Hay cierta tendencia en la mayoría de los líderes políticos a que, cuando hablan demasiado, suelen meter el remo hasta el corvejón, o dicen disparates de los que luego nunca se arrepienten, justificando así su dilatada verborrea.
Esto que escribimos está sobradamente comprobado y, a fuer de ser objetivos, solo nos falta que observemos al gomoso claudicante de la Moncloa. Este atrabiliario personaje, Pedro Sánchez, no entra en esta clase de políticos porque habla poco y, cuando habla, miente toda palabra; es decir, habrá que clasificarle de mendaz, falaz, o simplemente mentiroso
Otros ejemplos de actuales mentirosos gubernamentales son los Oscar: Ya sean “Puentes”, ya “Lópezes”, donde ambos entrarían en los grupos de charlatanes, parlanchines, hablantines, bocazas, charlones o, simplemente, como se les llamaba en mi castizo barrio madrileño, bocas.
En la derecha, incorregiblemente centrípeta, también hay bocas que se nos antoja dividir en dos grupos: Bocas Recalcitrantes y Bocas Eméritos
El mejor ejemplo de “Boca Recalcitrante” es el propio Presidente del PP, Sr. Feijóo, al que se le pueden añadir la mayoría de sus fieles adláteres: Son recalcitrantes todos ellos cuando proclaman a los vientos su “centralidad”, palabra esta que no quiere decir nada en política y que, en realidad, por mucho que se presuma de ello, no la hemos conocido en España, al menos, desde que nacimos en Madrid en el año 1942, que ya es mérito intrínseco.
Afirmar un político que es de “centro”, es como presumir de ser párroco de la casa de fieras (de la antigua del Retiro), es decir, confundir al personal y salirse por la secante. Les denomino a estos políticos como “recalcitrantes” porque se empeñan en propalar esta insulsa palabra, sin ánimo de corregirse, y con un cierto tinte de precaución, o tembleque permanente, a hacerse cargo de la gobernación de nuestro país, ahora y antes llamado España.
Los “Bocas Eméritos” son aquellos que, sin ser recalcitrantes, miran con cariño al Jefe, y pretenden obtener prebendas políticas debidas por sus méritos, y dispuestos a dar bandazos de fontanería aunque no haga falta.
A los que nos aterra la ultraizquierda socialcomunista que nos gobierna hoy en España, por si la llegan a continuar padeciendo nuestros nietos, no nos parece oportuno que hable de centralidad un presidente de un partido de derechas, durante una multitudinaria concentración mayoritaria de derechas, y que debería tenerlo por mérito y no por castigo y desahucio permanente.
Lo que le ocurre al Sr. Feijóo, pensamos, es que de tanto insultarle el rojerío andante y recalcitrante, acusándole de pertenecer a la ultraderecha, tiene ya creído y asumido que, en efecto, pertenece a la ultraderecha; lógicamente esto le repugna, y en lugar de decir a la banda gubernamental que si habría de elegir, preferiría siempre pertenecer a la ultraderecha, antes de hacerlo a la ignorante, inculta, traidora, hipócrita y mendaz ultraizquierda socialcomunista actual, se conforma con el insulto y se decide a proclamar la centralidad.
Fíjense en la señora Ayuso, a la que no conozco, hasta ahora, que haya pronunciado esa palabra, centralidad, cuando la están machacando e insultando desde la ultraizquierda, por lo menos cien veces a día. Pero ella lo tiene claro: se pasa los ucases, mentiras e insultos por el mismísimo y hace una oportuna higa a sus entusiastas insultadores, para que escarmienten.
Es decir, la derecha del PP, los “Bocas Recalcitrantes”, deberían darse cuenta de que sería más prudente, de una vez para siempre, empeñarse en centrifugar al partido y sacarle de ese inexistente estado de centralidad inútil, que tanto molesta a la derecha de toda la vida. Esta sería la mejor manera de “centrarse” en los tiempos que vivimos, donde no se espera nada útil de un centro descentrado.
En cuanto a los “Bocas Eméritos”, siempre expectantes al cargo fácil, que hagan lo que les venga en gana, pero que dejen de molestar.
Madrid, Morante de la Puebla se fuma un gran puro de felicidad,
mientras la ultraizquierda echa humo, a 11 de junio de 2025
Juan Hernández Hortigüela | Historiador y escritor