La sumisión de Pedro Sánchez a Marruecos se vuelve a manifestar con claridad en el terreno económico. Esta vez, a través de un escandaloso desequilibrio arancelario que está asfixiando al campo español. Mientras Bruselas abre las puertas de Europa a los productos marroquíes, Rabat impone aranceles abusivos de hasta el 200% a las exportaciones españolas.
Según los datos disponibles recogidos por La Gaceta, Marruecos grava con un 100% a trece productos españoles, con un 86% a otros dos y hasta con un 105% a uno más. En contrapartida, la Unión Europea apenas aplica aranceles superiores al 30% a los productos marroquíes, y solo en casos excepcionales como los derivados del azúcar llega al 81%. ¿El resultado? Una estructura comercial profundamente desequilibrada que penaliza al agricultor español y favorece los intereses del reino alauita.
La destrucción del tomate español: un símbolo de la decadencia
Un caso paradigmático de esta competencia desleal es el del tomate español. Mientras nuestras explotaciones cumplen con normativas medioambientales y laborales estrictas, Marruecos produce sin trabas, con menor coste y bajo estándares mucho más laxos. El resultado ha sido devastador.
España ha pasado de exportar más de 900.000 toneladas de tomate hace dos décadas a poco más de 500.000 en la actualidad. Por su parte, Marruecos ha incrementado sus ventas a Europa de 300.000 toneladas en 2011 a más de 500.000 actualmente. A esto se suman beneficios de casi 1.000 millones de euros para los productores marroquíes, frente a los 233 millones de ingresos pasados.
El campo español, en peligro de extinción
La consecuencia es el desmantelamiento progresivo de la agricultura española. En los últimos 20 años, han cerrado una media de casi 50 explotaciones al día. Se ha pasado de 1.127.969 en 2003 a 784.141 en 2023. Cifras que reflejan la rendición del Ejecutivo socialista ante los intereses de Marruecos y de una UE que prioriza la agenda globalista y la dependencia exterior por encima de la autosuficiencia nacional.
Una política exterior de claudicación
Todo esto ocurre mientras Pedro Sánchez calla y otorga, incapaz de levantar la voz ante un país que, una y otra vez, humilla a España con chantajes migratorios, provocaciones diplomáticas y, ahora, con barreras comerciales que nos golpean directamente en el corazón de nuestra economía rural.
Esto no es un incidente aislado, es la consecuencia lógica de una política exterior entregada al chantaje marroquí y dirigida desde Moncloa por un presidente más preocupado por la foto internacional que por los intereses de su propia nación.
El socialismo: siempre al lado de los enemigos de España
La realidad es clara: cada vez que gobierna la izquierda, el campo español sufre, la industria nacional retrocede y los intereses extranjeros se imponen.
El PSOE pacta, entrega, cede, humilla a España, y cuando el daño está hecho, mira hacia otro lado. Esta sumisión a Marruecos, expresada ahora en forma de aranceles injustos y competencia desleal, es solo una muestra más del fracaso de Pedro Sánchez como estadista y del precio que pagamos todos los españoles por su permanencia en el poder.
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