La maquinaria censora de Bruselas al descubierto. Von der Leyen ha orquestado una estrategia que, bajo la apariencia de combatir la “desinformación”, suprime el derecho a disentir.
Ursula von der Leyen ha destinado 649 millones de euros para construir una red de censura que actúe contra las voces disidentes en redes sociales. Así lo revela el último informe del think tank MCC Brussels, titulado Manufacturing Misinformation. El documento expone con precisión cómo Bruselas financia proyectos cuyo verdadero objetivo es manipular el lenguaje y acallar cualquier postura crítica con las políticas de la Unión Europea.
Este informe denuncia una operación masiva, organizada y dirigida desde las más altas esferas de la Comisión Europea. Von der Leyen ha orquestado una estrategia que, bajo la apariencia de combatir la “desinformación”, suprime el derecho a disentir. Esta red no busca combatir mentiras, sino imponer una única narrativa, disfrazada de “consenso europeo”.
349 proyectos para reprimir la disidencia digital
Según MCC Brussels, y que recoge la Gaceta, los 649 millones se han canalizado a través de 349 proyectos distribuidos entre ONG, universidades y centros de investigación afines. Estos actores reciben financiación pública para construir estructuras digitales de censura. Bajo nombres técnicos como VIGILANT, VERA.AI, ORBIS o FAST LISA, desarrollan inteligencia artificial capaz de rastrear, clasificar y silenciar discursos críticos.
Estos sistemas actúan sin orden judicial, sin debate parlamentario y sin control democrático. Bastan etiquetas como “nocivo”, “desinformación” o “discurso de odio” para justificar el cierre de cuentas, la invisibilización de mensajes o la eliminación de contenidos incómodos. Es una verdadera y total censura europea.
Lenguaje eufemístico al servicio del totalitarismo blando
El informe señala que esta agenda liberticida se esconde bajo un lenguaje ambiguo. Términos como “democracia participativa”, “co-creación”, “resiliencia” o “comunidad segura” encubren mecanismos de control ideológico. Es una operación sistemática de censura que limita quién puede hablar, qué puede decir y cómo debe expresarse. Esta manipulación del lenguaje no busca el diálogo, sino anularlo desde su raíz. El objetivo no es ampliar el debate público, sino clausurarlo.
Von der Leyen no debate, silencia. No busca el consenso real, impone un discurso. El globalismo de la UE teme a la libertad y actúa como si toda crítica a Bruselas fuese un peligro para la “estabilidad democrática”.
Adoctrinamiento juvenil: formar agentes del pensamiento único
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es el enfoque en la juventud. Muchos de estos proyectos se presentan como iniciativas de “empoderamiento” juvenil. Sin embargo, el análisis de MCC Brussels los describe como programas de adoctrinamiento digital. Se entrena a los jóvenes para convertirse en “agentes narrativos”, auténticos sensores sociales encargados de fiscalizar el pensamiento ajeno.
En lugar de fomentar el pensamiento crítico, la Comisión moldea una generación vigilante, sumisa al relato oficial y alejada de la búsqueda honesta de la verdad. Los jóvenes son convertidos en herramientas del sistema, y el pensamiento libre queda relegado.
El escándalo moral: más dinero para censura que para curar el cáncer
El informe no solo denuncia la existencia de esta red de censura, sino que compara la financiación asignada a estos programas con los presupuestos sanitarios. La Comisión Europea ha destinado más fondos al control ideológico que a la investigación contra el cáncer. El dato habla por sí solo y revela cuál es la prioridad de Von der Leyen: controlar lo que piensas, no mejorar tu salud.
Este desprecio por las verdaderas urgencias sociales desenmascara el proyecto globalista en su forma más cruda. Mientras crecen los problemas reales de los europeos —pobreza, inseguridad, inmigración descontrolada, crisis de valores—, Bruselas gasta cientos de millones en vigilar y castigar al ciudadano disidente.
Manipulación institucional del lenguaje para anular la disidencia
La gran amenaza de este modelo no es solo económica o tecnológica. Es, ante todo, moral y política. La Comisión redefine los términos para que el pensamiento contrario al oficialismo quede automáticamente excluido. ¿Quieres defender la familia natural? Te etiquetan como propagador de odio. ¿Criticas el aborto o la ideología de género? Te convierten en “desinformador”. ¿Cuestionas la Agenda 2030? Eres enemigo de la democracia.
La UE no necesita policías, necesita algoritmos. No emplea la fuerza bruta, emplea el relato institucional. No encarcela, cancela. Von der Leyen ha convertido el discurso del “bien común” en arma contra el pensamiento libre.
Exigencia de vigilancia democrática y reacción ciudadana
MCC Brussels exige una reacción firme. Pide “vigilancia democrática” y responsabilidad social. No se puede permitir que Bruselas continúe financiando la represión ideológica con dinero público. Los ciudadanos tienen el derecho —y el deber— de exigir transparencia, límites a la tecnología de control y protección real de la libertad de expresión.
La censura digital impulsada por Von der Leyen no puede disfrazarse más de lucha contra el odio. Lo que el informe ha revelado es muy grave: la presidenta de la Comisión Europea lidera un intento totalitario de silenciar toda crítica al proyecto globalista.
1 comentario en «Dictadura en la UE: Von der Leyen destina 649 millones para censurar la disidencia en redes sociales»
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