José Mª Manrique: «Hay conexión evidente entre el magnicidio de Carrero Blanco y los atentados del 11M»

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El atentado contra Carrero Blanco es interpretado por todos los analistas e historiadores como un momento clave, que implicó un cambio de rumbo de la historia reciente de España. Sobre este magnicidio quedan muchas cosas por explicar, pero, cuanto más se profundiza en él, mayor es la sensación de que una mano superior guió aquella operación, asombrosamente precisa.

El coronel de artillería e historiador José M.ª Manrique acaba de publicar «Carrero asesinado. Clave de la transición», coincidiendo con el 50 aniversario de aquellos hechos y que será presentado este jueves 16 de noviembre a las 19.30 en el espacio Ardemans (Calle Ardemans 66). Contará con la presencia del historiador Fernando Paz.

 

Se trata, probablemente, de la investigación hasta la fecha más completa, aportando claves inéditas para entender lo ocurrido.

En Adelante España hemos querido entrevistar a José M.ª Manrique para que nos hable sobre el almirante Carrero Blanco y sobre el atentado que, sin duda, ha marcado el devenir de la historia de España de los últimos años.

–En primer lugar, una pregunta obligada: ¿quién era Carrero Blanco y qué representaba desde el punto de vista político?

Era el Presidente del Gobierno. Más concretamente, el primero del Régimen del 18 de Julio, pues, hasta seis meses antes de su asesinato, el Generalísimo había ostentado conjuntamente ese cargo y el de Jefe del Estado. Era pues, además, dada la edad y salud de Franco, el llamado a dar continuidad al mismo durante los primeros años del previsto reinado de Juan Carlos.

–¿Cuál cree que hubiera sido la postura del almirante Carrero ante hechos como la entrega del Sáhara español a Marruecos, la aprobación de la Constitución de 1978 o el terrorismo de ETA, por ejemplo?

Creo que con él no se habrían producido. El primero, la traición del Sáhara, y precisamente en vida de Franco, ni por asomo habría ocurrido. Y puede que hubieran sucedido muchas otras cosas, como que un posible tercer atentado del ejército marroquí contra Hasan II hubiera tenido éxito. O que el monarca alauí nos hubiera declarado la guerra para dar salida a las presiones internas, incluso contando con el impulso norteamericano, en cuyo caso podrían haber pasado muchos acontecimientos, como que se hubiera forjado una generación de españoles curtidos en el combate como la que surgió de la Guerra del Rif, y ya sabemos que fue un factor determinante en la España de los “años 30”.

Respecto a la Constitución de 1978 ni siquiera es pensable que se hubiera propuesto en los términos que se hizo porque la “Ley de la Reforma Política”, y las Cortes (no constituyentes, por cierto) que la aprobaron, no hubieran sido como fueron.

Tampoco el terrorismo separatista-comunista hubiera campado como lo hizo. La guerra subversiva, mal llamada terrorismo, se habría ganado como la ganó Argentina y Paraguay, por no hablar de Irlanda del Norte.

— Carrero Blanco, que no había cumplido 70 años cuando fue asesinado en diciembre de 1973. ¿Estaba llamado a ser el sucesor natural de Franco y, por ende, la continuación del régimen?

Eso creo, con muchos motivos.

Para eso lo nombraron, y eso entendieron con claridad los que le asesinaron, de dentro de España y de fuera. Cercenaron de raíz hasta la más mínima posibilidad de continuidad.

–Usted mantiene en su libro que el almirante era un obstáculo para los planes que determinados poderes, internos y externos, pretendían para España y que, gracias al magnicidio, pudieron llevarse a cabo, conduciéndonos a la lamentable situación actual. ¿A qué poderes se refiere? ¿Por qué era un obstáculo?

La historia de España, y no solo en el siglo XIX, pues también ocurrió en el XVIII aunque sea menos divulgado, se escribió con la creciente subordinación a Francia (Borbones) y luego (inmediatamente) a Inglaterra. En los dos casos, además de los factores visibles de carácter geopolítico y económico, estaba detrás el espíritu de las revoluciones que habían triunfado en esos dos poderes, el sajón (revoluciones inglesa y norteamericana) y el continental francés. En ambos procesos se buscó, y consiguió en gran medida, socavar el trono y el altar, al menos en cuanto a la religión católica, el “alma” de España desde finales del reino visigodo; aunque habría que hablar de Las Españas de ambos hemisferios. Esas “fuerzas ocultas”, solo superficialmente, son lo que nuestros mayores llamaban “sociedades secretas”, y los Papas la “Sinagoga de Satanás”.

Y Carrero personificaba la España tradicional católica, además de ser garante de los valores del Régimen del 18 de Julio. Por ello mismo, era una barrera a derribar si se quería instaurar, de nuevo, la monarquía liberal prosajona del XIX.

–La versión oficial mantiene que fue ETA el autor material, pero usted plantea en su estudio toda una serie de preguntas no tienen respuesta en esa versión. ¿Cuáles son las principales piezas que no encajan?

Son muchas. Analizando sistemáticamente la “escena del crimen”, el “arma” del mismo, las circunstancias previas, a quién benefició y, por último, a quién y por quién se premió o castigó, está claro que ETA queda relegada al papel de herramienta de encubrimiento. Poco más.

Me estoy refiriendo a que ETA campó por Madrid con total impunidad, algo que hasta para Santiago Carrillo era de todo punto incomprensible. La potencia del explosivo, su atraque y colocación perfectas, y, sobre todo, la precisión milimétrica en su disparo, fueron de una perfección imposible para aficionados que aprendían esos temas de los libros comerciales. Además, los supuestos etarras dejaron las “pistas de Pulgarcito” adecuadas para señalar al ETA y al partido comunista, desviando la atención de otros aspectos e intereses. Luego, los ascensos de Arias Navarro y el Coronel Blanco, por ejemplo, la falta de estudios periciales, los sucesivos sumarios inconclusos y dificultados, la muerte ms que sospechosa del Fiscal General del Estado Fernando Herrero Tejedor, la amnistía de unos hechos no juzgados, los “extrañamientos” de los posibles autores en aviones militares y con dinero del Estado, y un largo etcétera, son claros indicios de que la versión oficial no responde a la realidad. Por último, si hay que mirar a quién benefició más el magnicidio, está claro que fue a las potencias sajonas y a sus protegidos.

–La colaboración del Partido Comunista para la preparación del atentado siempre ha aparecido en la versión oficial. Pero ¿qué se nos ocultó de esta participación?

Prácticamente todo también en este aspecto. Cuando, tras el atentado de la Calle Correo, son detenidos muchos comunistas y “ex comunistas” (Eva Forest y demás), en seguida les alcanza también la amnistía y el cese de las investigaciones. La actuación de comunistas y filocomunistas como red de apoyo a ETA está clara, pero también es meridiano que en esa organización tenía mucho más poder la corriente procedente del PNV, tradicionalmente entregada a los servicios secretos norteamericanos.

Esto puede sorprender a algunos, pero a poco que se analicen los miles de atentados de “bandera falsa”, se entenderá que en muchísimos casos se busca un autor aparente totalmente alejado del real. Casos como el de Aldo Moro son ejemplo de que las apariencias engañan.

— Se dice también que, aunque ETA fuera el autor material necesitó, por la complejidad del atentado, ayuda tanto logística como intelectual para realizarlo ¿Cuál cree que fue el papel en el atentado de los servicios de inteligencia norteamericanos?

Creencia, no documentos. Hay quien, fariseamente, se escuda en que no hay “papeles” o testimonios que prueben fehacientemente la mano americana. Y, desde luego, es así. Pero eso pasa con muchísimos acontecimientos de la historia que damos por probados.

La tradicional infiltración norteamericana en el PNV en el exilio de posguerra, el “Comando Rothschid” embrión de ETA, la proximidad a la embajada de Usa, el imprevisto y cambiante viaje de Kissinger, la no desclasificación del memorándum de la entrevista y, sobre todo, el ser Estados Unidos el más beneficiado en cuanto a la rápida entronización de una monarquía liberal radicalmente feudataria a sus intereses (recordemos los papeles de wikileaks en relación al Príncipe Juan Carlos y el Sáhara), demuestran la potente mano americana.

Y ello sin entrar en detalles de las minas desembarcadas en la base de Torrejón, de las que Alcázar de Velasco y Herrero Tejedor dejan constancia. Al respecto, también el hijo del fiscal recoge en un libro que en su casa había documentos que hablaban de las mismas.

Además, chocaba radicalmente con los intereses norteamericanos una España que comenzaba a renegociar los muy cicateros acuerdos con Usa, que se negaba a dejar que las bases se usaran en beneficio de un bando en la guerra árabe-israelí; cuya pretendida entrada en la OTAN, tan buscada por Usa, condicionaba también a importantes aspectos (Gibraltar, Ceuta, Melilla, Sáhara). Y que tenía un programa nuclear y espacial importantísimo. Y, de todos ellos, para mí, el más urgente y condicionante pudo ser el altísimo grado de inestabilidad interna en Marruecos, esa criatura de diseño norteamericano, donde el ejército había estado a un paso de matar a Hasan II en dos ocasiones.

— En este contexto, la tarde antes del asesinato el Almirante estuvo reunido con Henry Kissinger, Secretado de Estado norteamericano con la administración Nixon. Iba acompañado por William Nelson, el responsable de operaciones encubiertas de la CIA ¿Qué se sabe de esa entrevista?

Como he dicho antes, prácticamente nada, ni siquiera cuánto duró. El resumen oficial español habla de apenas tres cuartos de hora, pero hay testimonios de que duró muchísimo más. Tampoco la versión de nuestro ministerio de asuntos exteriores (López Rodó) menciona la mayoría de los temas tratados como, por ejemplo, el de la bomba atómica. Y, por no poner solo juicios míos, Pilar Urbano ha dejado escrito que el Alto Estado Mayor confeccionó un informe sobre este tema y para esta entrevista, el cual se presentó a Kissinger.

Y Usa nunca ha dado su versión de la reunión.

— El mismo día del atentado, desaparecen los papeles de su caja fuerte, entre otros, la minuta de la reunión con Kissinger. ¿es cierto? ¿Se sabe quién los robó?

Carrero solía escribir metódicamente un guión de las cosas que quería tratar en reuniones y despachos. Y luego de ellas hacía un resumen para fijar los puntos más importantes. Esos documentos desaparecieron de la caja de caudales de su despacho y en alguna ocasión se ha mencionado al ministro de exteriores en relación con ellos. Otros que estaban sobre su mesa también fueron retirados, como lo testimonió el General Fernández-Monzón, e incluso otros fueron reclamados a su viuda por una comisión de marinos. Los de la caja fuerte eran los trascendentes.

–En su investigación aparece también la masonería. ¿Qué nos puede decir a este respecto? ¿Qué relación tuvo con el asesinato de Carrero?

Es conocida la frase del Generalísimo al enterarse del magnicidio: “han sido los masones”. Como en los otros cuatro magnicidios anteriores (Prim, Cánovas, Canalejas y Dato), la mano de las sociedades secretas se deja entrever. En el caso de Carrero quizá en menor grado, al menos documentalmente, dado que la investigación fue cercenada casi inmediatamente.  Pero es imposible que un hecho de tal complejidad, y que supone la colaboración activa o pasiva de tantas personas y altas instituciones, nacionales y extranjeras, por no hablar concretamente de los servicios secretos y de seguridad españoles, difícilmente podría hacerse y, menos aún, escapar a la justicia y al castigo político, si no fuera por un entramado de voluntades y forzadas obediencias que solo se pueden explicar por la(s) masonería(s).

¿Existe, a su juicio, alguna conexión entre este magnicidio y los atentados del 11M?

Desde luego, el modus operandi: falsa bandera, supuestos fallos en la seguridad, perfección en la ejecución, no análisis periciales, juicios peculiares, chivos expiatorios, inexplicables uniones de voluntades, y extraordinario “aprovechamiento del éxito” como rédito político.

Pero, sobre todo, en el mismo objetivo principal, la destrucción de la España tradicional, fuerte y católica

–Finalmente, ¿cree que en algún momento será posible conocer la verdad completa de lo ocurrido

Alguien muy cercano a mí siempre decía en estos casos que “en el Valle de Josafat”.

Los posibles papeles que queden hoy en día estarán guardados a buen recaudo en lugares donde la llave haya sido tirada. Si alguna vez vemos uno de ellos, aparecerá con más tachones en negro que texto legible. Por supuesto, si algún conocedor o participante escribiera unas memorias póstumas, podemos apostar a que no se publicaran.

Pero, reitero, sabemos lo principal de los hechos, aunque no existan documentos del momento. Con esas premisas se pueden sacar muy claras y certeras conclusiones.  Como, por otra parte, pasa con tantos otros acontecimientos de la historia que damos por “fijados”.

Recuerda la cita: jueves 16 de noviembre a las 19.30 en el espacio Ardemans presentación del libro «Carrero asesinado. Clave de la transición» del coronel de artillería e historiador José M.ª Manrique.

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