El presidente electo Donald Trump ha tomado una decisión que ha generado mucha preocupación por lo que representa: la ceremonia de investidura del lunes se llevará a cabo en un espacio cerrado. Esta decisión, según Trump, se debe a las condiciones climáticas extremas pronosticadas, con «una ráfaga de viento ártico que está barriendo el país». En una publicación en Truth Social, Trump explicó que el factor de sensación térmica podría llevar las temperaturas a mínimos históricos severos. «Hay una ráfaga de viento ártico que está barriendo el país. No quiero ver a gente lastimada o herida de ninguna manera», continuó el mensaje de Trump, y agregó: «Por lo tanto, he ordenado que el discurso inaugural, además de las oraciones y otros discursos, se pronuncie en la Rotonda del Capitolio de los Estados Unidos, como lo hizo Ronald Reagan en 1985«.
¿Posible atentado?. La referencia a la inauguración de Ronald Reagan en 1985, también realizada en un espacio cerrado, refuerza la narrativa oficial sobre el clima como el motivo principal y cómo no sería algo extraordinario. Sin embargo, las especulaciones no han tardado en surgir. En círculos políticos, se apunta a una preocupación más profunda: la posibilidad real de un atentado contra Trump.
La historia reciente ha demostrado que Trump ha sido blanco de varios intentos de asesinato en los últimos meses y en uno de ellos se salvó de milagro, por apenas unos milímetros. En este contexto, algunos analistas ven en la decisión de realizar la ceremonia en un lugar cerrado una medida preventiva ante un posible atentado. Además, se afirma que las élites globalistas y el denominado «Estado Profundo» podrían estar muy interesados en eliminar a Trump para evitar que su presidencia interfiera con sus agendas.
Este argumento gana peso si consideramos que Trump ha sido un crítico feroz de estas élites y sus agendas globalistas. Según esta perspectiva, si estas fuerzas son capaces de provocar guerras, de imponer vacunas a millones de personas, controlar organismos supranacionales o de imponer ideologías a nivel mundial, no es descabellado pensar que puedan llegar a atentar contra una sola persona que representa, además, una amenaza significativa para sus planes.
La posibilidad de un atentado también se interpreta como un aviso para cualquier sucesor que intente seguir los pasos de Trump. La amenaza de violencia podría ser utilizada para disuadir a futuros líderes de desafiar el status quo impuesto por las élites globalistas.
En definitiva, mientras que la explicación oficial sigue siendo las condiciones climáticas extremas, la sombra de un posible atentado planea sobre la decisión de Trump de hacer la ceremonia de investidura en un espacio cerrado. En este escenario, la seguridad de Trump y de quienes lo rodean se convierte en una prioridad absoluta, justificando plenamente la elección de un recinto cerrado para la ceremonia de investidura. Esta decisión no solo protege a los asistentes de las inclemencias del tiempo, sino también de amenazas potenciales que podrían poner en peligro la estabilidad política de la nación.
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