Tras más de 1 año de protestas pacíficas en Ferraz, la Policía de Sánchez sigue con sus métodos represivos cargando contra manifestantes que protestan contra un Sánchez que pacta con los separatistas contra la unidad de España.
Las calles de Madrid han sido testigo de más de un año de manifestaciones diarias – sin faltar un sol día- contra el Gobierno de Pedro Sánchez, con miles de personas expresando su rechazo a sus políticas de sumisión a los separatistas y en contra de la unidad de España.
La sociedad civil española, que marchan diariamente pacíficamente en la calle Ferraz, ha mantenido su voz en alto en defensa de la soberanía y en contra de los pactos que traicionan la integridad territorial. Sin embargo, la respuesta de Sánchez y su cómplice, el ministro del Interior, Marlaska ha sido la de las cargas policiales frecuentes, constatando la deriva autoritaria de Sánchez.
Un año de protestas pacíficas y la represión policial como respuesta
La calle Ferraz, sede del PSOE, se ha convertido en el epicentro de estas protestas ciudadanas pacíficas. Este sábado, un número considerable de manifestantes se congregó nuevamente, aproximadamente 2.000 personas según la Delegación del Gobierno. La manifestación, organizada por ciudadanos sin afiliación política, continúa siendo una muestra del malestar que la sociedad siente hacia las decisiones del Gobierno de Sánchez. A pesar de ser una concentración pacífica, la Policía Nacional volvió a intervenir con cargas que incluyeron el uso de pelotas de goma, obligando a los manifestantes a dispersarse por las calles adyacentes, como Marqués de Urquijo y Pintor Rosales.
Uno de los manifestantes expresó su indignación ante esta situación: “A Sánchez no le gusta la crítica y la quiere terminar a palos y golpes”. Esta declaración refleja la percepción generalizada de que el Gobierno no solo ignora las demandas populares, sino que las reprime activamente.
La Ley de Amnistía: El epicentro del conflicto
Las manifestaciones en Ferraz surgieron en el otoño de 2023 como respuesta a la ley de amnistía que Sánchez propuso, un acto fruto de un un pacto con el separatismo que pone en riesgo la unidad nacional. Este sentimiento de traición se ha convertido en el motor de la resistencia, y los símbolos en las protestas reflejan ese rechazo. Muchos de los presentes portan banderas con el escudo recortado, símbolo de la oposición a la ley de amnistía, y pancartas con el lema “Viva la unidad de España”.
En este contexto, la sociedad civil acusa al Gobierno de poner en peligro la cohesión del país a cambio de apoyos políticos, y consideran que el pacto con los partidos separatistas catalanes es una concesión inaceptable. Uno de los manifestantes explicó: “Es una traición a España. Nos quieren dividir y nos quieren callados, pero no lo van a conseguir”.
El PSOE condena las manifestaciones
La postura oficial del PSOE ha sido de firme condena hacia estas manifestaciones, minimizando la legitimidad de las protestas y calificándolas de actos de extrema derecha. En un mensaje en su cuenta de X, el partido afirmó que las concentraciones en Ferraz se han convertido en “un lugar en el que se escuchan gritos fascistas y se ven saludos nazis”. Esta declaración ha indignado a muchos de los manifestantes, quienes consideran que es una táctica para desacreditar su movimiento legítimo y pacífico.
Estas acusaciones del PSOE reflejan la estrategia de vincular cualquier oposición al Gobierno con posturas fascistas o nazis. Sin embargo, para quienes marchan en Ferraz, estas palabras son un intento de silenciar las críticas legítimas de los ciudadanos preocupados por el rumbo que está tomando España. “Están mintiendo descaradamente. Somos españoles preocupados por la unidad del país”, declaraba uno de los manifestantes, visiblemente afectado por la acusación.
La Policía como herramienta de represión
Las continuas cargas policiales no solo han provocado el rechazo de los manifestantes, sino que también han despertado preocupaciones más profundas sobre el estado de la democracia en España. El uso de la fuerza policial para acallar voces críticas es un síntoma alarmante de una deriva autoritaria que recuerda a dictaduras represivas comunistas. “Cuando un gobierno ante la crítica la única medida que toma es la carga policial, se convierte en una dictadura”, aseguran algunos de los asistentes.
La falta de respuesta constructiva por parte del Gobierno a las demandas populares, sumado al uso continuo de la fuerza represiva policial, solo ha intensificado el sentimiento de descontento y ha consolidado la percepción de que la administración Sánchez no está dispuesta a escuchar, y que quiere convertir a España en un estado policial.
El rechazo popular y la lucha por la Libertad de Expresión
El derecho a la protesta y a expresar descontento es una de las bases fundamentales de la democracia. Las manifestaciones en Ferraz representan la voluntad de una parte importante de la ciudadanía de expresar su rechazo a políticas perjudiciales para España. Pero ante un gobierno que responde con represión, cargas policiales y una narrativa de mentira y falsedad que intenta deslegitimar la protesta, los españoles temen que Sánchez está derivando hacia una tiranía.
Las manifestaciones en Ferraz no son solo una muestra de rechazo a un partido político o a un presidente en particular; son una expresión de la frustración de una sociedad que siente que se le está traicionando.
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