Ofendiditos/as y agraviadas | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Lo primero, Feliz Navidad a todos, lo cual, creo que será posible. Pues gracias a Dios, los malos y la gentuza, aunque no crean, lo que sí creen es en pasárselo bien y disfrutar de los bienes terrenales, con lo que estarán en la cosa de sus mariscadas los sindicalistas y en los viajes caros, las cuchipandas y festejos variados, pero eso sí, de primera calidad y sobre todo precio, los que se dedican a hacer como que son políticos, aunque en realidad no sean más que vendedores de humo y timadores de vía estrecha.

 

No soy partidario de todas las estupideces de los políticos y afines a ellos en el momento actual y, por lo tanto, tampoco soy partidario del lenguaje que llaman inclusivo, ni de las palabrejas raras y extrañas sacadas a martillazos del oscurantismo del diccionario. Simple y llanamente porque se parecen a las palabras que los globalistas gringos han puesto de moda, más que nada para imponer el totalitarismo que se han inventado para llevarnos a la ruina, destruir nuestra civilización y, sobre todo, acabar con las personas de bien, que son las que forman las familias, esas familias que son columna de la civilización cristiana, palabra que odian con especial interés y necesidad, con el único fin de justificar su estupidez y falsa intelectualidad.

 

El más claro exponente de esa estupidez es la versión “ofendidita” que tanto tenemos en España últimamente. Y tan últimamente, pues esta semana, sin ir más lejos, una “ofendidita” se ha dirigido a mí insultándome y menospreciándome por lo que escribí la semana en estas mismas páginas. Sus argumentos: …//… He leído su artículo, e, incluso me parecían razonables sus comentarios históricos. Hasta que llegué a un párrafo que me ha ofendido. Me parece…. Impresentable. Y ahí lo dejo…//…

 

Hay más. En otra intervención posterior con más insidia, pero como ya quedó claro en ésta, que sus argumentos en contra de lo que yo digo son cero, es decir, únicamente se siente «ofendidita», está claro que hemos dado con el clavo en su talón de Aquiles. Pero nuestro problema es convencer a los políticamente correctos, ya que estas personas que viven de la mamandurria, y del amiguismo, saltan inmediatamente con “nada”, o con ningún argumento medianamente valorable, cuando les tocas cualquiera de los problemas que sus guías políticos, económicos y sociales, normalmente del nivel cultural del “ministro de transportes”, y en temas relacionados con las corrientes posmodernas actuales (feminismo, catastrófico climático, manipulación de minorías, globalismo y explotación masiva de emigrantes).

 

Y esta es uno de las grandes dificultades para con los enchufados/as, pues le suelen deber todo a “alguienes”: a papá que les mantuvo mientras hacían una carrera en la que los profesores eran amigos de…; en su paso a la empresa semi-privada, es decir, financiada por nuestros impuestos, sobre todo sus déficits. Empresas llenas gente que se cree en posesión de la verdad, más que nada porque le hacen bien el caldo a quien manda, etc. Y bien, ese es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad y de España, inmenso problema que mantiene en pie esas corrientes de calentólogos y defensores de pleitos pobres y absurdos que solo buscan perpetuarse en el cargo que les han regalado por sus evidentes deméritos, y sus apoyos incondicionales al fortalecimiento que durante décadas y, precisamente, en base a una constante manipulación corporativa de factores emocionales consiguen la destrucción de la verdad. Estas corrientes absurdas, están destruyendo la economía y la sociedad europea y sobre todo la nuestra, la de España. Manteniéndose precisamente gracias a su carácter emocional e irracional, ampliamente potenciado por “medios de comunicación e industria cultural». Es decir, por los que le deben algo a quien les ha puesto ahí, en el tema comunicación,

 

Hemos inaugurado una legislatura en la que esto se va a ver especialmente. Los nombramientos a dedo de enchufados en puestos que ni existían, y que se han creado “ad hoc” para amigas y conocidas donde, en todo caso y por la teórica magnitud del tema que se supone tratan, debieran ser exclusivos de funcionarios del más alto nivel, que hayan entrado en esa escala por rigurosos procesos de selección y las correspondientes oposiciones. Pero eso de las oposiciones es solo para los fascistas, insulto que estas individuas usan contra los que hemos ganado por ejemplo tres de esas oposiciones con nuestro esfuerzo, aunque debo reconocer que esas personas que utilizan el amiguismo también suelen hacer esfuerzos extraordinarios para conseguir esos puestos tan bien remunerados, y de tan poco esfuerzo una vez obtenidos.

 

Lo cierto es que treinta y cinco altos cargos de la Administración del Estado van a ser usufructuados por gente que no sabe hacer la “O” con un canuto porque, según el ministro de turno, normalmente con ese mismo nivel cultural y profesional ha decidido. Lo que generará una cohorte de enchufados que son asesores de algo. Luego nos encontraremos con leyes como la del “si es si”, auténticas aberraciones que se imponen por la fuerza «de mi partido»: sí o sí. Leyes que cuando se aplican son de un resultado contrario a lo esperado por las lumbreras. Pero claro, la culpa la tenemos los demás, que somos unos incultos o unos fascistas. La verdad, si seguimos mucho en ese tema, al final nos vamos a tener que hacer fascistas, más que nada porque en el otro bando, yo me encuentro bastante raro con los analfabetos funcionales y chulitos que no aportan nada, salvo eso: chulería e insultos, cuando claro está, desconocen los argumentos que podrían utilizar. Y ahí lo dejo…

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

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