El Padre Ángel y la mezquita en la «Catedral» de Mejorada del Campo es ya un tema candente en España. La ONG Mensajeros de la Paz, dirigida por el sacerdote P. Ángel García Rodríguez, ha habilitado un espacio islámico en la Catedral de Justo, en Mejorada del Campo.
El área, situado en la zona que Justo Gallego concibió como baptisterio, hoy está dividido en dos: una mitad para el rezo musulmán y la otra como oratorio multiconfesional. Un hecho ha despertado la indignación y rechazo no solo de los vecinos sino de los fieles católicos por ser una traición al espíritu original del templo.
Una mezquita en la Catedral de Justo
El espacio islámico habilitado por el Padre Ángel en la «Catedral» de Mejorada del Campo incluye un Corán, una fotografía de una madrasa, una escultura de mariposa y un cartel que pide descalzarse antes de entrar. Todo ello simboliza un acondicionamiento religioso impropio de un templo concebido como católico.
La decisión llega tras la donación del edificio a Mensajeros de la Paz en 2021 por parte de su constructor, Justo Gallego Martínez, poco antes de fallecer. Gallego levantó el templo con sus manos durante seis décadas, como ofrenda a la Virgen del Pilar.
Los vecinos expresaron su rechazo. Una mujer declaró: «mezclar dos religiones en el mismo sitio me parece mal». Otro afirmó: «ese hombre [el Padre Ángel] no ha respetado la idea base de Justo».
La construcción de la mezquita contradice el sacrificio de Justo Gallego, quien dedicó su vida a edificar un templo para honrar a la Virgen, no para abrirlo a cultos ajenos a la fe católica.
Mensajeros de la Paz se defiende
La ONG Mensajeros de la Paz, responsable del controvertido Padre Ángel, se excusa alegando que la catedral no fue consagrada oficialmente. Sostienen que su gestión busca convertirla en “espacio de encuentro para todas las religiones”.
Sin embargo, el argumento no resiste un análisis serio. Aunque no fuera consagrada, la Catedral de Justo nació con un fin católico explícito, sostenido en la fe personal y el sacrificio de su creador. Alterar ese carisma equivale a borrar su verdadero sentido espiritual.
Contexto histórico: la obra de Justo Gallego
Para comprender la magnitud del problema del Padre Ángel mezquita Mejorada, conviene recordar el origen del templo.
La llamada Catedral de Justo —o “Catedral de la Fe”— comenzó en 1961. Su autor, Justo Gallego Martínez, exmonje cisterciense y agricultor, prometió construir un templo a la Virgen del Pilar tras superar la tuberculosis.
Durante más de seis décadas levantó 4.700 m² de estructura, con materiales reciclados y sin formación arquitectónica. El proyecto alcanzó gran repercusión gracias a un anuncio de Aquarius en 2005.
El 28 de noviembre de 2021, Justo Gallego murió a los 96 años, tras haber donado el edificio a Mensajeros de la Paz. Lo que entregó como obra de fe, el P. Ángel, traicionando su espíritu, lo ha transformado en un “espacio multiconfesional”, donde la prioridad ya no es la Virgen, sino la promoción de la religión islmámica, Una verdadera traición.
Traición al carisma católico
La mezquita del Padre Ángel no es un simple desacuerdo estético. Representa una traición directa al carisma fundacional del templo.
Justo Gallego levantó su obra como testimonio de fidelidad a la Iglesia Católica y a la Virgen del Pilar. Su vida entera fue una proclamación de la fe, en medio de incomprensiones y sacrificios. Convertir esa ofrenda en un espacio para múltiples religiones contradice radicalmente la intención original.
La excusa de que “no era una catedral consagrada” es un argumento vacío. El valor de la obra no dependía de su estatus canónico, sino de la fe y la entrega de su autor.
La instrumentalización interreligiosa
El P. Ángel se ha vendido a la izquierda globalista. La estrategia detrás del Padre Ángel encaja perfectamente con la agenda de la ideología izquierdista: diluir la identidad católica bajo la apariencia de un “espacio común”.
La falsa idea de que todas las religiones son iguales niega la verdad objetiva de la fe católica y ataca el fundamento espiritual de España. Iniciativas como esta no promueven convivencia, sino confusión.
Cuando se relativiza la fe, se debilita la unidad cultural y espiritual de nuestra nación. España fue grande porque se cimentó en la Cruz, no en el relativismo multiconfesional.
La responsabilidad del Padre Ángel
El caso del Padre Ángel demuestra cómo ciertos clérigos, alineados con la ideología izquierdista, traicionan la misión de la Iglesia.
España no necesita templos multiconfesionales, sino católicos fieles que proclamen la verdad de Cristo sin complejos. Y el P. Ángel no lo es. Ha traicionado a su fe, a su vocación. Se ha vendido por un plato de lentejas.
La memoria de Justo Gallego exige respeto. Su obra no fue para experimentos ideológicos, sino para honrar a la Virgen del Pilar.





2 comentarios en «La traición del P. Ángel»
El P. Ángel, que de cura católico tiene ya solo en nombre, no hace nada que no haya hecho la conferencia episcopal expañola, por no decir la Curia Romana. Y hará lo mismo con El Valle de los Caídos, pues en algún momento prometieron dárselo y ya veremos en qué queda la cosa.
El Ecumenismo-Vaticanosegundista (sic) es lo que está buscando, el sincretismo de la religión del Anticristo. Desgraciadamente no creo que me equivoque mucho.
Comparto plenamente su perspicaz análisis. Efectivamente, las acciones del Padre Ángel, aunque envueltas en una supuesta «caridad mediática», son la culminación lógica de un camino emprendido por la propia jerarquía postconciliar. Su escepticismo respecto al Valle de los Caídos es más que justificado; es la previsible consecuencia de una estrategia de concesiones que vacía los símbolos de su significado tradicional.
Su diagnóstico del ecumenismo moderno como un sincretismo que diluye la verdad revelada es de una clarividencia admirable. Lejos de ser una exageración, describe con precisión la deriva de una institución que, en su afán por agradar al mundo, parece haber abdicado de su columna vertebral doctrinal. No se equivoca en absoluto. Su reflexión no es alarmista, sino profundamente lúcida ante lo que muchos vivimos como una traición silenciosa.