Hernán Cortés y la Conquista de Méjico

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Hernán Cortés fue más que un conquistador. Hernán Cortés fue ante todo un emisario del rey Carlos Quinto y de Dios.

La conquista de Méjico no fue una conquista más. La conquista de Méjico fue considerada como uno de los episodios más apasionantes de la Historia de España. La gesta fue protagonizada por un grupo de unos cientos de españoles frente a todo un imperio de miles de indígenas. Cortés desembarcó en el continente el 21 de abril de 1519 con solo 110 marineros y 550 soldados.

Lo grande de la gesta fue que los descubridores, en este caso Hernán Cortés, rompieron el aislamiento del Nuevo Mundo y lo incorporaron al dominio de la Corona de Castilla, originando un Imperio Español donde no se ponía el sol, por lo vasto del dominio territorial y por la evangelización con la Palabra y con la Cruz de todo un continente desconocido.

Esto no solo se produce por el hecho concreto y particular de la llegada de Colón a tierras desconocidas. Existen una serie de oportunidades que Colón, los descubridores y la Corona de Castilla aprovechan. Oportunidades que surgen unidas a una serie de mejoras técnicas en la navegación, de incentivos económicos de comercio, de poder político en tierras desconocidas.

Características de un líder

Y, por supuesto, unido al liderazgo de los grandes hombres y mujeres que han escrito páginas gloriosas para la patria España, entre los que se encuentran los descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo, sin cuya actuación y proceder no hubiera sido posible la enorme envergadura de la empresa descubridora y evangelizadora de todo un continente inmenso y desconocido.

Entre las peculiaridades que caracterizaron a Cortés, una importante es formar equipo, en ello destacó Hernán Cortés, un hombre que fue un auténtico creador de líderes (Pedro de Alvarado, Francisco de Montejo, Cristóbal de Olid, Diego de Ordaz, Gonzalo de Sandoval, Álvaro de Saavedra,…).

Además, destacó en muchas otras habilidades, como la capacidad de delegación, la creatividad (hundir sus naves para evitar las tentaciones de desertar, fundar una villa castellana, Veracruz, que le independizara legalmente del gobernador de Cuba, usar barcos desmontables para asaltar una ciudad protegida por una laguna); la iniciativa (siempre dando ejemplo), el compromiso personal (mantuvo el quinto real como algo sagrado y repartió el resto de las riquezas entre sus hombres); la comprensión del entorno (tribus desconocidas y rivalidades entre ellas, guerras “floridas” nunca vistas); optimismo realista (incluso en “la Noche Triste”); esfuerzo personal (hasta cruzó a pie las selvas del Yucatán para resolver un problema menor), etc…

¿Quién era Hernán Cortés?

En 1485 nace en Medellín (Badajoz) en el seno de una familia de hidalgos de Extremadura. Estudió Leyes en la Universidad de Salamanca, pero después de dos años abandonó los estudios para embarcarse en 1504 rumbo a las Indias recién descubiertas por Cristóbal Colón.

Se estableció como escribano y después como terrateniente en La Española (actual Santo Domingo), pero Cortés no quería dedicarse a cultivar la tierra.

En 1511 participó en la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuellar. Tras casarse con la cuñada del gobernador fue nombrado alcalde de la nueva ciudad de Santiago de Cuba.

En 1518 se puso al frente de una expedición a la península del Yucatán, antesala de la conquista de Méjico. Desobedeció las órdenes que le negaban partir por desconfianzas del gobernador. Fue allí, en la costa del continente, donde fundó la ciudad de Veracruz y donde oyó hablar de lo aztecas y su poderoso imperio.

¿Cómo era la América a la llegada de Hernán Cortés?

Según los restos arqueológicos encontrados en el Valle de Méjico hacia el año 1500 aC hay una incipiente y primitiva cultura con cierto desarrollo de la agricultura. Se corresponde con el neolítico europeo y ya se construían los primeros templos en forma de pirámides con rampa.

Entre el año 200 dC a 600-900 dC esta cultura se desarrolla al máximo: cultivos permanentes y sistemas de riego, fabrican vestidos y armas, construyen ciudades y se establecen en poblados. Las ciudades son donde reside el poder religioso, lugares ceremoniales de la clase sacerdotal, donde están los templos, palacios y pirámides.

Desde los inicios en el 1500 aC hasta que llegan los primeros descubridores, se suceden en este Valle de Méjico varios pueblos, culturas que se deterioran y oleadas sucesivas de otros pueblos que se van imponiendo cultural y religiosamente.

Hernán Cortés, al llegar a la costa del continente americano se encuentra con el pueblo azteca.

¿Quiénes eran los aztecas?

Este pueblo parece que procede de un lugar llamado Aztlán y lo formaban 7 tribus que salen de 7 cuevas buscando tierras más ricas. Cuando llegan al valle de Méjico intentan la conquista. Consiguen vencer y encuentran una zona para habitar y quedarse. Una isla en el lago de Tezcoco. En el año 1325 los aztecas fundan ahí la ciudad de Tenotchitlán, la actual Méjico. En 1427 la alianza que existía entre las ciudades que convivían en el valle de Méjico se rompe y los aztecas consiguen imponerse militarmente, con Moctezuma como líder y rey. Esta imposición crea un descontento social que será aprovechado por Hernán Cortés en su conquista.

Marchando sobre Méjico, desde Veracruz, los españoles cayeron sobre los Tlaxcaltecas, enemigos seguros de los aztecas. Éstos aceptaron alinearse con los españoles.

“Decidió el conquistador aventurarse en la empresa, contando con la alianza de los indios toltecas y tlaxcaltecas que estaban enfrentados a los aztecas”

Gracias a su arte de la diplomacia que Cortés mostró con su genio y su poder. Sin esta alianza Cortés no hubiera podido conseguir la conquista de Méjico.

Las tribus indias sometidas a la autoridad azteca vieron en Cortés una esperanza de liberación.

Los sacrificios y el canibalismo caracterizaban a los aztecas que se hacían para brindarle energía vital al dios sol.

Según descripción de fray Diego Durán, uno de los religiosos que acompañaba a Cortés en su primer viaje a Tenochtitlán, el sacrificio más común era el que se realizaba en lo alto del adoratorio principal, conocido como Templo Mayor, donde un sacerdote abría el pecho a la víctima con un cuchillo para sacar su corazón, el cual se colocaba en un recipiente, el cuauhxicalli, para después arrojar el cuerpo desde lo alto del templo. Los restos de la escalinata hoy en día siguen mostrando restos de manchas de sangre.

Ver la película de Mel Gibson “Apocalypto” 

Por ser escasos en número frente a los miles de indios a los que se tenían que enfrentar, y así  evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres por la evidente inferioridad numérica, Hernán Cortés protagonizó dos momentos épicos:

Hundió sus barcos en Veracruz para evitar la huida de sus hombres. De este episodio procede la frase hecha “quemar las naves”, expresión que manifiesta una determinación irrevocable.

Dirigió una arenga a sus hombres bajo su estandarte de terciopelo negro bordado de oro, con la cruz encarnada y la inscripción latina Amigos, sigamos a la Cruz:

“Sois escasos en número, pero fuertes en decisión y si ésta no falta, no dudéis que el Todopoderoso, que nunca ha abandonado al español en su lucha contra los paganos, os protegerá aunque os veáis rodeados por gran número de enemigos; pues vuestra causa es justa, y lucharéis bajo la insignia de la Cruz. Adelante, pues, con serenidad y confianza; terminad la obra que se empezó con tan felices auspicios, y llevadla a un final glorioso.” (Cortés)

El 2 de diciembre de 1547 fallecía Hernán Cortés, el paradigma del conquistador español, el más notable y heroico, el primero en demostrar que unos pocos españoles hambrientos, con valor y determinación, podían hacer caer imperios.

“Fue un hombre extraordinario. Un héroe en el antiguo sentido de la palabra. No es fácil amarlo pero es imposible no admirarlo”.

Con estas palabras, el premio nobel de Literatura Octavio Paz explicaba en “El peregrino en su patria” la figura de Hernán Cortés, el conquistador de la gran confederación azteca.

Y según el hispanista francés Bartolome Benassar, en su “Biografía sobre Hernán Cortés”,

“lo más asombroso en la vida de Cortés no es ya lo que realizó, sino que creyera que era posible hacer todo lo que hizo”. Eso es fe en la misión, indispensable para ganar.

Hoy España

Cualquier parecido con la realidad de los que lideran las fuerzas políticas en la actualidad en España, es pura coincidencia. Un buen líder aprovecha las oportunidades en las circunstancias adversas o propicias para hacer grandes cosas, para realizar grandes gestas, para emprender colosales empresas.

Los “líderes” que ocupan hoy los sillones del hemiciclo, de los despachos ministeriales, son enanos de la historia, que abusan del poder para beneficio propio, sin acordarse ni de Dios ni del pueblo ni de su más alto fin, el servicio.

Quien tuviera ahora un gran hombre como Cortés para cambiar el rumbo de la historia de España por cauces más grandes, más dignos, más prósperos.

Deja un comentario