La Oficina Nacional de Estadística china ha informado recientemente de que se han producido 10,62 millones nacimientos durante el año 2021, lo que supone 1,4 millones nacimientos menos que en 2020.
Pero el retroceso de las políticas antinatalistas implementadas en China durante años, son de tal calibre que hacen muy difícil revertir una situación que amenaza no solo la prosperidad del país sino la construcción de su tejido social, con estructuras familiares fragmentadas, volcadas en el esquema productivo, instruidas en el desprecio al valor de la fecundidad y con una normalización social del aborto, convertido en un método contraceptivo más.
Estos datos certificarían que la población del primer país del mundo por número de habitantes caerá incluso antes de lo que se preveía, e incluso podría empezar a decrecer este mismo año 2022, según algunas proyecciones.
Medidas pronatalidad de China
Para tratar de evitar el envejecimiento poblacional y los problemas asociados a éste, se han implantado nuevas medidas orientadas a revertir la crisis demográfica como: abaratar la educación, ampliar los permisos de paternidad, instaurar ayudas económicas y préstamos blandos e incluso medidas para reducir el número de abortos, prohibiendo aquellos que no se realicen por razones médicas
Las actuales propuestas de incentivos de índole económico o social quedan frenadas por estructuras en las que la familia, y su libertad para engendrar a su prole, ha sido profundamente debilitada durante décadas. La inercia del actual modelo social chino, hace difícil revertir esta situación de riesgo demográfico.