La aberración se consuma en la Unión Europea: pretenden ‘colar’ el ‘derecho al aborto’ en una Directiva de Violencia contra la mujer
Y es una aberración, porque No hay derecho al aborto, hay derecho a nacer, hay derecho a la vida. Esta verdad sostiene cualquier sociedad que respete la dignidad humana. Cuando un país olvida este principio, pierde el rumbo moral y destruye los pilares que permiten el crecimiento de la familia, de la libertad y del propio futuro nacional.
El derecho a la vida como fundamento moral y jurídico
El derecho a la vida no es negociable. Ningún gobierno puede sustituir la ley natural con una norma que legitime la eliminación del inocente. Ningún parlamento tiene autoridad para decidir quién merece vivir y quién no. La vida no nace de un decreto político. La vida nace porque Dios la da, y la sociedad tiene la obligación elemental de protegerla.
Cuando una nación reconoce el derecho a la vida, garantiza que cada persona, incluida la más vulnerable, posee un valor infinito. Los niños en el vientre se convierten en ciudadanos, no en objetos de decisión. La maternidad recupera su grandeza. La familia se fortalece. La esperanza se abre paso frente a la cultura de la muerte.
El derecho a la vida marca la diferencia entre una civilización que cree en el futuro y una que renuncia a él. Sin ese derecho, todo se derrumba.
La mentira del “derecho al aborto”
La expresión “derecho al aborto” funciona como un instrumento político. No nace de un principio moral, sino de una ideología de muerte que intenta borrar la vida sobre el ser humano. Quieren imponer la idea de que el hijo es un obstáculo, convencer a las mujeres de que la maternidad es una carga. Quieren separar la sexualidad de la responsabilidad. Y lo hacen manipulando el lenguaje.
Pero la realidad siempre se impone. Un “derecho al aborto” niega la existencia del niño. Borra su identidad. Lo reduce a un problema. Esa postura alimenta una cultura que rechaza la vida, desprecia la familia y rompe el vínculo esencial entre madre e hijo.
El derecho a la vida, en cambio, devuelve valor a cada nacimiento. Reconoce que cada niño trae luz, que la maternidad crea riqueza espiritual y humana. Reconoce que el futuro de un país depende de los niños que dejamos vivir.
La defensa del no nacido como deber moral y social
La defensa del no nacido no representa un asunto religioso ni ideológico. Representa una cuestión humana. El niño en el vientre posee corazón, sangre, ADN propio y una identidad irrepetible. Cada vida ofrece una contribución única. Eliminarlo supone privar al mundo de un bien que nunca regresará.
Proteger el derecho a la vida significa proteger la continuidad de la nación. Europa sufre un invierno demográfico devastador porque renunció a la natalidad y aceptó ideologías que destruyen la maternidad. España sufre esa misma crisis. No puede permitirse continuar por ese camino.
Si una sociedad quiere sobrevivir, debe defender al niño. Debe proteger la maternidad. Debe fortalecer a la familia natural. Y debe difundir un mensaje claro: cada vida importa.
El papel de la familia en la cultura de la vida
La familia fortalece el derecho a la vida, educa, protege y da sentido. La familia enseña que la vida se recibe como un regalo. Ninguna institución la reemplaza. Ningún experimento ideológico la supera. Allí nace el amor verdadero y surge la responsabilidad.
Cuando el Estado socava a la familia, la nación pierde estabilidad. Cuando promueve un “derecho al aborto”, destruye su propio futuro. Sin embargo, cuando protege el derecho a la vida, crea esperanza. Una sociedad que celebra cada nacimiento construye futuro. Una sociedad que rechaza a sus hijos abraza su propia desaparición.
El derecho a la vida supera cualquier discusión política. No existe un “derecho al aborto”. Existe un derecho sagrado a nacer. Existe una obligación moral de defender a quienes no pueden defenderse. España y Europa recuperarán su grandeza cuando vuelvan a honrar la vida desde la concepción hasta la muerte natural. La luz siempre se impone a la oscuridad cuando la verdad se expresa sin miedo.





1 comentario en «No hay derecho al aborto, hay derecho a nacer, hay derecho a la vida»
Han convertido algo muy excepcional en un derecho. Pronto el Estado pagará a las mujeres que aborten, en efectivo o con deducciones o ventajas fiscales, ya veréis. Se ha convertido en el método anticonceptivo más eficaz, ¡no falla nunca! Que pena de sociedad hemos creado.