El socialista Illa no solo fortalecerá la red de ‘embajadas’ catalanas sino que abrirá más

Salvador Illa refuerza el separatismo con 'embajadas catalanas'

Abrirá nuevas delegaciones en el extranjero, con la atención puesta especialmente en países asiáticos

Salvador Illa refuerza las ‘embajadas catalanas’

Las embajadas catalanas se consolidan como uno de los instrumentos principales de un estado independiente y la internacionalización y expansión del separatismo. El presidente autonómico Salvador Illa, del PSOE, no solo mantendrá estas delegaciones de la Generalidad en el exterior, sino que las ampliará con nuevas sedes, principalmente en Asia y África. Una decisión que ahonda en la ruptura de España y que cuenta con el respaldo abierto del socialismo y los partidos separatistas.

Las «embajadas catalanas» definen este proceso de secesión exterior, que va mucho más allá de intereses comerciales. Se trata de una diplomacia paralela que se utiliza como herramienta política y propagandística del separatismo.

Consolidación del aparato diplomático separatista

Salvador Illa ha anunciado un «plan de consolidación» de las actuales embajadas catalanas, como primer paso para su futura ampliación. A día de hoy, la Generalidad cuenta con 21 delegaciones oficiales que cubren hasta 72 países. El plan contempla profesionalizar su funcionamiento, homogeneizar criterios de gestión y convertir a sus trabajadores en funcionarios del gobierno catalán.

Esta estrategia no es nueva. Comenzó con Jordi Pujol y recibió un gran impulso durante el denominado procés. Las embajadas catalanas fueron utilizadas para actuar como altavoces del independentismo y erosionar la imagen de España en el exterior. Ahora, el socialismo las rescata y potencia con plena normalidad institucional.

Illa y el separatismo: una alianza descarada

La decisión de Salvador Illa se enmarca dentro del pacto de investidura con ERC. El acuerdo incluía, además de una «financiación singular», el compromiso de «consolidar y ampliar la red de delegaciones actuales». Es decir, mientras se habla de convivencia y autonomía, se fortalece una estructura exterior que actúa como si Cataluña fuera un Estado independiente.

Esto no es una exageración. En sus comunicados y comparecencias, la portavoz del Gobierno catalán, Sílvia Paneque, habla de «mejorar el impacto divulgativo» de la acción exterior del Goberno. Además, se centralizará la comunicación y se dotará de estrategia para dar coherencia a la proyección internacional del separatismo.

Rumbo a Asia: nuevos horizontes separatistas

Salvador Illa viajará este mes a China, en el marco del «Plan Asia» de la Generalidad. Ya estuvo hace unas semanas en Japón y Corea, y ahora pondrá rumbo a Pekín para avanzar en los contactos institucionales con vistas a una posible nueva delegación. Continuará la línea marcada por su jefe Pedro Sánchez. Todo apunta a que será la próxima de las embajadas catalanas.

Actualmente, China no cuenta con una delegación diplomática catalana, aunque sí existen dos oficinas de promoción económica (ACCIÓ) en Pekín y Shanghái. El viaje de Illa busca evaluar la viabilidad de una nueva «embajada» que sirva de punto de expansión separatista en el continente asiático.

Un paso más hacia la ruptura de España

Las «embajadas catalanas» no son oficinas de promoción económica, ni se tratan de meras oficinas administrativas, sino de tentáculos institucionales que operan como si Cataluña fuese un Estado soberano. Son plataformas de legitimación simbólica del separatismo.

El fortalecimiento de las embajadas catalanas con apoyo socialista es un acto de traición a la unidad de España. Mientras el independentismo decae en las calles y en los sondeos, el poder institucional del separatismo se rearma desde dentro gracias a la complicidad del PSOE.

El socialismo no sólo ha claudicado ante el separatismo. Lo promueve, lo financia y lo expande. Las embajadas catalanas son una muestra más del proyecto rupturista que se esconde tras la apariencia de normalidad institucional.

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