La Unión Europea (UE) financia gobierno yihadista Sirio. Ha anunciado una ayuda adicional de 175 millones de euros destinada a «favorecer el desarrollo económico e institucional de Siria», en manos de un Gobierno yihadista terrorista que persigue a los cristianos. No es la única vez. Ya lo financió anteriormente con 2.500 millones de euros.
La ayuda europea a Siria, una traición a los cristianos perseguidos
La comisaria para el Mediterráneo, Dubravka Suica, anunció con entusiasmo que el objetivo es “revitalizar el tejido productivo, reforzar la justicia y apoyar servicios como la educación o la sanidad”. Pero la realidad es otra: ese dinero termina fortaleciendo estructuras políticas afines al islamismo yihadista terrorista, mientras los cristianos son expulsados, asesinados o silenciados.
Fondos europeos para un gobierno yihadista
En pleno auge de la persecución cristiana en Oriente Medio, la Unión Europea demuestra una hipocresía absoluta. Mientras en Bruselas se celebran cumbres por los “derechos humanos” y la “diversidad”, se destinan fondos al gobierno sirio liderado por el islamista terrorista Ahmed al Shara.
La ayuda europea a Siria no solo legitima un régimen hostil a la libertad religiosa, sino que lo financia y promueve. En ciudades como Malula, cientos de cristianos han huido por las asesinatos yihadistas. Iglesias han sido profanadas en Wadi al-Nasara y Homs, con ataques dirigidos contra civiles y símbolos religiosos.
Este no es un caso aislado. La persecución de los cristianos en Siria se ha convertido en un fenómeno sistemático, pero la Unión Europea prefiere mirar hacia otro lado. Lo que es aún peor: colabora económicamente con los verdugos.
El cinismo de la Unión Europea: derechos humanos selectivos
Resulta insultante que los mismos burócratas europeos que criminalizan a gobiernos legítimos por defender su soberanía o su identidad cristiana, premien con millones de euros a quienes promueven el islamismo, la opresión y el asesinato.
Dubravka Suica, con tono diplomático, habló de una “oportunidad de paz” en Siria. ¿Paz con un gobierno que prohíbe y asesina el cristianismo, bombardea iglesias y silencia a las minorías? ¿Inclusión con quienes promueven el yihadismo institucionalizado? La retórica no puede tapar la realidad sangrienta que viven miles de cristianos sirios.
La ayuda europea a Siria se ha transformado en una subvención encubierta al fanatismo terrorista islámico. La ciudad mártir de Malula, símbolo de resistencia cristiana, ha sido abandonada por la comunidad internacional, mientras los fondos europeos apuntalan a quienes la destruyen.
Una estrategia geopolítica sin alma ni valores
Bruselas no actúa por ignorancia. Sabe perfectamente lo que ocurre en Siria. Esta decisión no responde a un error, sino a una estrategia. Los intereses económicos y geopolíticos pesan más que la sangre de los mártires cristianos.
La ayuda europea a Siria demuestra que la Unión Europea ha renunciado a los valores que la fundaron: libertad, derechos humanos y herencia cristiana. Ahora solo impera el pragmatismo cobarde. Se premia a dictaduras terroristas islamistas con la excusa del “desarrollo institucional”.
No puede olvidarse que el Tribunal de Justicia de la UE ya ha criticado el uso de fondos europeos sin control en regiones inestables. Aun así, la Comisión destina millones a un régimen que no cumple los estándares básicos de libertad ni de dignidad humana.
Ni un euro más al islamismo
La ayuda europea a Siria debe cesar de inmediato. No se puede seguir financiando un modelo basado en el terror, el asesinato, la represión religiosa y la desigualdad. Quienes desde Bruselas promueven esta cooperación están traicionando los principios que dicen defender.
El islamismo no puede ser socio preferente de Europa. La defensa de la libertad religiosa debe ser prioritaria. Los gobiernos europeos no pueden seguir premiando a quienes persiguen a los cristianos, arrasando con siglos de historia, cultura y fe.
Basta de complicidad con el islamismo
La ayuda europea al gobierno yihadista de Siria es inmoral, incoherente y escandalosa. Supone una agresión directa contra los cristianos perseguidos y un desprecio absoluto a los valores que fundaron Europa.
La Unión Europea debe rectificar y priorizar a las verdaderas víctimas: los cristianos, los perseguidos, los expulsados de sus hogares por creer en Cristo.
Mientras la UE financia a sus verdugos, los cristianos de Siria siguen resistiendo. Que Europa no lo olvide: su silencio la hace cómplice.
