Pero hoy, la noticia es que la principal fuente de la información ‘correcta’ y «progre» en el mundo entero, el ‘The New York Times’, al fin lo admite. Lo que lo vuelve ‘oficialmente cierto’. Como es noticia que el dichoso portátil ha sido protagonista de una de las campañas de desinformación de mayor éxito (éxito electoral, entre otros) de la historia.
Desvelado por ‘The New York Post’
El 14 de octubre de 2020, menos de tres semanas antes de que los estadounidenses votaran, el periódico más antiguo del país, ‘The New York Post’, comenzó a publicar una serie de artículos sobre los oscuros negocios del candidato demócrata Joe Biden y su hijo, Hunter, en países en los que Biden, como vicepresidente, ejercía una influencia considerable (incluidos Ucrania y China), y que volvería a ejercer si alcanzara, como así fue, la Presidencia.
La reacción frente a estas informaciones en un diario respetable fue violenta, inmediata e implacable, llevando incluso al silencio sobre el particular por parte de los grandes medios y a la censura de la historia por parte de los principales monopolios tecnológicos.
Esta campaña de desinformación sirvió de excusa a las grandes tecnológicas para justificar una censura brutal de cualquier comentario o discusión sobre el asunto, el ejemplo más espectacular de censura preelectoral en la historia política estadounidense moderna. Twitter bloqueó la cuenta ‘The New York Post’ durante casi dos semanas debido a su negativa a obedecer las órdenes de Twitter de eliminar cualquier referencia a sus informes. La red social también bloqueó toda referencia a la noticia por parte de los usuarios corrientes, a los que incluso se prohibió enlazar la historia del Post en conversaciones privadas. Facebook, a través de su portavoz, Andy Stone (activista demócrata de toda la vida) anunció que suprimirían mediante el algoritmo todo debate al respecto para asegurarse de que no se difundiera, en espera de una «verificación de hechos […] por parte de los socios de verificación de hechos de terceros de Facebook» que, por supuesto, nunca llegó, precisamente porque el archivo era indiscutiblemente auténtico.
Un puñado de periodistas independientes dedicó muchas horas y dejó correr mucha tinta para demostrar, sin sombra alguna de duda, que los correos eran auténticos (y más que alarmantes para el futuro de Biden), pero de nada ha valido hasta que este jueves ‘The New York Times’ publicó un extenso artículo en el que se daban por buenas, al fin, las informaciones. Cuando ya no puede perjudicar las posibilidades electorales de Biden.
(Con información de La Gaceta)