De esta manera, España sigue a la cola de Europa en la recuperación de la actividad a pesar del aumento masivo del gasto del Estado y del incremento correspondiente de la deuda pública. Como consecuencia del incremento de los pagos de la Administración, mayoritariamente en cuestiones estructurales y desaconsejadas por todos los organismos internacionales -y de manera destacada por la UE-, el desequilibrio presupuestario de carácter estructural está en torno al 5%, uno de los más altos de la zona euro, y el endeudamiento público se sitúa igualmente entre los más elevados de la Unión.
La conclusión es que la economía española sigue todavía por debajo de los niveles previos a la pandemia, y «no está prácticamente a punto de alcanzarlos», como aseguró hoy el Ministerio de Nadia Calviño. En concreto, aún le queda un crecimiento anual del 1,5% para llegar al nivel que tenía en 2019. Dadas las pobres previsiones de crecimiento para el inicio del presente ejercicio y la incertidumbre económica, los economistas dudan de que pueda conseguir el hito en el año 2023.
«En una coyuntura macrofinanciera y geopolítica muy incierta, las proyecciones macroeconómicas para España contemplan tasas de crecimiento del PIB del 4,6% en 2022, 1,3% en 2023, 2,7% en 2024 y 2,1% en 2025. En estas previsiones, la debilidad de la actividad económica aún seguiría siendo significativa en el primer trimestre de 2023, como consecuencia de los mismos factores adversos que han penalizado el avance del PIB en la segunda mitad de 2022. No obstante, a partir del segundo trimestre de este año el crecimiento económico recuperará vigor de manera paulatina, a medida que, entre otros factores, mejoren las rentas reales de los agentes —como consecuencia de la disminución gradual de las presiones inflacionistas—, se recuperen los mercados exteriores y se desplieguen los proyectos de inversión vinculados con el programa Next Generation EU», asegura el informe de la institución que preside Pablo Hernández de Cos.
(Con información de OK Diario)