El bipartidismo como antesala del gran pacto: PP y PSOE preparan el terreno para un gobierno de coalición
Una coincidencia estratégica ya innegable
El presidente del gobierno de la comunidad andaluza, Juanma Moreno Bonilla (PP), y el presidente de la comunidad de Castilla la Mancha, Emiliano García-Page (PSOE), lo han dejado claro: el bipartidismo no solo ha vuelto, sino que se prepara para el asalto definitivo al poder desde una posición conjunta. Las recientes declaraciones de estos dos pesos pesados del Partido Popular y el Partido Socialista no son simples opiniones aisladas, sino pasos calculados hacia un pacto de Estado entre las dos fuerzas que durante décadas se han turnado el poder en España. Un pacto que ahora, tras años de teatral enfrentamiento, ya no se molesta en ocultar su verdadera naturaleza.
El escenario político nacional se prepara para un gobierno de coalición PP-PSOE, cuya construcción ha seguido una hoja de ruta precisa: coincidencia ideológica total en temas clave como la Agenda 2030, apoyo común a las leyes LGTB, colaboración en Bruselas para imponer políticas globalistas… y ahora, la antesala: la defensa pública del bipartidismo como única vía para evitar «minorías».
La coartada perfecta: «Gobiernos estables»
Durante un coloquio celebrado en Madrid bajo el título ‘La industria de la felicidad’, tanto Juanma Moreno como García-Page coincidieron sin tapujos en lo que consideran la única solución para “salvar” el sistema: una vuelta al bipartidismo legalizado, reforzado desde arriba.
El andaluz del PP afirmó que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encuentra en «una estrategia de confrontación que él cree que le favorece», que se basa en «construir un muro entre azules y rojos; jueces a favor, jueces en contra, o periodistas de un lado y periodistas de otro». A renglón seguido, Moreno Bonilla subrayó que «las sociedades que avanzan necesitan un bipartidismo real que ocupe la centralidad de la sociedad», afirmando además que «el 70% de la población española se coloca en posiciones ideológicas moderadas, sensatas, flexibles y plurales, en el centro izquierda y en el centro derecha». Y concluyó sin disimulo: «Y no puede ser ni que una minoría en la derecha ni que una minoría en la izquierda, y mucho menos los que quieren asaltar al Estado, al final controlen el aparato del Estado».
Por su parte, el barón socialista de Castilla-La Mancha, García-Page, no se quedó atrás: «Los españoles siguen teniendo una mentalidad bipartidista y va a seguir así».
La estrategia: eliminar a las minorías, sellar el régimen
Ambos discursos tienen un objetivo evidente: preparar el terreno para modificar el marco legal y blindar al sistema bipartidista, excluyendo del tablero a cualquier alternativa que cuestione el consenso izquierdista-globalista del PP-PSOE.
Este proceso lleva años gestándose. La aprobación de leyes clave con votos cruzados entre populares y socialistas; el respaldo conjunto a pactos europeos que socavan la soberanía nacional; la negativa a derogar leyes ideológicas impulsadas por la izquierda radical… Todo esto ha sido parte de la estrategia de fusión encubierta.
Hoy, ese plan se verbaliza públicamente. Y ya solo queda un último paso: la oficialización de un gobierno de coalición nacional entre el PP y el PSOE. Sánchez puede ser un obstáculo, pero es un político amortizado, con la sombra de causas judiciales a la vuelta de la esquina. Su retirada abriría la puerta a un sucesor más dúctil, que facilite el acuerdo con un PP ya completamente alineado en las cuestiones ideológicas de fondo.
El peligro: una democracia sin alternativa real
Lo que está en juego no es la “estabilidad” institucional, sino la pluralidad real en España. El bipartidismo que hoy se blanquea no es otra cosa que la reinstauración de un régimen donde el poder cambia de manos, pero las políticas se mantienen intocables. Un régimen donde el ciudadano ya no elige entre modelos de sociedad, sino entre colores sin contenido.
Y lo hacen, además, en nombre del “sentido común” y la “moderación”, mientras ignoran el clamor social contra las imposiciones ideológicas, la inseguridad jurídica, la cesión de soberanía, y la destrucción de la unidad nacional.
El PP y el PSOE no preparan un pacto para frenar al separatismo ni al extremismo de izquierdas. Preparan un pacto para excluir al verdadero disidente, a quien defiende sin complejos la vida, la familia, la libertad y la soberanía de España. Y después vendrán leyes represivas como las que han pactado en Alemania la CDU y el SPD en su gobierno de coalición.
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