todos los intereses contrarios al Bien Común, de los que quieran lucrarse de su poder o influencia a costa de los españoles: oligopolios económicos globalistas en colusión con el Estado, lobbies, intereses extranjeros, etc.
Solución de problemas urgentes:
Dentro de los males que nos aquejan hemos elegido algunospor su importancia, y que afectan gravemente a la situación de muchos españoles:
– Empleo y pobreza: España bate récords de desempleo -especialmente juvenil-, de personas en riesgo de exclusión, o en situación de pobreza, sin que el Estado haga nada por resolverlo. Como personas, como españoles y como cristianos no podemos aceptar impasibles la desgracia de nuestros compatriotas. Hay que crear de verdad las condiciones para reducir al mínimo la cifra de desempleados, así como resolver los problemas estructurales que hacen posible la gran cantidad de bolsas o sectores sociales de pobreza. Los privilegios de la clase política, el globalismo y las brechas territoriales que origina el Estado autonómico han hecho desaparecer el antiguo “ascensor social”.
– Inmigración: La actual avalancha de inmigrantes ilegales o irregulares es una fuente de problemas: Gasto disparado en ayudas, inseguridad, delincuencia, saturación de los servicios de la administración, desnacionalización de España, culturas hostiles a la visión occidental y española. Se trata de hacer cumplir la actual Ley de Extranjería, y de modificarla para frenar en seco la invasión migratoria, y revertir todo el proceso y sus efectos.
– Seguridad. Para el que no lo sepa, el número total de delitos en 1.976 fue de 228.461; en 2.024, hubo un total de 2.456.413 delitos. En menos de 50 años la delincuencia en España se ha multiplicado más de 10 veces.
Estas cifras escalofriantes nos dan una idea del deterioro como país que hemos tenido en poco tiempo. Leyes laxas, desinformación de la magnitud real del problema camuflando o manipulando cifras, la justificación por todas las izquierdas de los más variados tipos de violencias (ocupación, escraches, terrorismos, antifas, piquetes “informativos”, delitos de inmigrantes, cristianofobia, hispanofobia, etc.), cárceles de lujo, jueces obligados a aplicar directrices buenistas de todos los partidos, FCSE con las manos atadas y duramente penalizadas si “se sobrepasan”, ciudadanos españoles a los que se les castiga con dureza si practican la autodefensa, inmigración sin filtro de su historial penal en origen, blandura absoluta con los delincuentes que reinciden, dejación de todo tipo de bandas o grupos criminales (españoles y extranjeros), permisividad con la existencia de guetos, barrios fuera de la ley y “no-go zones”, corrupciones diversas en políticos y “fontaneros”. Hay solución conocida para todos estos problemas, sólo hay que querer resolverlo, y ponerse a ello. Tolerancia cero contra la delincuencia.
– Vivienda: Décadas de pasividad han llevado a un déficit de viviendas de -según estimaciones- más de 600.000 viviendas. Las administraciones públicas no construyen vivienda social; no hay suelo disponible; trabas administrativas paralizantes; la carga impositiva es enorme; hay abundantes corruptelas urbanísticas; como consecuencia, los precios de la vivienda, de compra o alquiler, están disparados. Hay soluciones para todo ello, ya contrastadas en otras épocas anteriores. En la vivienda nos estamos jugando el porvenir de las generaciones más jóvenes y de todos los españoles.
Prioridad absoluta para el bienestar de los españoles:
Acabar con la asfixia impositiva. Es imposible que un país funcione cuando todo aquel que produce tiene que pagar al Estado, en los diferentes impuestos, casi el 50 % de sus ingresos (IRPF, cuotas de autónomos, IVA, impuestos de la energía y combustibles, autonómicos, municipales, transmisiones, de sociedades, etc). Es necesaria una bajada draconiana de todos los impuestos.
Reducir el inmenso peso muerto del Estado: Gastos ideológicos, Administraciones hiperinfladas y/o inventadas, ineficacia y duplicidades administrativas, subvenciones a incontables chiringuitos, tanto nacionales como internacionales, inflación legislativa. Hay que recuperar el “santo temor al déficit”, con el objetivo a medio plazo de reducir sustancialmente nuestra deuda pública y los gastos asociados de intereses.
Garantizar la cobertura social para los españoles, auditada para impedir cualquier tipo de fraudes, y evitando crear multitudes de “eternos dependientes” del Estado que se prolongan por generaciones, que provocan el despilfarro presupuestario. Recordemos a Elon Musk descubriendo a usuarios de la Seguridad Social con 150 o más años de edad; aquí no se ha hecho ningún control de esas características, para eliminar sin contemplaciones todo tipo de trampas o de beneficiarios fraudulentos.
Relectura de la Constitución
Aunque es un objetivo irrenunciable cambiar en profundidad una Constitución que no nos convence en muchos aspectos, hay que ser realista. Para cualquier modificación de la misma hacen falta mayorías cualificadas: de 3/5 para cambios menores, de 2/3 (más elecciones y referéndum) para modificaciones sustanciales. Y en los trámites de las Leyes Orgánicas se requiere mayoría absoluta para cualquier cambio o nueva ley.
Con estas importantes limitaciones, la propuesta es hacer una relectura de la Constitución inspirándola en otro sentido, y poniendo el foco en los asuntos realmente importantes; cuestionar el relato que progres, centristas y separatistas han hecho de buena parte de sus artículos; y denunciar los flagrantes incumplimientos constitucionales que la oligarquía partidista ha cometido en más de cuatro décadas.
Veamos algunos ejemplos de una lectura diferente: – Art.2: Defensa de la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. – Arts. 6 y 7: defiende el papel de partidos y sindicatos, pero sin ningún tipo de subvención para ellos – Art. 13: los extranjeros gozarán de libertades, pero no tienen derecho constitucional a ayudas sociales. – Art. 14: Igualdad ante la Ley. – Art. 15: Todos tienen derecho a la vida – Art. 31: los impuestos, en ningún caso, tendrán carácter confiscatorio. – Art. 39: protección de la familia. – Art. 135: estabilidad presupuestaria. Etc, etc.
Y los incumplimientos: Derecho al trabajo, derecho a la vivienda, derecho a una jubilación digna, igualdad de los españoles, distribución equitativa de la renta regional, impedir la especulación del suelo, solidaridad entre las CCAA, limitación del déficit, entre muchos otros. Es curioso comprobar que la mayoría de los incumplimientos hacen referencia a necesidades reales y materiales de los españoles, teniendo en cuenta además que estos derechos que recoge la C78 ya estaban contenidos en leyes anteriores (Fuero del Trabajo y Fuero de los Españoles). Los “padres de la Constitución” no han creado nada que no existiera previamente.
Modelo de Políticas de Estado a medio-largo plazo:
Durante décadas, el bipartidismo ha llevado a cabo unas políticas de Estado basadas en la improvisación, los vaivenes, el incremento de su propio poder y en la dependencia absoluta de directrices exteriores.
Hora es ya de establecer, con las reflexiones y estudios que sean necesarios, una serie de Políticas de Estado para la España del siglo XXI: Soberanía comercial, energética, en Defensa, alimentaria e industrial; una auditoría a fondo del sector Público para definir cuál debe ser su dimensión y alcance adecuados para el mayor beneficio del país; definir el mejor modelo de enseñanza en todos sus grados; estudiar cuáles deben ser los sectores económicos que tienen más futuro, y la distribución de su importancia en la Economía Nacional;definir una Política exterior que salvaguarde nuestra soberanía y defienda eficazmente nuestros intereses. En definitiva, disponer de una Agenda española propia en todos los órdenes.
Reequilibrio de poderes. Defensa del Bien Común.
En España hemos asistido en las últimas décadas a la consolidación en el poder de una oligarquía partidista (partidos estatales y separatistas) asociada a los grandes grupos económicos globalistas, que mira exclusivamente por su propio interés, sin importarles el bienestar o la libertad de la inmensa mayoría de los españoles.
Es un grupo que, para aumentar sus privilegios, extrae recursos de los españoles a través de los impuestos, o de situaciones de oligopolio económico privilegiado legalmente que deja un margen prácticamente nulo a la libre competencia. Tiene su agenda propia, que consiste en eliminar las barreras comerciales en favor de países no europeos, estrategias divisivas de los españoles (ideológicas, territoriales, económicas), el reemplazo poblacional a través de la inmigración, el fanatismo climático, la ausencia total de valores (con la consiguiente destrucción de la familia y de la Patria), la corrupción generalizada, impuestos muy altos, la complicidad de grupos empresariales y lobbies con el Estado y el lavado de cerebro promotor del wokismo, el progresismo y el individualismo a ultranza.
Cambiar esta estructura no es fácil. Sólo si se consigue la alineación y colaboración de las élites con la sociedad civil y con el Estado, será posible una España mejor. Las únicas élites admisibles deben ser las que por su excelencia, patriotismo y solidaridad con todos los españoles trabajen realmente por el Bien Común y el interés general de la Patria.
Para ello, es necesario estudiar críticamente el funcionamiento de los partidos, para evitar por todos los medios que acaparen el poder, adoptando las medidas necesarias para que se cumpla la Ley y su influencia sea limitada; y controlar la actividad de las élites económicas globalistas con objeto de evitar que capturen al Estado para su propio beneficio.
Dicho en otras palabras, transformar un sistema oligárquico partidista-globalista en otro en el que exista un equilibrio aceptable entre los españoles. El reforzamiento de la sociedad civil es el mecanismo necesario para limitar el poder de los partidos y los globalistas; el control de los partidos, el cuestionamiento de cualquier oligarquía basada en privilegios obtenidos por su connivencia con el poder, o que sean insolidarios con el resto de los españoles; estrategias de solidaridad, unidad y cohesión, así como la promoción de la verdadera libertad de los españoles y de los grupos sociales intermedios.
Metas. Sueños. Recuperación de los valores:
Nada de lo propuesto anteriormente será posible si no existe una regeneración nacional. Recuperar los valores, tanto los espirituales: Creencias, Moral, Ética, Patriotismo, Justicia, como los valores humanos: Responsabilidad, lealtad, autoexigencia, excelencia, espíritu crítico, sacrificio, y un largo etc.
Aquí sólo hemos expuesto algunos -no todos- de los criterios y medidas que consideramos necesarios para evitar que volvamos a sufrir la misma desgracia en poco tiempo, tras un periodo post-sanchista de centrismo blando o de socialismo “bueno”; somos conscientes de que hay muchas otras medidas a adoptar.
Es necesario llevar a cabo una verdadera acción restauradora, para conseguir una España con soberanía plena y con los españoles al frente de los destinos de su Patria.