Carta abierta a Núñez Feijóo | Pío Moa

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feijoo bandera gallega

Señor Feijóo,

Usted ha hecho recientemente  declaraciones que no deben pasar inadvertidas, porque atañen a los problemas de verdadero fondo que encara la sociedad española. Ha dicho usted “En Galicia nunca he hablado en público en castellano“. Esta declaración tiene un claro contenido antidemocrático, anticonstitucional y separatista. Pues el castellano no solo es conocido de todos los gallegos, es también la lengua materna de la mitad o más de ellos, a quienes usted desprecia y margina con sus palabras. Y  es también el idioma común de toda España. El castellano, por ser común a todos,  debe llamarse español, aunque haya otras lenguas también españolas, pero solo regionales. Sin ser la lengua regional despreciable, ni mucho menos, al español común  han contribuido, como usted sabe, los mejores escritores y pensadores gallegos, teniendo la cultura gallega en el español común mucho más alcance que la  expresada en la lengua regional.  Como, por lo demás, ocurre en las demás comunidades  con lenguas particulares.

Con su declaración, usted se suma, sin decirlo claro,  a los separatistas que llaman única lengua “propia” a la regional,  contra la común como si esta fuese extranjera. El asunto tiene máxima relevancia, porque los que aspiran a disgregar España  usan las lenguas particulares, incluso inventando otras nuevas,  para atacar el idioma cultural y popularmente mayoritario, el  más propio y el que  nos une a todos los españoles también políticamente. Así, el jefe  de su partido en Andalucía, Bonilla,  ha dicho que lo único que le importa son los andaluces, y fomenta como nunca el culto a Blas Infante, un orate proislámico y radicalmente antiespañol, promotor de un supuesto idioma “andalú”, que Bonilla también promueve.  Esa política, usted lo sabe bien, es la  diseñada por los separatistas catalanes y vascos para inventar agravios y sembrar  el odio al español  y a la propia idea de España. Y en Galicia usted y su partido han seguido la misma pauta. Ha declarado usted  también que Galicia es una nación sin estado,  es decir, una nación frustrada. Lo cual no es una simple ocurrencia pintoresca: además de una completa falsedad histórica,  encierra un programa a largo plazo, la obtención de ese estado aparte para ser plenamente nación.

Su concepción política es en el fondo  la misma que  la de Pujol en Cataluña. O, en Vascongadas, la del PNV,  hacia el  cual usted ha expresado públicamente afinidad. Sobre esto no caben equívocos ni disimulos. Así se ha creado un ambiente  de odio a la lengua y a la idea de España en sectores de población manipulados  obsesivamente, y ya se ha logrado la  semidisolución  del estado en esas regiones, la promoción de los proterroristas y  un golpismo abierto o mal disfrazado.

Este ataque corrosivo “por debajo” al idioma que nos une lo ha completado usted con otro “por arriba”. Acaba de decir en Barcelona:  “El problema catalán no es un problema del catalán o del castellano; el problema del catalán, igual que el problema del gallego, es el inglés. Entonces cuando profundicemos en eso...”. De nuevo un programa a  largo plazo: no solo la lengua regional debe desplazar a la nacional sino que  esta debe ser desplazada a su vez por el inglés. Lengua, esta sí, extranjera y que debe estudiarse como tal. En esta labor usted y su partido  están empeñados desde tiempo atrás,  con la misma obstinación con que pretenden extranjerizar el español en grandes partes de España.

Usted debe ser consciente de la responsabilidad en que incurre. Pues ¿qué significa la unidad nacional? Ante todo,  resulta del esfuerzo y convicción  de muchas generaciones,  que nos dan a todos identidad cultural y continuidad histórica. Nada puede ser más dañino y peligroso que frivolizar sobre ello, pues la alternativa sería la disgregación de España en pequeños estaditos manejables por potencias externas.

 Y la unidad nacional es también la base misma de la democracia y la libertad de todos, como demuestra el hecho de que los separatismos tengan que atacar los derechos de las personas, en alianza con el PSOE. Y con  ustedes, como vamos viendo. Y lo hacen mediante leyes lingüísticas abusivas o  con leyes  ”de género” que   destruyen la igualdad ante la ley, fomentan la desconfianza y aversión entre los sexos, discriminan y  culpabilizan al varón por el hecho de serlo, y resultan en una mayor violencia doméstica, extendida a niños y ancianos. Por no hablar de las leyes de “memoria histórica” que llaman “democrática” para más injuria, pues tratan de imponer a todos las creencias de algunos partidos, al modo de los regímenes comunistas de  Corea del Norte o Cuba 

Todas esas leyes contra la integridad de España y de la democracia las comparten ustedes con separatistas, socialistas y comunistas, y usted las ha aplicado con fervor  en Galicia. No viene aquí al caso explicar la razón de esta concordancia política de fondo entre ustedes y esos otros partidos,  baste constatar el hecho innegable, mucho más importante  que las pequeñas trifulcas por el poder con que se distrae la atención de muchos y se les engaña.

Estas políticas, que ya se se han demostrado nefastas y peligrosas para la convivencia en paz y en libertad, las encubre usted  “vendiendo imagen” de prudencia, concordia, moderación   y constitucionalismo. Pero no se trata de “imagen” para captar el voto de los crédulos  o desinformados, sino de contenidos ideológicos y programáticos, y los de usted ni son prudentes, ni moderados, ni alimentan  la concordia,  ni siquiera son constitucionales. Su actitud repite casi exactamente la de su maestro el separatista Pujol,  de quien se decía: “sabe instigar al odio con palabras suaves”.

Estamos ante unas elecciones trascendentales. Con esta carta no voy a pretender que usted y su partido rectifiquen, porque sus ideas y prácticas están asentadas de muy atrás. Espero, simplemente, que muchos votantes entiendan su política real bajo los trucos de “imagen”.

Pío Moa | Escritor

(publicado originalmente en https://www.piomoa.es/)

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