Bruselas aprovecha los efectos de la gota fría en Valencia para tratar de limitar la soberanía de los Estados miembros con la excusa del «cambio climático»

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Proponen resolver las situaciones de crisis sin requerir la unanimidad de los Estados miembros

En los últimos días, el desastre causado por la gota fría en la Comunidad Valenciana ha dejado al descubierto problemas que van más allá de un fenómeno meteorológico que ha desvelado una descoordinación total entre las administraciones, así como una alarmante inacción y abandono por parte del gobierno de Pedro Sánchez.

En medio de esta situación, surge una pregunta inquietante: ¿Es esta falta de actuación una simple casualidad o responde a una estrategia más amplia? La respuesta parece insinuarse en la propuesta de la Comisión Europea, que ha aprovechado el caos en Valencia para plantear un cambio en los procesos de toma de decisiones en situaciones de crisis.

¿La DANA como excusa para centralizar el poder en la UE?

Según la Gaceta, la Comisión Europea presentó el miércoles 30 de octubre un informe en el que propone una modificación radical: que las decisiones en tiempos de crisis puedan tomarse sin requerir la unanimidad de los Estados miembros. La excusa es clara: agilizar las respuestas en crisis climáticas, sanitarias u otras de gran impacto. En palabras de uno de los portavoces de la Comisión, «debemos ser capaces de responder con rapidez y eficacia, lo que no siempre es posible cuando todas las naciones tienen derecho a veto».

Esta propuesta no ha pasado desapercibida en el contexto de la crisis de Valencia. La coincidencia temporal ha despertado recelos y suspicacias en distintos sectores, que ven en esta situación una estrategia de Bruselas para afianzar su control sobre decisiones de alto impacto. El hecho de que este cambio permita actuar “sin contrapesos” refuerza las críticas de quienes temen que la medida se usará como excusa para recortar soberanía nacional en pro de una respuesta unificada.

Algunos analistas y políticos nacionales han advertido del riesgo que este tipo de decisiones entrañan para la independencia de los países, especialmente en momentos críticos. «Si permitimos que Europa actúe sin contrapesos en temas como las catástrofes naturales, ¿qué impedirá que mañana hagan lo mismo en otros ámbitos?», cuestionó un experto en derecho europeo. La posibilidad de que esta dinámica de actuación sin unanimidad pueda extenderse a otros terrenos ha generado preocupación en aquellos que ven en la soberanía de cada Estado miembro un pilar fundamental de la Unión.

No cuadran las cifras. 

La segunda pregunta, igual de alarmante, es cómo en una situación de emergencia como la de Valencia, las autoridades no han sido capaces de garantizar una respuesta efectiva y coordinada. En los medios de comunicación se ha informado de la presencia de unos 100 forenses en la zona, trabajando contra reloj en el reconocimiento de cadáveres. Sin embargo, existen 219 víctimas, tal y como indican las cifras oficiales, ¿no cabría esperar que el número de fallecidos fuera mucho mayor, dada la magnitud de la catástrofe y de la cantidad de forenses involucrados? Algo no cuadra.

Esto pone de manifiesto una preocupante falta de organización y de transparencia en los servicios de emergencia y del gobierno. En lugar de unificar esfuerzos para minimizar el sufrimiento de los ciudadanos afectados, se ha producido un caos que pone en entredicho la capacidad de respuesta del Estado. Para algunos ciudadanos, esta situación parece más una muestra de dejadez y falta de preparación que una acción deliberada, aunque, a la luz de la propuesta de Bruselas, la sospecha de que esta inacción responde a un cálculo estratégico parece cada vez más difícil de ignorar.

Un residente de la zona afectada expresó su indignación: «Es un absoluto despropósito que en una catástrofe de este calibre, el gobierno no haya sido capaz de asegurar una coordinación efectiva y nos haya abandonado»

Un futuro incierto para la soberanía de los Estados

La coincidencia entre el abandono y la falta de respuesta efectiva del gobierno español y la propuesta de la Comisión Europea despierta preguntas sobre si esta inacción podría estar calculada para justificar un incremento de poder a nivel supranacional.

Para los españoles, el mal manejo de la crisis en Valencia representa una llamada de atención, no solo sobre la incapacidad y dejación de responsabilidades del gobierno para proteger a sus ciudadanos, sino también sobre el papel de una Europa cada vez más totalitaria. ¿Cuánto está dispuesto a ceder Sánchez a sus amos supranacionales? ¿Y a qué costo?

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