No nos callarán ni nos atarán las manos | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Muere el año 2023, como los demás años desde que contamos así el tiempo cíclico de días y noches enmarcados en meses y ciclos meteorológicos. En realidad, simplemente continúa la vida, pero la obsesiva idea humana de encasillar y controlar los actos de nuestra vida, y también el miedo infinito a la muerte física de nuestros cuerpos es quien nos lleva a tratar de hacer un hilo conductor dividido en partes de nuestra vida y nuestra historia.

 

Pero lo cierto es que no sé para que lo hacemos porque nuestra memoria es frágil. Mejor dicho, odiamos tener memoria, pues solo nos acordamos de lo que nos interesa y cuándo nos interesa; siendo lo peor esto, pues adaptamos nuestras vivencias a una historia concreta que nosotros creamos y que, además, adaptamos, de tal manera que ocultamos lo que no nos gusta, mientras potenciamos nuestros éxitos. Además, la historia personal y real tiende y se va separando cada vez más, de la historia real en la que vivimos.

 

Por desgracia, el que la vida acelere cada vez más los acontecimientos que nos suceden, acrecienta esta separación de la realidad y nos convierte en auténticos juguetes de quienes tienen una meta fijada, casi nunca creada por ellos mismos, sino que de la que nos apropiamos como si la meta fuese nuestra, bien porque nos la imponen, bien porque nos apuntamos a ella o finalmente porque nos es cómoda y ventajosa. O eso creemos.

 

Este fin de año de 2023, me ha revelado cosas muy interesantes. Algo que hace unos años era impensable, y es que por primera vez tengo claro que los borregos que me rodean, -y por borregos entiendo a aquellos de dos patas que no tienen la capacidad de pensar o decidir por sí mismos, sino simplemente hacer lo que les dicen-, están empezando poco a poco en algunos y, en principio pocos casos, pero cada día más y en mayor cantidad, a convertirse en lo que se entiende por seres humanos con capacidad de informarse y de decidir qué es bueno o malo y quién está en cada lado de la trinchera. En definitiva, y como el Creador dijo en su momento, empezamos a conocer el bien y el mal.

 

Por desgracia no son todos, pero sí los suficientes para iniciar el camino. Hace 2000 años un solo hombre movió a otros y, al final, uno de los que fue movido por esa “fe”, cayó a las puertas de Damasco cegado por la luz de la verdad. Porque si bien Cristo es el maestro inicial de nuestra ideología, que es lo que surge de esa “fe”, se necesita no solo quien la inspira, sino quien la mueva y la ponga en el camino de la Historia. Pablo es quien pone en marcha la gesta, la gestión y quien lleva a los cristianos adelante.

 

No solo él, sino muchos otros después, moverán los hilos de la gestión de la idea y de la Fe y lograron que miles de años después perviva, a pesar de sus enemigos, primero en las ideologías y movimientos antiguos, así como en la lucha de las muchas herejías e intereses que a lo largo de la Historia se han puesto en marcha para destruir al cristianismo. Hasta que llegado el siglo XIX, alguien más astuto y ladino se conjuró con otros para su destrucción. Y pensaron que era mejor desde dentro que desde enfrente.

 

Y así, durante el siglo XIX y XX, los enemigos de la verdad se posicionaron y fueron creando las bases ideológicas, y sobre todo logísticas, es decir el dinero y lo que lo genera, para la destrucción de la idea y lo que genera la defensa del ser humano. Curiosamente, son los que durante milenios cuentan cómo fueron perseguidos y masacrados por los demás: desde Nínive a Egipto, desde Roma a la Europa Moderna, y más, recientemente, por las ideologías que ellos mismos fomentaron para que les abrieran camino, a base de mucho dinero y poca dignidad, que se les revolvieron, pero quien al final de una u otra forma les ayudaron a no ser destruidos. Pero los perseguidos de hace 10.000 años, hace 5.000 años, en el principio del Imperio Romano, en la Edad Media, en el cambio a la Edad Moderna o por Nazis y Comunistas, sobreviven en su acción, mientras los demás han ido desapareciendo.

 

La Iglesia Católica, un problema para ellos incluso mucho mayor que el Islam, está casi controlada. Y no hay más que ver como entra al pasillo de la globalización, creado por las grandes fortunas de Wall Street, es decir los descendientes de los que llevan 12.000 años perseguidos, y esa fecha no la pongo yo, sino el nacimiento de la escritura, que es el nacimiento de la Historia. Pero después de esos 12.000 años, hemos llegado al punto que una vez infiltrada en su cúpula la Iglesia, los Estados, las Instituciones Nacionales y sobre todo los partidos políticos en los países más ricos del Mundo, el enemigo secundario y postergado ha de ser también destruido, porque una vez que se nos pasó el año 1984, la nueva fecha, el 2.030 no está asegurado. De ahí las prisas por reducir a la nada a esa población que según ellos sobra, unos 8.000 millones de personas, según su oráculo y herramienta principal, la ONU y la OMS, que, además, es su sistema para manejar los elementos que alimentan sus arcas.

 

De modo, y por lo anterior, avisarles de que van a ir a por nosotros lo más rápido que puedan: con plandemias, guerras, hambre y destrucción, pero…, gracias a Dios, a nuestro Dios, lo que contamos en el cuarto párrafo, es decir que los más espabilados o los más agraviados por sus conductas, les van a plantar cara y no se van a dejar pisar, tanto como a ellos les gustaría. Por lo que les deseo un Feliz Año Nuevo, sobre todo porque no nos callarán, ni nos atarán las manos. Por lo menos, no a todos. Y ahí lo dejo…

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

2 comentarios en «No nos callarán ni nos atarán las manos | José Antonio Ruiz de la Hermosa»

  1. …avisarles de que van a ir a por nosotros lo más rápido que puedan: con plandemias, guerras, hambre y destrucción, pero…, gracias a Dios, a nuestro Dios, …. SI SE LO PEDIMOS,… cosa que, de momento, se está lejos de pedirlo

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  2. Parece que 8.000 millones son muchos para la necesidad de conservar el medio ambiente, que parece ser el objetivo de la descarbonización para parar el calentamiento global y el cambio climático, que parece ser el objetivo de algunos. En Europa ya estamos en esa línea de reducción de población, no llegamos a la tasa de renovación poblacional de 2,1. Serán los inmigrantes especialmente los musulmanes, los que tengan que reducir su reproducción. No se trata de reducir la población por que sí, sino de que la población sea menos consumista del medio ambiente y en consecuencia menos predadora. Con tan poca gente vamos a tener que robotizar el mundo, si es que queremos seguir adelante.

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