Siria tiene una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo. La de Antioquía era la más dinámica durante las primeras fases de la expansión cristiana, y además fue donde el término mismo de “cristiano” se usó por primera vez como nombre colectivo, y el apóstol Pablo se “convirtió” en el camino a Damasco.
En Siria, los cristianos se enfrentan a amenazas mortales, tanto por parte de islamistas dentro del país como de Turquía, afiliada a los exyihadistas de ISIS, al-Qaeda y Tahrir al-Sham, informa nmidigital.
La persecución de los cristianos emana de los elementos islamistas aún activos en la parte norte del país. “Los cristianos de Siria todavía lidian con una persecución diaria que puede volverse violenta, a pesar de que el peligro del llamado Estado Islámico ha disminuido en gran medida. Compartir el evangelio es muy arriesgado, y los edificios de las iglesias a menudo son destruidos. El secuestro de líderes de la Iglesia sigue teniendo un considerable impacto negativo en las comunidades cristianas”, reporta Open Doors, organización que apoya a los cristianos perseguidos en todo el mundo.
Además, Turquía lanzó múltiples ataques contra kurdos y cristianos en el norte del país en noviembre pasado, lo que llevó a la ONG Genocide Watch a emitir una alerta de emergencia de genocidio: “Estos ataques militares del régimen de Recep Tayyip Erdogan son parte de una política turca de aniquilación de los kurdos y asirios [cristianos] en el norte de Siria e Iraq. Turquía ha cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, incluidos bombardeos, secuestros, torturas y ejecuciones extrajudiciales. Los ataques son parte de las políticas genocidas de Turquía hacia los kurdos, los cristianos y los yazidíes”.
A pesar de ser miembro de la OTAN, Turquía se ha aliado con exyihadistas de ISIS, al-Qaeda y Tahrir al-Sham, que “están cometiendo abusos masivos contra los derechos humanos, tienen una agenda para crear un califato y buscan erradicar a las minorías religiosas en esta área”, señaló Charmaine Hedding, presidenta de la ONG humanitaria Shai Fund, durante un seminario web de diciembre pasado que se refirió el ataque turco.
Exterminio de la comunidad cristiana
Desde 2011 Siria se ha visto envuelta en una sangrienta guerra civil que ha afectado gravemente a su alguna vez floreciente comunidad cristiana. En su Informe Anual de 2023, la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EEUU (USCIRF por sus siglas en inglés) recomendó que se incluyera a Siria en la lista de “países de especial preocupación” del Departamento de Estado, el nivel más elevado de violaciones graves de la libertad religiosa.
Durante la devastadora guerra civil, el presidente Bashar al-Assad se vio obligado a depender de la ayuda iraní. En años anteriores no había oprimido a sus minorías cristianas, e incluso parecía apoyarlas. Pero cuando Assad comenzó a utilizar a los iraníes como asesores militares del ejército sirio durante la guerra, cambió de posición y la eliminación de los cristianos se convirtió en parte de la estrategia de guerra del régimen.
En Alepo, los cristianos eran unos 150.000 antes de la guerra; hoy solo quedan 30.000. Los incidentes de persecución contra los cristianos incluyen asesinatos, secuestros, violaciones, conversiones forzadas y profanación de lugares religiosos.
El conflicto ha afectado duramente a las comunidades cristianas. Cuando estalló la guerra civil en 2011, la población cristiana ascendía a 2,2 millones, formando una de las comunidades históricas más vibrantes del Medio Oriente. Hoy, después de 12 años de guerra, los cristianos sirios se han reducido a aproximadamente 603.000 personas, cerca del 3,1% de una población total de 19,4 millones, según World Christian Database y el Índice de Persecución de Cristianos en países de todo el mundo publicado por Open Doors.