La sociedad civil derrota al sanchismo. Esa es la noticia. La Fiscalía Provincial de Madrid ha archivado la investigación contra el «Capobus» de Hazte Oír, reconociendo que no hay delito alguno en denunciar la corrupción del Gobierno.
El intento del PSOE por criminalizar la crítica política ha fracasado. Ni ruidos, ni odio, ni infracción alguna. Sólo había un mensaje claro: el rechazo de los ciudadanos a un presidente corrupto.
Esta resolución llega en un momento político crucial. El régimen de Sánchez da signos evidentes de agotamiento, y la calle —la verdadera voz del pueblo— empieza a ganar la batalla. La sociedad civil derrota al sanchismo, y la justicia lo confirma.
El PSOE quería silenciar la crítica. Ha perdido
El origen de este caso fue una denuncia del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Madrid. Alegaban que el autobús de Hazte Oír vulneraba la normativa local y cometía un posible delito de odio por criticar a Pedro Sánchez.
Ridículo. Esa acusación solo revela el pánico que tienen al juicio ciudadano. Según la Policía Municipal de Madrid, el mensaje del vehículo no contenía animadversión basada en características protegidas por la ley. El informe fue rotundo: no hay delito de odio por llamar corrupto a un político.
Ser presidente del Gobierno no es una condición sujeta a protección penal especial. El mensaje del autobús es legítimo, necesario y constitucional. Es un grito de la sociedad civil que exige decencia, responsabilidad y justicia.
Una vez más, la sociedad civil derrota al sanchismo. No podrán amordazar a un pueblo que ha despertado.
La estrategia del miedo ya no funciona
El “Capobus” no era un caso aislado. Era parte de una campaña de movilización ciudadana contra el abuso de poder, los pactos inmorales y la corrupción del Gobierno. Y era, por tanto, un objetivo del aparato socialista.
Durante muchos días, el vehículo circuló por Madrid con la imagen de Pedro Sánchez junto a la palabra “corrupto” y una petición clara: su dimisión. El mensaje caló. Molestó. Por eso intentaron pararlo con sanciones, denuncias y presiones políticas.
Pero el pueblo no se calla. El magistrado Juan Carlos Peinado, titular del Juzgado de Instrucción nº 41 de Madrid, mantiene imputado al jefe de la Policía Municipal, Pablo Enrique Rodríguez, por su papel en la represión del autobús.
Y eso no es todo. El juez también valora citar como testigos a asesores del equipo de Reyes Maroto, lo que demuestra que la persecución a Hazte Oír fue una operación política desde las alturas.
Este caso ha destapado una red de abuso de poder. Y ha dejado claro que, pese a todo, la sociedad civil derrota al sanchismo.
La impunidad se acaba: el sanchismo se tambalea
Este archivo judicial es mucho más que una victoria simbólica. Muestra que el poder absoluto de Pedro Sánchez empieza a resquebrajarse. Ya no controlan todos los resortes. La Fiscalía ha dado un paso —tardío, pero correcto— al reconocer que el activismo ciudadano no es delito.
Y mientras tanto, el entorno de Sánchez se desmorona. Santos Cerdán ha salido del tablero. El presidente se reúne desesperadamente con sus socios separatistas para mantener la legislatura viva a toda costa. Pero ya no engañan a nadie.
La credibilidad está rota. Y con cada decisión judicial que desmonta las maniobras del Gobierno, con cada ciudadano que se levanta, con cada acción de la sociedad civil, la caída se acelera.
Hazte Oír: símbolo de una España que no se rinde
Frente a esta dictadura sanchista que busca controlar medios, tribunales y pensamiento, surgen entidades valientes como Hazte Oír, Manos Limpias o Abogados Cristianos. Son la resistencia cívica, el bastión moral de quienes no se venden al relato oficial.
La campaña de Hazte Oir ha sido efectiva. Legal. Contundente. Y sobre todo, valiente. Y ahora, con este archivo fiscal, queda claro que su mensaje no solo es lícito, sino necesario. Porque en esta España sometida al miedo, quien alza la voz es un héroe.
Y la justicia ha hablado. El “Capobus” es legal. Su mensaje es legítimo. Y quienes quisieron censurarlo deberán ahora dar explicaciones ante los tribunales.
La sociedad civil derrota al sanchismo. No es un eslogan. Es una realidad.