La delincuencia extranjera en España es un problema real que el Gobierno intenta ocultar con datos manipulados. La realidad, según cifras oficiales, desmonta su relato.
Manipulación de datos: El Gobierno miente descaradamente
Tras los incidentes de Torre-Pacheco, Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, afirmó que «el 73% de los delitos en España fueron cometidos por españoles», omitiendo el contexto demográfico. Esto no solo es una manipulación grosera, sino una forma de mentir deliberadamente. La verdad es que la población extranjera, que representa menos del 13% del total en España, comete proporcionalmente muchos más delitos.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) demuestra que, por cada 1.000 habitantes mayores de edad, los extranjeros tienen una tasa de condenas de 14,6 frente a los 5,8 de los españoles. Esto implica que la delincuencia extranjera en España es 2,5 veces más alta que la nacional. Este dato mata el relato del gobierno. La ministra omitió a sabiendas esta proporción, lo que representa una manipulación deliberada con fines ideológicos.
Aumento de los delitos graves y violencia en las calles
Aunque el Gobierno presume de que la delincuencia total ha bajado, los datos del Ministerio del Interior muestran que la criminalidad grave ha aumentado peligrosamente. Homicidios, asesinatos en grado de tentativa, lesiones graves, riñas tumultuarias, secuestros, tráfico de drogas y delitos sexuales han registrado subidas alarmantes entre 2017 y 2024.
Por ejemplo:
- Los homicidios han subido un 13,4%.
- Las tentativas de asesinato, un 68%.
- Las lesiones graves, un 62,8%.
- Los secuestros, un 52,2%, con un 60% cometidos por extranjeros en 2024.
- El tráfico de drogas ha crecido un 66,1%.
- Las agresiones sexuales con penetración han aumentado un 275,3%.
La delincuencia extranjera en España no sólo está sobrerrepresentada en estas cifras, sino que en muchos delitos es mayoritaria.
Más extranjeros en las cárceles: la realidad penitenciaria
El Ministerio del Interior reconoce que el 32,7% de la población reclusa en España es extranjera. Son casi 20.000 presos sobre un total de 60.938. Esta cifra representa un incremento de 3.500 reclusos extranjeros desde que Pedro Sánchez llegó al poder.
Mientras el Gobierno presume de integración y convivencia, los datos muestran una realidad muy distinta: la delincuencia extranjera en España aumenta en las calles y en las cárceles. Y lo peor: la ciudadanía ya lo percibe y lo sufre.
Feminicidios: los extranjeros cuadruplican la tasa española
Una de las consecuencias más trágicas de esta situación es el repunte de los feminicidios cometidos por agresores extranjeros. En lo que va de 2025, el 53% de las mujeres asesinadas han sido víctimas de extranjeros. Esto supone una tasa cuatro veces superior a la de los españoles.
La tendencia es clara:
- 2021: 23,6% de feminicidios cometidos por extranjeros
- 2022: 38,8%
- 2023: 44,8%
- 2025: 53%
El relato feminista oficial ignora a sabiendas estos datos por motivos ideológicos, mientras las mujeres mueren.
Barcelona: capital de la violencia extranjera
Barcelona es el epicentro de la delincuencia extranjera en España. En 2024, el 91% de los hurtos y el 83,5% de los robos con violencia fueron cometidos por personas extranjeras, según datos del Departamento de Interior de la Generalitat.
- Hurtos: 4.942 de 5.442 detenidos eran extranjeros
- Robos con violencia: 3.595 de 4.304
- Agresiones sexuales: 344 de 471 detenidos (73%)
- Tráfico de drogas: 1.457 de 1.965 detenidos (74,2%)
- Homicidios y asesinatos: 42 de 71 detenidos eran extranjeros (59,1%)
La delincuencia extranjera en España ha convertido Barcelona en una ciudad insegura, con cifras que desbordan cualquier justificación demagógica.
Los datos matan el relato del Gobierno
La delincuencia extranjera en España es un problema estructural que el Gobierno intenta esconder manipulando cifras y ocultando el contexto. Esta mentira deliberada está causando inseguridad, miedo y dolor en la sociedad española.
Mientras los medios afines repiten el relato oficial, los datos oficiales lo destruyen. Y el pueblo lo vive en carne propia: hurtos, agresiones, feminicidios, secuestros y una sensación de impunidad creciente.