«La selección de embriones con IA amenaza con crear una casta biológica»

selección de embriones con IA

Charles Camosy advierte del riesgo de distopía reproductiva con la IA

El riesgo de la selección de embriones con IA

La selección de embriones con IA plantea un desafío ético de enormes proporciones. El experto en bioética Charles Camosy alerta de que esta práctica podría abrir la puerta a una distopía reproductiva. La combinación de fecundación in vitro e inteligencia artificial amenaza con crear desigualdades sociales aún más graves y consolidar una auténtica casta biológica.

En un artículo para UnHerd, Camosy denuncia que estamos frente a un «neopaganismo consumista» que trata la vida humana como un producto. El peligro radica en que los embriones ya no se acogen como un don, sino que se eligen y descartan según intereses de mercado.

Una distopía reproductiva a escala industrial

El avance de la inteligencia artificial aplicado a la fecundación in vitro multiplica las posibilidades de manipulación genética. Camosy advierte que pronto será posible producir miles de embriones en una sola ronda, para luego seleccionar uno o dos y descartar el resto.

Esto supone, en palabras del bioeticista, una forma moderna de infanticidio, llevada a cabo a una escala industrial. El paralelismo con las prácticas paganas de griegos y romanos, que decidían qué bebés vivían y cuáles no, resulta inquietante.

Hoy, la diferencia es que la tecnología permite realizar esta selección con comodidad desde una aplicación. El hijo deja de ser un regalo y pasa a convertirse en un producto optimizado para cumplir las expectativas de los padres.

El neopaganismo médico y el abandono de la dignidad humana

Para Camosy, el declive de la influencia cristiana en Occidente ha abierto paso a un renacimiento neopagano, especialmente visible en la medicina reproductiva. Al abandonar la antropología cristiana, la ciencia olvida que todos los seres humanos poseen la misma dignidad.

El discurso de las empresas de biotecnología lo confirma. La directora de Orchid, Noor Siddiqui, declaró: «El sexo es para divertirse, y el cribado de embriones es para tener bebés. Va a ser una locura no hacer cribado para estas cosas».

Este planteamiento demuestra cómo el hijo se reduce a un producto comprado en el mercado. La selección de embriones con IA se presenta como un simple servicio al cliente, pero en realidad erosiona la base misma de la familia y la sociedad.

Empresas que promueven bebés a la carta

El mercado tecnológico ofrece ya herramientas inquietantes. Empresas como Orchid y Nucleus permiten elegir embriones según rasgos físicos, inteligencia o riesgo de enfermedades.

Según Camosy, estas compañías facilitan que los clientes descarten a los «más pequeños de nuestros hermanos» en función de criterios arbitrarios. El objetivo no es acoger al hijo, sino optimizar un producto humano.

Medios internacionales como The New York Times han abordado el auge de estas prácticas, señalando que se anuncian pruebas para condiciones como la obesidad o el autismo. Lo que antes parecía ciencia ficción hoy se ofrece como un servicio premium.

El riesgo de una casta biológica

Las advertencias de Camosy apuntan a un escenario inquietante: una sociedad donde los hijos de las élites disfruten de ventajas biológicas artificiales frente al resto.

La selección de embriones con IA reforzará desigualdades sociales y dará lugar a una nueva biopolítica: los hijos «optimizados» pertenecerán a las castas superiores, mientras que los demás quedarán relegados.

Además, se impondrá una presión social creciente. Las aseguradoras podrían negarse a cubrir tratamientos médicos de niños no optimizados, obligando a los padres a recurrir a estas técnicas. Tener un hijo de forma natural sería visto como un acto de fanatismo.

Avances médicos y la tentación eugenésica

Un estudio del King’s College London mostró que la prueba genética preimplantacional (PGT-A) puede aumentar las tasas de éxito en mujeres de más de 35 años. Los investigadores destacan los beneficios emocionales y médicos de esta técnica.

Sin embargo, este enfoque abre la puerta a una deriva eugenésica. Lo que comienza como una ayuda médica termina convertido en un filtro para decidir quién merece vivir y quién debe ser descartado.

La selección de embriones con IA multiplica esta tentación y convierte la vida en un laboratorio de mercado.

Resistencia cristiana frente al neopaganismo

Camosy concluye con un rayo de esperanza. Señala que el cristianismo está resurgiendo en Estados Unidos y Europa, especialmente entre los jóvenes. Los primeros cristianos ya se enfrentaron a prácticas paganas similares y defendieron la vida con valentía.

Hoy, la resistencia cristiana debe ser el signo distintivo frente al neopaganismo consumista. La defensa de la familia, de la vida y de la dignidad humana puede convertirse en el antídoto contra esta distopía.

Como afirmó el bioeticista: «Puede que sea la única fuerza capaz de evitar la distopía».

El futuro no está escrito. Dependerá de la resistencia de quienes no nos resignemos a un mundo donde la vida se mide por algoritmos.

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