¡Basta ya! Sánchez y su maquinaria del poder absoluto |  Gonzalo Torres

Vivimos tiempos oscuros, tiempos en los que España, tal y como la conocíamos, se ve amenazada por el uso abusivo de las instituciones al servicio de un proyecto tiránico. Pedro Sánchez se ha erigido como el gran dictador de un régimen que instrumentaliza las estructuras del Estado para blindarse y perpetuarse en el poder. Si alguien duda de esta afirmación, basta con observar los ejemplos recientes que no dejan lugar a dudas.

La Abogacía del Estado, otrora garante de la legalidad, se ha transformado en el bufete particular de Sánchez. Nos lo han demostrado una y otra vez, ya sea con informes a medida o con maniobras que rozan, cuando no cruzan, la línea de la complicidad política.

La Abogacía del Estado: de garante de la legalidad a bufete personal. La Abogacía del Estado, antaño bastión de la legalidad y la justicia, ha sido degradada hasta convertirse en el despacho jurídico particular de Sánchez. Ante cada escándalo, cada irregularidad o cada desafío jurídico, su actuación es previsible: no busca la defensa de la nación ni del interés general, sino proteger al presidente y a sus cómplices y siempre tiene siempre la misma respuesta: informes moldeados a medida y maniobras que bordean, si no cruzan, los límites de la complicidad política.

Fiscalía General del Estado: «¿De quién depende? Pues eso.» El papel de la Fiscalía General del Estado es aún más preocupante. No es una percepción, es un hecho corroborado por las propias palabras de Sánchez: «¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso.» Estas palabras no son una anécdota, sino una confesión descarada. Bajo esta administración, la Fiscalía ha dejado de actuar con independencia, convirtiéndose en un apéndice más de la estrategia política de Sánchez. Investigaciones que podrían destapar irregularidades se archivan sin explicaciones convincentes, las denuncias contra los suyos se diluyen y las acciones que deberían poner coto a los excesos del poder quedan en papel mojado.

Tribunal Constitucional: guardianes de la Carta Magna… ¿o de Sánchez? El Tribunal Constitucional, institución encargada de velar por el cumplimiento de nuestra Carta Magna, debería ser un baluarte de la justicia y la imparcialidad. Sin embargo, bajo la presión de Sánchez, ha sido tomado por jueces afines y sumisos al régimen, convirtiéndose en una herramienta más de este engranaje. Esto ha transformado al tribunal en un instrumento dócil que avala leyes flagrantemente inconstitucionales, pisoteando derechos fundamentales en nombre de la complacencia política.

RTVE: el megáfono propagandístico del Gobierno. Nuestra televisión pública, RTVE, no es más que el altavoz propagandístico del Gobierno. Es otro de los bastiones tomados por el sanchismo. Los informativos han dejado de ser un espacio para la información objetiva y rigurosa; ahora son un escaparate diseñado para ensalzar al líder y silenciar cualquier crítica. Cada programa está cuidadosamente calculado para construir una narrativa propagandística, pagada con el dinero de todos, pero al servicio exclusivo de Sánchez y su proyecto de poder.

CIS y Hacienda: instituciones al servicio del régimen. El CIS, antaño respetado por sus análisis sociopolítico  rigurosos, se ha transformado en un instrumento de propaganda, en una caricatura de lo que fue. Sus encuestas ya no reflejan la realidad, sino los deseos de Sánchez. La manipulación es descarada y cada encuesta busca convencer a los españoles de que las políticas del gobierno son ampliamente respaldadas, aunque las calles cuenten una historia diferente. Cada informe está cargado de sesgos que buscan convencernos de que todo el país está de acuerdo con las políticas sanchistas. Pero la realidad, esa que vivimos en las calles, es bien distinta.

Por su parte Hacienda, un organismo que debiera ser un instrumento esencial para el buen funcionamiento del Estado, también ha sido utilizada como herramienta de presión y para perseguir a los enemigos políticos del Gobierno. Las inspecciones selectivas y las filtraciones interesadas son tácticas inaceptables en un Estado de derecho, pero que se han normalizado bajo este régimen.

Medios de comunicación: entre la subvención y el silencio. No podemos olvidar a los medios de comunicación. Muchos de ellos, domesticados mediante subvenciones y prebendas, han renunciado a su papel como contrapeso al poder. Informar ya no es su objetivo, sino encubrir los errores del Gobierno, maquillar las crisis y silenciar las voces disidentes. Su función no es informar, sino vendernos las “excelencias” del presidente, maquillando cada tropiezo y omitiendo las voces disidentes.

A pesar de este panorama desolador, aún queda esperanza. Aquí estamos tú y yo, ciudadanos libres que decimos ¡basta ya! y que no nos resignamos a vivir bajo un régimen tiránico. No estamos dispuestos a rendirnos. Nos queda nuestra voz, nuestra voluntad de organizarnos y luchar por una España donde las instituciones vuelvan a ser de todos, y no el juguete de un dictador.

Es el momento de alzar la voz, de unirnos en torno a los valores de libertad, justicia y dignidad. Esta no es una lucha ideológica entre izquierdas y derechas; es una batalla entre España y tiranía. Sánchez podrá controlar las instituciones, manipular la información y acosar a quienes le cuestionan, pero no podrá doblegar el espíritu de quienes creemos en una España libre y justa.

Hoy, más que nunca, debemos unirnos, no por ideología, sino por principios. Este no es un combate entre derechas e izquierdas, sino entre democracia y tiranía. España nos necesita. Es nuestra hora. ¡Digámosle juntos, fuerte y claro, basta ya!

España necesita que nos unamos. No podemos permitir que el miedo o la resignación nos paralicen. Es nuestra hora, el momento de decir, fuerte y claro: ¡Basta ya! Porque España no es un regalo, es una conquista que debemos defender cada día.

¡Es nuestra hora, España! ¡Digámosle juntos, fuerte y claro, basta ya!

Gonzalo Torres | Escritor