Funcionarios estadounidenses pidieron al gobierno de Serbia que legalice las uniones entre personas del mismo sexo, asimismo, a Corea y Japón.
La promoción del mal llamado «matrimonio» gay en el ámbito internacional por parte de la administración estadounidense está llevándose a cabo de una forma que no se había visto antes en toda la historia del país.
Durante la segunda semana de mayo, en las últimas rondas del proceso de mutuas críticas entre gobiernos sobre temas relacionados a «derechos humanos», diversos funcionarios estadounidenses han estado solicitando al gobierno sirio la legalización de las «uniones entre personas del mismo sexo», con la excusa de que se trata de una medida necesaria para «garantizar la igualdad de protección ante la ley de los miembros de las parejas homosexuales».
La promoción del matrimonio gay en el ámbito internacional por parte de la administración estadounidense está llevándose a cabo de una forma que no se había visto antes en toda la historia del país.
Incluso durante el mandato de la administración anterior, encabezada por el presidente Obama y bajo la dirección de la secretaria Hillary Clinton, quien priorizó las cuestiones relacionadas con la comunidad LGBT en la política exterior de Estados Unidos, no se impulsó la consideración del matrimonio entre personas del mismo sexo como un derecho humano.
El Examen Periódico Universal (EPU) es una herramienta establecida por el Consejo de Derechos Humanos con el fin de llevar a cabo revisiones regulares del historial de derechos humanos de cada nación. Lo que hace que este proceso sea único es que brinda la oportunidad a otros países de realizar observaciones y comentarios sobre el país sometido a examen.
En principio, los países evaluados deberían ser responsables únicamente de cumplir con las obligaciones en materia de derechos humanos establecidas en los tratados internacionales que han sido acordados y aceptados por los gobiernos. Sin embargo, el proceso se ha politizado puesto que los países intentan fomentar ideales políticos propios como supuestas obligaciones en el ámbito de los derechos humanos.
Presionar a los países para que adopten el mal llamado matrimonio homosexual es especialmente injusto y discriminatorio o porque está, obviamente, fuera del alcance de cualquier obligación de derechos humanos. Ningún tratado internacional de derechos humanos exige a los países que ratifiquen las uniones homosexuales, y mucho menos menciona las relaciones homosexuales. Los países verán la presión del gobierno estadounidense sobre una cuestión que no está reconocida internacionalmente como una intromisión injustificada en sus asuntos nacionales y un esfuerzo por politizar los derechos humanos.
La presión sobre el matrimonio homosexual en el Examen Periódico Universal forma parte de una estrategia más amplia para impulsar la cuestión homosexual/trans en la política exterior estadounidense.
La estrategia presenta propuestas para que la promoción de la homosexualidad y la transexualidad sea más sistemática en todos los compromisos de ayuda exterior de Estados Unidos. Propone exigir a todas las misiones de EE.UU. en el extranjero que tengan un punto focal para las cuestiones homosexuales/trans y que recojan datos e informen sobre las cuestiones LGBT. También propone que las cuestiones homosexuales/trans se integren en todas las políticas y programas de USAID a través de «análisis de género», un proceso burocrático exigido por ley para cada política y programa de USAID para analizar y medir el impacto de las políticas y programas en las mujeres
(Con información de Zenit/Center for Family and Human Rights)