Y es que cada movimiento de España orientado a un refuerzo militar es visto con un exceso de celo por parte de la diplomacia marroquí. Y las alarmas saltaron cuanto Sánchez confirmó el 15 de marzo que su Gobierno trabajaba ya en aumentar el gasto militar previsto. El anuncio llegaba sólo 24 horas después de que Rabat recibiese la carta enviada por Moncloa en la que Sánchez asumía las tesis marroquíes sobre el Sáhara Occidental.
Entre los mensajes que lleva preparados Sánchez, que le ha elaborado cuidadosamente su equipo de asesores en asuntos internacionales, se encuentra una llamada a la calma respecto a las preocupaciones marroquíes sobre el gasto militar.
Básicamente, el líder socialista trasmitirá a Mohamed VI que las intenciones de ese aumento de gasto no afectarán directamente al equilibrio actual de fuerzas con Marruecos. Es decir, que no irán destinadas a reforzar Ceuta, Melilla y Canarias, los territorios que vigila con celo Rabat. En el caso de las dos ciudades autónomas es significativo, ya que no figuran citadas explícitamente dentro del Tratado de Washington de la OTAN, aunque el Ejecutivo socialista considera que sí están bajo el paraguas de la Alianza.
Los preparativos previos de la cita, elaborados por Exteriores, contemplan que Sánchez insista en Rabat ante Mohamed VI en que las necesidades de aumento del gasto militar son exigencias marcadas por la OTAN, e irán destinadas a reforzar la presencia de los aliados en el este de Europa.
(Con información de OK Diario y agencias)