Sánchez entona el “pobre de mí”. En la mejor tradición de Pamplona, esa capital regalada a esos “progresistas” de Bildu, en palabras del mamporrero de Oscar Puente. Se acabó la fiesta y pesadumbados acudimos a la plaza del Castillo con el pañuelo rojo desatado: “pobre de mí, pobre de mí, que se han pàsado las fiestas sin divertir”. ‘Falconetti’ quiere más.

Hay quien dice que no se trata de un movimiento táctico. ¿Ah no?, ¿de verdad que está agobiado por las informaciones y está meditando si vale la pena? La calle lo tiene claro: no vale la pena: ‘por siete votos tienes el culo roto’…

Es obvio que es un tacticismo. Pero suyo. Personal. Personalísimo. Es una decisión no consultada. Ni con su entorno más cercano ni con la ejecutiva del PSOE. Los más cercanos acudieron a Moncloa a pedirle que no dimitiera. “Que me quedo sin comer”, que diría el familiar de una rehén de un atraco bancario.

En el PSOE dicen que puede pasar cualquier cosa. Desde Ferraz han dado orden a las ejecutivas de mostrar su apoyo al líder supremo. En la noche del miércoles las bases acudieron a Ferraz a arropar. Apenas medio centenar. Sánchez perdió la calle. Y quizás también el partido.

Y también ha perdido a la opinión pública internacional. Todos los medios publican que el presidente español medita dimitir tras abrirse una investigación sobre presunta corrupción de su mujer. ¿Error de cálculo?

Puigdemont aprovecha para pedirle que presente una moción de confianza. Nuevo test de estrés. En realidad la “carta a la ciudadanía” es ya una moción de confianza encubierta. Obliga al partido a movilizarse en su apoyo y a los socios de investidura a mostrar lealtad. Y le obliga también al PP a tomar posición: o gran coalición a la portuguesa o pacto con Vox como en varias CCAA.

El PP ya ha declarado la guerra. Si Sánchez no dimite llamarán a Begoña a comparecer en la comisión  de investigación del Senado. Esto se suma a la actuación judicial. Puede que la denuncia de Manos Limpias no fuera contundente. Pero eso no impide acumular previsible nuevas querellas y una instrucción diligente.

Pero es que además, la contingencia del ‘Begoñazo’ se suma a la decisión de Francia de informar sobre el asunto Pegasus y de la Audiencia Nacional de reabrir la investigación. Si el móvil de Sánchez tiene la mitad que el de Rubiales tenemos una enciclopedia Larroux informativa.

Y por si fuera poco, tanto el Supremo como la Audiencia Nacional anuncian que de aprobarse la amnistía la recurrirán a Luxemburgo. Y a más a más -ahora que empieza la campaña de las catalanas- los fiscales en pie de guerra no sólo afirman no respetar al Fiscal General sino que anuncian su intención de llevarle al Supremo. Sánchez no dimitirá porque su horizonte penal es demasiado negro. Probablemente pretenderá morir matando, polarizar más a la sociedad, afianzar la lealtad de los suyos y colocar a Feijóo en una posición imposible. Pero terminará ajusticiado por los suyos. No es no.

 

Luis Losada Pescador | Periodista

 

 

 

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