Descaro | José Antonio Ruiz de la Hermosa

El descaro de los privilegiados por el sistema woke y el globalismo es, quizás, la más peligrosa de las acciones que los desleales a España y a los españoles y lo están realizando en este momento, con una deriva absoluta hacia la destrucción total de la Sociedad y de quienes la componemos. Eso sí, lo hacen según ellos, por nuestro bien y por el de las minorías oprimidas por nosotros, los que de forma habitual creemos en la Sociedad, nos comportamos dentro de unas normas de convivencia y pagamos religiosamente nuestros impuestos. Bueno, eso era antes. Ahora los políticamente correctos nos sacan directamente de nuestros bolsillo los bienes que hemos logrado obtener con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo. Y el más claro ejemplo es esta “democracia” que usan a su conveniencia y para beneficiar a las minorías en las que ellos están inscritos; es decir los que viven de sangrar a los que trabajamos.

Desde que se programaron las anteriores elecciones municipales, más difíciles de manipular en su conjunto que unas generales, venimos observado que los políticos, en general, simplemente se han quitado la careta. Algo que, en este momento, es tan descarado que roza lo insultante. Durante la campaña electoral vimos en determinados momentos actitudes y sobre todo propaganda infumable, por su grosería y zafiedad, algo que, en el caso de algunos políticos, sobre todo de las mal llamadas izquierdas rozaba, cuando no sobrepasaba, el insulto a nuestra inteligencia.

Ahora bien, que la líder de SUMAR nos tome por tontos y haga gala de su oportunismo y demagogia no nos sorprende. Que en el mismo día de la famosa “reflexión”, el actual presidente en funciones nos provoque alentando la presentación por uno de sus acólitos de unas encuestas manipuladas, algo prohibido por el propio devenir electoral, lo vemos ya como normal. ¿Po qué, dirán ustedes? Pues sencillamente porque cualquier persona “avisada” es consciente de que los resultados ya los teníamos, solo faltaba ir a votar, pero como no todo estaba atado y bien atado, era de todas formas necesario ciertos desajustes.

La fecha escogida es indiscutiblemente el primero de los movimientos trileros, pero sucesos como el de los trenes desde Alicante a Madrid o las comparativas de los resultados electorales en algunas mesas, por ejemplo, en el Madrid acomodado al norte de la ciudad, reflejan ese desajuste que había que ajustar. Es curioso, yo no creo en las casualidades. Que una mesa electoral donde la abrumadora mayoría de los votantes son de las llamadas derechas, cambiase su voto, y además curiosamente nos lo retransmita en directo Telemadrid. Un colegio electoral donde siempre hay algo más de mil votos de ventaja de una determinada formación sobre otras, como pasó en las municipales, pasa a cambiar a ochocientos votos de ventaja, al contrario, y curiosamente y como decía yo antes, casualmente coincide la diferencia, casi al milímetro, con el número de votos emitidos por correo.

Y no hablemos de cosas tan curiosas como que en varias provincias el partido VOX haya enviado en sus cartas con propaganda electoral las candidaturas al Congreso, olvidando incluir las candidaturas al Senado. Nuevamente la casualidad de que, si el voto derechoso se hubiera dividido entre unos y otros de la misma facción, eso pudiera haber beneficiado a terceros, pero da igual, los terceros ya tenían vislumbrada algún tipo de solución, pues si se molestan en sumar y restar resultados, se darán cuenta que ingentes cantidades de españoles han querido equilibrar resultados y para ello han votado al Congreso a los del PSOE, mientras votaban al PP en las candidaturas del Senado. Admito que puede haber sucedido, pero no en la cuantía que hemos visto cuando teníamos lapicero y calculadora en la mano. Algo no cuadra

Miren ustedes, la ceremonia de la confusión está servida y hechos como los sucedidos en el tercer partido en votos de los últimos comicios nos dan prueba de que el pescado está medio vendido, por ser prudentes en nuestras apreciaciones. Cuando en cada provincia se podrían haber impugnado prácticamente los resultados, nadie, absolutamente nadie ha movido ficha, salvo aquellas excepciones que significan a los hombres honrados. Hombres, como un representante ante la junta electoral de Burgos que, al igual que otros, exige cotejar cifras con actas de las mesas y que, como siempre, solo se ganó la bronca de los suyos y el que las Juntas Electorales incumpliesen la obligación que tienen de hacerlo. Como se viene haciendo desde el Golpe de Estado de los trenes que explotaron en Madrid-Atocha.

Pero lo peor no es eso, sino cómo se les ha movido la silla a algunos, como Iván Espinosa de los Monteros que, con causa justa familiar, ha aprovechado para irse vivo de VOX. Algo que parecía imposible hace unas semanas, pero que ha salido hasta medio bien, cuando ha forzado al amigo de las vacunas de Pfizer a dimitir también. No obstante, algo raro pasa en VOX, puede que sea los movimientos de la línea dura del Opus, que alguien ha convertido en una cortina de humo, que denominan Falange. Querer hacernos creer a los más viejos del lugar que Falange y Opus son lo mismo, o que persiguen los mismos fines, es como querernos hacer creer que el fuego se apaga echándole gasolina. Nada más opuesto, que el nacionalsindicalismo a los obreros de Escrivá. Agua y Fuego, en definitiva.

¿Qué nos espera esta semana? Pues teniendo en cuenta que casi el cien por cien de los políticos españoles carecen de principios. Bueno eso no es del todo cierto, pues sus principios son los mismo que los de Marx, me refiero a Groucho, no a Carlos, pues solo podemos esperar otro barrio de monipodio, u otro sorteo de las ropas de Jesús al pie de la Cruz, aunque en este caso no son ropas, sino los restos de la Nación más antigua de Europa, venida a menos desde que un Borbón, Felipe V, se hizo con el poder en ella, y que desde entonces va cuesta abajo y sin frenos. Esto me hace recordar a nuestro amado Rey, que el primer y último de los emperadores romanos se llamaba Rómulo, sin que hubiese otro en medio con ese nombre y más recientemente y entre otros casos, el primer rey de la Casa de Habsburgo se llamaba Carlos y el ultimo también Carlos, sin ningún otro en medio.

Y mientras los que salen en telecirco o telecuatreros, siguen haciendo hacia nosotros gala de grosería, zafiedad, “descaro”, oportunismo y demagogia en lo que ellos llaman las causas justas y necesarias para acabar con la gallina de los huevos de oro que ellos están expoliando. Y todo ello con la obsesión de acallar al que opina de forma diferente…esta gentuza es la que quita la fe en el ser humano, o sea en usted y yo. Y ahí lo dejo…

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.