La psiquiatra infantil Caroline Eliacheff lo advirtió cuando en España se iba a aprobar la ley trans: se están usando métodos que otros países han prohibido «tras observar sus resultados perniciosos e irreversibles». Lo que en otros países fracasaba por lo antinatural y aberrante del asunto, en España se ponía en marcha.

Reino Unido fue pionero en la ideología trans, y por tanto de los primeros en recular al ver el ‘monstruo’ que había creado. Se llegó a denunciar que se daban medicamentos hormonales a menores sin diagnóstico real ni seguimiento, por lo que el pueblo inglés está muy sensibilizado con la causa y las últimas políticas implantadas han ido en la senda de dar marcha atrás e intentar evitar daños mayores.

Pese a ello, siempre quedan personas o instituciones que se niegan a esta nueva marcha.

Es el caso de lo sucedido a Bethany Hutchison, Lisa Lockey, Annice Grundy, Tracey Hooper y Joanne Bradbury, que mostraron su preocupación sobre compartir un vestuario con un miembro del personal que es biológicamente varón pero ahora se identifica como mujer. No es que lo rechazaran, simplemente es que las enfermeras no querían compartir vestuarios con una persona con el aparato genital masculino, se identifique como se identifique.

Pero no tenían de qué preocuparse, porque la solución ha llegado: las enfermeras han sido expulsadas de su vestuario de mujeres. Dicen sentirse “degradadas y deshumanizadas” cuando les han ofrecido un vestuario “temporal” para cambiarse como solución. Al parecer se les informó que  la oficina de su jefe de sala estaba siendo desocupada y se convertiría en un vestuario “temporal” para cualquiera que se sintiera incómoda desvistiéndose ante sus compañeros varones.

“Cambiarnos en esta sala nos ha hecho sentir humilladas, avergonzadas, aisladas, marginadas, degradadas y deshumanizadas. En última instancia, este ‘vestuario’ está sujeto a la misma política que cualquier otro vestuario de la institución y, por lo tanto, si un hombre que se identifica como mujer quisiera acceder a él, podría hacerlo”.

Amenazadas con medidas disciplinarias

Pero la cosa no se ha quedado ahí. Todo esto ha llegado acompañado de amenazas por parte del director de personal del fideicomiso, que escribió una carta a cada enfermera, advirtiéndoles de que no hicieran más acusaciones contra el hospital o su personal «en ninguna plataforma de medios» y advirtiendo que su «comportamiento» podría dar lugar a medidas disciplinarias.

“Cualquier comportamiento, incluido el que ocurre fuera del trabajo, que se considere inapropiado o irrespetuoso y/o que esté dirigido hacia otro empleado no será tolerado y será investigado apropiadamente bajo la política disciplinaria del fideicomiso”.

Han puesto la ideología transgénero por delante de la seguridad de las mujeres

En un comunicado, las enfermeras aseguran que “Seguimos consternadas por la forma en que el hospital y la fundación nos están humillando y deshumanizando a nosotras y a nuestras colegas mujeres. En lugar de escuchar y actuar en función de nuestras preocupaciones y de la protesta pública y de los medios de comunicación, han redoblado sus esfuerzos y han puesto la ideología transgénero por delante de la seguridad de las mujeres”. 

Fuente: Rocío Orizaola| Hispanidad

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