Servicios a cambio de datos
El acceso a servicios online y redes sociales, sobre el papel gratuitos, en realidad no lo son. Se ofrecen a cambio de datos personales. Una macedonia de números, palabras, teléfonos, direcciones de correo, nombres, apellidos, calles, preferencias, edades, religiones o razas que permiten elaborar retratos robots, en cuestión de segundos, si los ingredientes se cocinan con Inteligencia Artificial.

Pensemos en las superpotencias más relevantes. Por una parte están China y Rusia y, por el otro, Estados Unidos. En el caso de China, su ejército en redes sociales para conquistar al usuario occidental, sus datos, se llama TikTok. Es el equivalente a la norteamericana Instagram (Facebook). Son redes que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en las favoritas para el público masivo. La importancia de estas plataformas en la geoestrategia internacional es un hecho. Solo hay que analizar lo que de ellas y sus creadores piensan los mandatarios de ambos ‘ejes’.

En septiembre de 2020 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos se refirió al fundador de TikTok como un portavoz del Partido Comunista Chino. Hace un año Rusia acusó a Twitter de no retirar contenido ilegal relacionado con drogas, suicidio o pornografía, y amenazó con bloquear la aplicación en el país. Para China las redes sociales occidentales no son un problema. Están prohibidas de forma prácticamente general en su territorio.

¿Quién está detrás de TikTok?

TikTok fue lanzada en 2017 por ByteDance, una empresa tecnológica china con sede en Pekín y domiciliada legalmente en las Islas Caimán. Está valorada en 75.000 millones de dólares y fue fundada por el emprendedor Zhang Yiming en 2012. Está participada por organizaciones como Coatue, General Atlantic, KKR, Sequoia Capital, Susquehanna International y Softbank, según datos publicados en su página web. Como en el caso de otras empresas chinas, es complicado el acceso a un informe exhaustivo de cuentas como los que se pueden consultar sobre empresas occidentales cotizadas. La empresa, que de momento no está en bolsa, estudia hacerlo próximamente en la de Hong Kong.

TikTok es casi una recién llegada si se compara con la empresa fundada por Mark Zuckerberg (fundada en 2004), pero su crecimiento está siendo mucho más rápido que el de Instagram, propiedad de Facebook y su rival directo. Según Reuters, TikTok alcanzó el verano pasado los 1.000 millones de usuarios activos al mes. Instagram tardó cinco años en llegar a esa cifra, pero Tiktok lo ha conseguido en tres. Facebook, la red social más usada del planeta, cuenta con 1.929 millones de usuarios mensuales aunque, por primera vez en su historia, ha registrado un decrecimiento en los registros (-500.000).

De China pero con el objetivo de Occidente

Es interesante poner de relieve que TikTok, pese a ser china, no puede usarse en China. Ha sido diseñada para Occidente, donde encuentra su potencial entre el público más joven (adolescentes, veinteañeros). Para los ciudadanos de la dictadura comunista existe una versión similar denominada Douyin. Está dirigida a una horquilla de edad más amplia. Los residentes occidentales no puede utilizar Douyin, mientras los chinos no pueden hacer lo propio con TikTok. Es algo habitual en el régimen de Pionyang. No se permiten apps como Google, Instagram o WhatsApp dentro de su territorio. La apuesta son ‘clones’ desarrollados localmente, como Baidu, Douyin o WeChat.

¿Qué datos recopila TikTok?

TikTok puede recopilar -con el consentimiento del usuario- información como la ubicación, dirección física, fecha de nacimiento, datos de pago, historial de navegación o el identificador del dispositivo. También detalla dónde se almacena esta información. «Los datos de los usuarios de TikTok se almacenan en centros de datos protegidos en los Estados Unidos y Singapur, y hemos anunciado planes para establecer centros de datos en Irlanda e India. Nos aseguramos de encriptar datos de usuarios, implementar fuertes restricciones en el acceso de los empleados a dicha información, seguir la legislación local en los mercados en los que estamos presentes y mantenernos al tanto de las regulaciones locales para implementar prácticas de alto nivel», refleja la red social en su Política de Privacidad.

La realidad es que el lugar en el que se encuentren los silos de información, los servidores, no dificultan en demasía el acceso de terceros a los datos que contienen, dado que pueden ser enviados a cualquier lugar del orbe por sus propietarios. Ojo, y también extraídos. Si se hace la analogía con el sistema circulatorio de un humano, es posible obtener sangre desde cualquier zona del cuerpo por la que pase una vena, al igual que se puede extraer un dato desde cualquier lugar del planeta en el que exista una conexión a Internet. Harina de otro costal es el cumplimiento de la legalidad para la consecución de este último fin.

Acusada de enviar información a China

TikTok ha sido acusada en varias ocasiones de enviar información de sus usuarios a China, un extremo que la red social ha negado. Nada de lo que no haya sido acusada Facebook. La Unión Europea declaró ilegal el tratamiento de datos de ciudadanos europeos que la norteamericana hace en su país. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) por el que se rige la UE no permite el envío de información personal a países no seguros en este aspecto. Estados Unidos está en esa lista.

Fake news, el francotirador que vive del dato

Si antes hablábamos de la posibilidad de extraer datos desde cualquier lugar del torrente virtual de Internet, el proceso también se puede realizar a la inversa. Hablamos de la inoculación de perfiles falsos y fake news en redes sociales.

Lo interesante -o más bien inquietante- es que para dirigir las fake news u orientar las cuentas falsas en pro de un determinado objetivo -el cambio de voto, por ejemplo- se necesita conocer a la víctima para que la pócima informativa sea efectiva. Ahí es donde la Inteligencia Artificial es clave. Es capaz de saber si un usuario tiene una u otra tendencia política para alimentar su sentido de voto con noticias falsas que refuercen su sesgo -cómo va a ser mentira lo que leo si es justo lo que pienso-, o lanzar otras que pongan en duda la credibilidad del partido o candidato al que se va a votar. Los datos, en este caso, son la clave, la materia prima. Son el oro que luego el orfebre -la Inteligencia Artificial- trabaja para darle un sentido, un fin. Por eso son tan importantes para las grandes potencias.

(Con información de VozPopuli)